La lectura de un comunicado del Eln, quizás desde Venezuela, declarando un paro armado nacional no puede aterrorizar al país. Claro que deben tomarse las cosas en serio y activar los dispositivos de seguridad que sean del caso, máximo en zonas donde aún tienen alguna influencia. El Eln jamás consolidó una fuerza de masas, quedando reducido a grupo terrorista, secuestrador y de acciones relámpago. El poder real de su nueva amenaza al país parece estar en las redes sociales que le hacen el juego con la amplia difusión de su panfleto.
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