Después de pasar años repitiendo cada día el proceso habitual de once pasos para extraer miel pura de las colmenas, un par de apicultores australianos encontraron el sistema perfecto para cosecharla sin exponerse a posibles picaduras y en poco tiempo: solo abriendo un grifo. Para implementarlo en serie, facilitar la vida de muchos apicultores y evitarles estrés a las abejas, solo les hacía falta el dinero.
En 2015 solucionaron ese problema gracias que contaron su idea en internet y miles de personas a las que les pareció novedosa, aportaron económicamente para que la materializaran. Así, reunieron más de 12 millones de dólares (36 mil millones de pesos, aproximadamente) a través de la plataforma para financiamiento colectivo Indiegogo.com y hoy en día la “colmena con grifo” es una realidad. Así funciona el crowdfunding.
En Colombia también existen ejemplos. Uno de ellos es el proyecto web www.lacasadelahistoria.com de la narradora Diana Uribe, en el que puso a disposición de cualquier persona (gratuitamente) más de 500 contenidos entre audios, videos, animaciones, infografías y textos que contextualizan la actualidad, a partir de hechos históricos. Pero para empezar, Diana necesitó 50 millones de pesos que consiguió gracias a una campaña de financiación colectiva, por medio de lachevre.co, la primera plataforma colombiana de crowdfunding o micromecenazgo.
Esta alternativa de financiación se utiliza para reunir fondos para cualquier tipo de idea. Desde una iniciativa de emprendimiento social para llevar agua o luz a una comunidad, hasta el sueño de una pareja de hacer una expedición por África, durante su luna de miel (www.montatulunademiel.com).
En Colombia y Latinoamérica se destacan las campañas para la realización de películas, documentales y cortometrajes. También para grabar producciones musicales y editar libros. Otros propósitos que buscan la colaboración de la gente son las ideas de negocio y que dan solución a problemáticas sociales puntuales.
Así funciona
Existen múltiples plataformas de crowdfunding en internet, algunas son especializadas dependiendo de la temática del propósito. Después de elegir cuál de ellas utilizará, como explica Sara Chavarriaga, Directora de Crowdfunding a la Colombiana, organización que asesora y difunde información sobre el tema, para tener éxito hay que hacer mucho más que vaciar la información en una página web. “Para que lleguen a la plataforma, tú los tienes que llevar y enamorar de tu idea”, afirma.
En esto coincide con Juan Sebastián Torres, director de la Fundación La Chévre, quien tras tres años de experiencia, concluye que las campañas no alcanzan su meta por estos factores: por mala planeación, por falta de trabajo del creador y por desconocimiento o desconfianza del público.
Por eso, tanto a Torres como a Chavarriaga les parece fundamental darse a conocer en redes sociales (como Facebook, Instagram, YouTube y Twitter principalmente) y físicos, que la campaña tenga una identidad visual, un eslogan, un lanzamiento oficial. Si se trata, por ejemplo, de una banda que quiere grabar un disco o un video, les sugiere hacer alguna presentación o ‘toque’ en vivo.
Otra persona que en Colombia decidió acudir al micromecenazgo para financiar su proyecto es Lizeth León. Ella pudo publicar su libro de ilustraciones de fachadas bogotanas como resultado de una campaña, a partir de la plataforma Indiegogo.com, con presencia en más de 223 países y territorios en el mundo.
Para Lizeth, más conocida como @Cucharitadepalo en Twitter, su proyecto tuvo éxito gracias a la comunidad que ella había conformado en esta red social en la que publicaba sus dibujos, mucho antes de pensar en agruparlos en un libro. Asegura que la decisión de hacerlo por medio del crowdfunding partió de sus seguidores. Así, cuando lanzó su campaña, encontró mucho respaldo.
Otros pasos que deben dar los creadores antes de empezar a difundir la campaña es determinar la meta (dinero que quiere recaudar) y el modelo que implementará: de aportes sin más beneficio que ver el proyecto rodando, o de recompensa, en el que los mecenas reciben algo por su contribución, como un disco, una foto, un vaso, etc. También existen modelos como el de compra de acciones, préstamo y regalías, pero aplican solo cuando se trata de una idea de negocio.
Obstáculos
En crowdfunding el instante clave es aquel en el que una persona entra a un proyecto de la plataforma y hace clic en el botón “aportar”. Para que esto pase, aparte de la campaña de difusión, hay que facilitar los medios de pago. “Si en el país sabemos que no todo el mundo cuenta con una tarjeta de crédito, debemos ofrecerles pasarelas como PSE, Baloto, Efecty”, señala Javier Hidalgo de littlebigmoney.org, otra de las plataformas colombianas para el micromecenazgo.
El caso de Lizeth León develó otra dificultad. Y es que luego de superar su meta de recaudación, tuvo que recorrer un largo camino para reclamar el dinero proveniente del extranjero, pues por el desconocimiento de su entidad bancaria frente al crowdfunding, tuvo que hacer muchos trámites para establecer que no estaba incurriendo en lavado de activos.
Por otra parte, el que sea una práctica novata en el país se convierte en otro obstáculo, pues por desconocimiento las personas no confían o no entienden la idea inmediatamente. A eso se le suma que en Colombia a la gran mayoría de sus habitantes no les sobra el dinero y la cultura de la “donación” no está muy desarrollada. Pero ahí está el reto, afirman quienes trabajan en crowdfunding.
Y destacan el éxito de proyectos como el de Lizeth León, el músico Nicolás Ospina, la banda bogotana Sidestepper, Clics por un sueño para proyectos sociales con la infancia y La Casa de la Historia, como demostraciones de que en Colombia sí hay futuro para esta forma de creación colectiva .
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