En vida, el presidente Hugo Chávez, profirió en varias ocasiones intimidaciones contra Colombia, y su sucesor, Nicolás Maduro, ha seguido sus pasos. En diciembre, por poner solo un ejemplo, la llegada de un par de bombarderos rusos a ese país suscitó polémica y revuelo en todo el continente.
Pero, ante tales demostraciones y la posibilidad de una agresión militar hacia Colombia surgen inquietudes: ¿cómo se protegería la infraestructura energética, petrolera, vial, portuaria y aeroportuaria?, ¿tienen las Fuerzas Militares un plan de acción?
La consulta hecha por EL COLOMBIANO al ministro de Defensa, Guillermo Botero Nieto, obtiene una respuesta renuente: “Todo lo que hay en ese sentido es confidencial”.
No obstante, este diario consultó a varios empresarios sobre la posibilidad de un ataque desde Venezuela y la eventual reacción para defender complejos claves del aparato productivo nacional.
Sin ahondar en detalles, de las respuestas se infiere que, en efecto, existe un plan que, llegado el momento, se activará y ejecutará. En todo caso, los empresarios se declaran prudentes ante la eventualidad de una acción militar, y recuerdan que el conflicto interno ha sido particularmente agresivo con las infraestructuras petrolera y de transmisión eléctrica (ver módulos).
Entorno para los negocios en Venezuela
“Proyectar las perspectivas económicas es complicado debido a que no se mantienen conversaciones con las autoridades (Banco Central, Ministerio de Economía), a que se reciben datos con intervalos prolongados, a que la información es incompleta y a que, dada la evolución de los negocios, es difícil interpretar algunos indicadores económicos declarados”.
De este modo el Fondo Monetario Internacional (FMI) expresa su cautela a la hora de elaborar e interpretar los pronósticos sobre la economía venezolana.
En el reporte Perspectivas de la Economía Mundial, de octubre de 2018, el FMI estimó que el decrecimiento económico sería de 18,0 % y calculó una contracción de 5,0 % para este año.
Sobre el comportamiento de la inflación se proyectó una variación de 1,3 millones por ciento en 2018, y de 10 millones por ciento en 2019. A su turno, la tasa de desempleo habría terminado en diciembre en 34,3 % y subiría a 38 % este año.
El Banco Mundial (BM), que el martes actualizó sus proyecciones, indicó que en Venezuela el colapso económico se ha profundizado, y no hay indicaciones de que las decisiones adoptadas hayan tenido un impacto favorable, mientras se mantiene la dinámica hiperinflacionaria.
El Banco también fijó en negativo el desempeño económico de ese país: -18 % en 2018 y un -8 % al finalizar este 2019. En la misma línea del desempeño, apunta la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal): -15 % y -10 % en 2018 y 2019, respectivamente.
La mirada que se tiene desde Colombia
Un reporte de la Oficina de Estudios Económicos del Ministerio de Comercio, elaborado a finales de noviembre, recuerda que Venezuela es un país petrolero afectado por la volatilidad de los precios internacionales del combustible.
“Con problemas políticos que afectan la dinámica económica, es una nación que pierde riqueza. En 2017 el Producto Interno Bruto (PIB) fue de 210 mil millones de dólares, inferior en 37 % a lo valorado por este país en 2011”, resalta el documento.
Igualmente anota que se redujo el PIB per cápita (indicador que mide la relación entre el nivel de ingresos de un país y cada uno de sus pobladores) que fue de 6.890 dólares en 2017, mientras que sumaba 11.542 dólares en 2011.
Al hacer un sondeo por las diferentes actividades de la producción venezolana, el gobierno colombiano menciona que el sector primario representa el 12,1 % del PIB. “La agricultura no es relevante. Entre los principales productos se encuentra: maíz, soya, caña de azúcar, arroz, algodón, plátanos, carne de res y cerdo” (ver Qué sigue?).
En cambio, resalta que el vecino país cuenta con importantes yacimientos de petróleo y de gas. “Esa economía sigue dependiendo en gran medida de los ingresos del petróleo, que representan casi todos los ingresos de exportación y casi la mitad de los ingresos del gobierno.
Acerca del sector secundario que aporta el 22,5 % del PIB, se señala que las principales actividades industriales son las relacionadas con petróleo, materiales de construcción, alimentos, textiles, hierro, acero y aluminio. A su turno, el sector terciario representa el 65,4 % del PIB: “Los servicios de telefonía e internet han registrado un relativo auge”, se agrega en el informe.
En un entorno de inflación creciente y medidas sin efecto por parte del gobierno venezolano, que en agosto ordenó que se le quitarán cinco ceros a la moneda del país, para un mayor control monetario, las previsiones colombianas son negativas: “No se prevé una recuperación en el corto plazo, por el contrario se estima que la economía se reduzca”.