viernes
7 y 9
7 y 9
Instagram tomó al mundo por sorpresa. Apenas tres meses después de su lanzamiento, que ocurrió el 6 de octubre de 2010, la app -por entonces exclusiva del sistema iOS- acumulaba más de dos millones de usuarios, que alimentaban casi 300.000 imágenes al día. En la primera nota que le dedicó, la sección de Tecnología de The New York Times decía: “A la gente ciertamente le gusta tomar fotos con sus iPhones”.
Bueno, ahora que Instagram -que en 2012 fue comprada por Facebook- celebró su décimo cumpleaños, vale la pena examinar su evolución y la manera en que dio forma a una generación. En el camino demostró sin lugar a dudas que una imagen vale más que mil palabras. Demonios, dependiendo de la cuenta, una imagen vale más, mucho más, que mil dólares.
Más de 500 millones de usuarios activos utilizan la plataforma a diario. Solo Facebook y Youtube tienen más usuarios activos diarios que Instagram. Los usuarios activos mensuales superan los mil millones, de los que un abrumador 71 por ciento es menor de 35 años. La amplia mayoría llegó en los últimos siete años, impulsada por Facebook, que ve en Instagram una puerta a un público notablemente más joven que el que habita la red fundada por Mark Zuckerberg. De allí que Facebook trate de tenerla siempre bajo su sombrilla, con movidas como la reciente -bueno, reciente porque hasta ahora se concreta un anuncio que Zuckerberg hizo hace año y medio- fusión de Facebook Messenger e Instagram, lo que permitirá a los usuarios enviar chats, fotos y videos entre las dos plataformas por primera vez.
Pero el retrato de esta red sería incompleto si no considerara su permanente disposición, tras la adquisición por parte de Facebook- de copiar de manera descarada las innovaciones de sus rivales. En su momentó ‘fusiló’ las Stories de Snapchat y hace apenas semanas se volcó hacia los Reels de la mucho más joven TikTok.
Instagram sigue siendo una red de fotos pero ya no es solamente una red de fotos. Aproximadamente una tercera parte de todos los posts en su plataforma son videos, de los que casi la mitad duran menos de 15 segundos.
El futuro plantea posibilidades pero también amenazas. Una de ellas es el rechazo a la visión del mundo que Instagram vendió durante su primera década. Escenas como la de los turistas que llegan ante la Mona Lisa, en el museo del Louvre, y se dan la vuelta para tomar una selfie hablan de un mundo en donde la experiencia no importa si no se documenta, se publica, se comparte.
En el proceso, Instagram ayudó a vender una noción idealizada de la realidad de rostros y cuerpos perfectos, en la que los turistas eligen sus destinos por las fotos que pueden tomar y comida tan... bonita que parece una pena comerla. Cuando la pandemia los obligó a quedarse en casa, muchos de los más influyentes instagrammers se dieron cuenta de que, sin sus viajes y sus regalos, sus vidas no eran tan interesantes. Sus audiencias también lo notaron.
Ese hecho coincidió con la llegada de Tik Tok, cuyo éxito se construyó sobre una moneda de cambio mucho más valiosa para las audiencias de hoy: la autenticidad. De hecho, una de las tendencias más exitosas en esa red es la de los videos que se burlan de los instagrammers con sus poses y su superficialidad.
Tik Tok ya supera a Instagram como la segunda red social favorita de los adolescentes estadounidenses, superada solo por Snapchat. Pero Instagram sigue siendo la más usada, con un engagement del 84 por ciento.
Por supuesto, eso es lo que buscan las marcas. Su capacidad para diversificarse (hoy conviven bajo el logo de la camarita el feed de Instagram, las Stories, IGTV, Instagram Direct, Shopping y Reels) ha hecho que Instagram se haya convertido en un espacio muy atractivo para las marcas y una directa responsable del ascenso del influencer marketing.
Tampoco es ajena al ‘social commerce’ y, de hecho, muchos creemos que el futuro de su modelo serán las compras directamente integradas a su plataforma, algo que hoy es posible con Shopping, pero que va a crecer hasta convertirse en una nueva forma tecnológicamente mediada de retail, una vez se integre con Reels y con IGTV.
No hay manera de saber dónde estará Instagram en diez años, o cómo lucirá su plataforma. Si logrará mantenerse vigente o si sufrirá un envejecimiento parecido al que experimentó Facebook. Solo el tiempo lo dirá. Pero eso sí, las fotos de lo que pase serán espectaculares.
