Absurdo que al gobernador de Boyacá, Carlos Amaya, se le haya ido la mano comprando “lujosidades” con recursos públicos no solo para su despacho, también para amoblar una casa a la que se fue a vivir, dice la denuncia de la Contraloría que lo investiga. Para colmo, en los pagos además habría dilapidado el dinero. Se halló que por un juego de cubiertos de acero, que valía $250.000, canceló $3’676.384. Así habría despilfarrado en enseres $68.’408.860. Boyacá, como las demás regiones del país, está llena de necesidades. La plata pública es sagrada y debe respetarse.
Pico y Placa Medellín
viernes
0 y 6
0 y 6