Desde rincones para practicar yoga o entrenamiento funcional, hasta huertas orgánicas, salones de meditación y senderos ecológicos, los diseños wellness están pensados para enriquecer los distintos aspectos de la vida. Así, la atención, que antes estaba en los gimnasios tradicionales, ahora se posa en las zonas para caminar, correr o montar en bicicleta; los lugares comunes invitan al encuentro con los vecinos, y refuerzan el sentido de comunidad, cada vez más valioso.
“Más que wellness inmobiliario, nos gusta hablar de diseño holístico, porque al final lo que buscamos es generar bienestar integral”, dice Marcela Valencia, arquitecta y directora de Marketing y producto en Grupo Arké. Y es que, dentro de la economía del bienestar, el wellness inmobiliario ha sido el segmento de mayor crecimiento en los últimos años. De generar 225 mil millones de dólares en 2019, pasó a mover 438 mil millones en 2023 y se proyecta que alcance los 913 mil millones en 2028, de acuerdo con el Global Wellness Institute.
Para el arquitecto Eduardo Vélez Patiño, el tema va más allá de lo estético. “No se trata solo de construir espacios bellos o funcionales, sino de crear entornos que favorezcan la salud, la calidad de vida y la conexión con la naturaleza”.
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El bienestar se diseña: naturaleza a través de los sentidos
La arquitectura y el interiorismo se unen para optimizar la distribución de los espacio, e integrar materiales naturales, paletas cromáticas que inviten a la calma y elementos aromáticos, visuales y sensoriales que se vuelvan parte de una experiencia emocional. En los exteriores, los senderos ecológicos, las terrazas y los jardines verticales no solo cumplen la función de embellecer, sino que reducen el estrés, regulan la temperatura y mejoran la calidad del aire.
“Si bien no es un concepto completamente nuevo, representa una ‘buena moda’ en el sentido más positivo del término”, explica el arquitecto Eduardo Vélez Patiño. “Es una evolución que enfoca el diseño arquitectónico hacia el bienestar físico, mental, social y ambiental; algo que tiene que estar presente en la arquitectura”.
Además, como explica Marcela Valencia, no se trata de una visión exclusiva de la vivienda: “la vemos en oficinas, hoteles y espacios comerciales. Hoy, más que nunca, el diseño debe responder a cómo nos queremos sentir, cómo nos queremos relacionar y cómo queremos vivir”.