Pico y Placa Medellín
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Por José Guillermo Ángel R. - memoanjel5@gmail.com
Estación Historia y Territorio, a la que llegan los que creen que la ira soluciona problemas mientras rezan a dioses y a diablos, los que cuadran los hechos históricos maquillando algunos y borrando otros, los que consideran que la geografía es saber nombres y no contenidos en recursos para progresar e industrializarse, los que esperan que lleguen superhéroes o extraterrestres para salvarnos, los que hablan mal del país pero no se atreven a irse porque en otra parte serían nadie, los que consideran que tener cultura es saber lo de otros países y no lo nuestro, los que buscan inversionistas extranjeros para no tener que arriesgarse, los que solo quieren ser dirigentes sin que acrediten prácticas ni construcciones con los títulos que tienen, los que creen que la inteligencia es lo que dicen y hacen las máquinas y no lo que se resuelve usando el cerebro, los que buscan obtener un pasaporte extranjero o siquiera una green card para no tener cara de haber nacido en este punto de la tierra, en fin, de gente sin identidad estamos llenos y este es el problema: que no queremos ser lo que somos ni estamos en ninguna parte.
La identidad es lo que comunica directamente con los ancestros, el territorio donde vivimos (geografía humana), la gente que se nos parece, la historia común que tenemos y lo que hemos construido para tener patria (patrimonio), derechos y un sitio que nos de seguridad en la Tierra. Y esta identidad, que difiere en cada grupo y por eso permite intercambiar con otros (dos iguales no se aportan nada), genera unas formas de hablar y entender, unas políticas (formas de vivir) unos hechos económicos y culturales nacidos de los recursos cercanos, una educación pertinente y practicada (para que funcione), una cultura construida definiendo el mundo (desde cada identidad se lo ve distinto) y unas formas de encontrarnos y reconocernos para que vivir sea digno.
La identidad nos da seguridad, nos permite aportar y analizar lo recibido, y entrar en contacto con los distintos en condición de diálogo. Pero si esa identidad no existe, si en la educación no se la explica y vive, si políticamente no se la racionaliza, somos solo en el deseo y no en los hechos, en lo que fantaseamos ser y no en lo que somos de acuerdo con la realidad (la real idea de las cosas y acontecimientos) que tenemos y a la que estamos sujetos por el mero hecho de ser de aquí y no de otra parte. Y bueno, sin identidad solo hay desorden.
Acotación: vivimos en un país en el que nadie sabe qué significa ser de aquí (solo nos une la selección de fútbol), en el que la geografía no se enseña y la historia se salta. Y en el que explotamos por cualquier cosa porque, sin identidad, estamos encerrados y neuróticos.