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¿Cuáles son los riesgos de Lensa, la app que lo convierte en avatar?

Conozca lo que hay detrás de esta tecnología que crea avatares con inteligencia artificial y cómo se afecta la ciberseguridad y propiedad intelectual.

  • Famosos que han utilizado apps como Lensa para crear sus avatares. FOTOS Cortesía
    Famosos que han utilizado apps como Lensa para crear sus avatares. FOTOS Cortesía
13 de diciembre de 2022
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En los últimos días las redes sociales están invadidas de publicaciones en las que los usuarios muestran sus rostros convertidos en una versión anime o cómo lucirían si fueran personajes fantásticos. La han utilizado incluso famosos como Sebastián Yatra, Alejandro Fernández, Dulce María y Marco Antonio Solís.



Estas imágenes se generan con diferentes tipos de aplicaciones como es el caso de Lensa, la más popular actualmente: registra más de 10 millones de descargas en Google Play.

Esta plataforma utiliza inteligencia artificial (IA) para leer los rasgos faciales y en el proceso le solicita al usuario enviar entre 10 y 20 fotos en primer plano desde diferentes ángulos: a los 30 segundos se logra la atractiva fotografía.

Pero no todo es tan divertido como parece. Axel Díaz, especialista en seguridad informática, explicó que a nivel de ciberseguridad este tipo de aplicaciones no son 100% confiables, así estén en las tiendas de descargas oficiales donde pasan los filtros de seguridad, debido a que detrás de todo existen los términos y condiciones.

“Al darle aceptar e instalar, ellos establecen que pueden usar estas imágenes para seguir alimentando su inteligencia artificial, pero adicionalmente pueden usar esta herramienta para lo que quieran. Es decir, se convierten en los dueños de nuestras fotografías”, dijo.

Al revisar la información sobre cómo Lensa recoge, comparte y trata la información de los usuarios, se lee que el desarrollador de la app, Prisma Labs, Inc., comparte con otras empresas u organizaciones datos como la información personal (correo electrónico e IDs de usuario) y las interacciones de la app (compra de servicios). Además, especificó que los datos que se le proporcionan contienen fotos y videos, género, información del dispositivo y conexión a internet, incluida la dirección IP.

“La información que recopilamos automáticamente en virtud de esta política de privacidad puede incluir sus datos personales. Nos ayuda a mejorar Lensa y brindar un mejor servicio, lo que incluye, entre otros, permitirnos estimar el tamaño de nuestra audiencia y los patrones de uso y reconocer cuándo usa Lensa”, se lee en otro de los apartados.

Las implicaciones que tiene

Lo más probable es que usen estas grandes bases de datos para temas comerciales. Sin embargo, según Díaz, queda en el aire la procedencia de este tipo de aplicaciones y lo que verdaderamente hacen con las imágenes, la finalidad que tienen, como ocurrió hace dos años con una aplicación similar (FaceApp).

Juan Pablo Salazar, abogado experto en derecho cibernético, dijo que estas nueva soluciones que involucran IA y redes sociales son llamativas porque permiten “aproximarnos un poco a la IA de manera fácil, entretenida y rápida con una especie de retribución para el usuario que es el avatar o el gráfico”.

También explicó dos puntos relevantes. El primero son los datos: la cara, huella o el iris son datos biográficos que permiten identificarnos ante cualquier tipo de máquina o servicio. En otras palabras, es información sensible que determina cómo es el comportamiento de una persona en el entorno digital.

“Cuando compartimos datos sensibles estamos regalando nuestros datos para que se pueda generar una gran base de datos biográficos como nuestras caras, información que posiblemente pueda ser usada en el futuro para miles de cosas que pueden generar afectaciones en los derechos de las personas”, dijo el experto.

En algunos países, por ejemplo, tienen instalados elementos de identificación a través de cámaras de videovigilancia, y esto es en el sector público. En casos como Lensa IA se entrega esa información a una empresa privada para usos que se desconocen, lo que lo convierte en la práctica en algo riesgoso.

Salazar también advirtió que al dar clic en plataformas o aplicaciones que se desconoce su origen es posible que se descargue un malware (programa malicioso) para que los delincuentes lleven a cabo sus acciones como la captación de datos personales.

“Es importante tener presente que este tipo de servicios requiere una verificación intensiva porque cualquiera de esos links o aceptaciones de uso pueden tener puertas traseras pueden afectar la ciberseguridad”, agregó.

¿Y la propiedad intelectual?

Ana María Mesa, abogada experta en derecho de las tecnologías, dijo que también es importante hacerse una pregunta más allá de la protección de datos y la ciberseguridad, y es cuestionarse sobre qué pasa con la propiedad intelectual de estas imágenes que hacen una representación animada de los usuarios.

En este caso estamos frente a unas de las tres categorías en materia de propiedad intelectual y es la de obra artística que está regulada en la ley, y son los derechos que están vinculados a este tipo de obras, los derechos de autor propiamente”, explicó Mesa.

Y esos derechos de autor tienen dos categorías: moral y patrimonial. El primero “nunca se podrá eliminar del propio autor de la obra”. Es decir, la foto que intervino la app sigue siendo de autoría de quien tomó la foto original, así haya recibido las modificaciones estéticas con IA.

Cuando se habla de los derechos patrimoniales, esto hace referencia a los derechos de explotación de las obras.

“Las personas que utilizan estas aplicaciones deben leer los términos de condiciones porque existen dos grupos de apps, unas que garantizan los derechos de la propiedad intelectual (fotos originales y versión animada se conservan para el propio dueño) y otras que se reservan el derecho a la propiedad intelectual en la explotación patrimonial, se reservan las fotos que quedan dentro de la app, hacen que el usuario renuncie a ese derecho, por tanto podrán usar la foto en versión animada para cualquier fin”.

Según la abogada, el deber ser es que los usuarios sean los propietarios de las imágenes y no las empresas que están detrás de estas plataformas.

La recomendación principal es tomar una pausa antes de aceptar los términos y condiciones y no dejarse llevar por la moda de tener este tipo de avatares o personajes para publicarlas en las redes sociales. Piense en los riesgos y tome una decisión basada en información confiable.

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