Es un cazador, como lo define. Esperar que se despeje un momento para entrar en acción. Puede que suceda, puede que no.
Pero cuando se da... es la emoción plena. Así se la pasa Pablo Andrés Escobar, médico pediatra que tiene como afición la astrofotografía.
Trabaja de 6 de la mañana a 7 de la noche todos los días, le queda el sábado para disfrutar y de 52 sábados, 45 pueden pasar nublados sobre su finca en Guarne, donde montó un pequeño observatorio.
Su afición nació como médico rural, en Salgar, donde estuvo 3 años a partir de 1997. En las noches no había mucho para hacer, salía y miraba un cielo hermoso, con estrellas fugaces y cantidad de formas. Eso motivó su curiosidad y en las idas a Medellín comenzó a adquirir libros para empaparse, explicarse eso que veía.
Adquirió luego un telescopio de esos de almacén, muchos que son en verdad casi un juguete. Y se fue entusiasmando, pero entendió que la observación es egoísta: la disfruta quien mira, nadie más. Y compró una cámara básica, con adaptador.
Era incipiente, pero estaba feliz. Y siguió leyendo, conociendo dónde están las cosas en el cielo. Compraba más aditamentos, pero sacar 30 o 40 kilos de equipo para tomar algo y que se nublara, no era nada placentero.
Entonces, dejaba el hobby o montaba su propio observatorio. Optó por esto y le tomó un año.
Instaló el telescopio con todo, fijo, pero vio que la cámara era básica y adquirió una mejor, que hizo modificar para que fuera apta para la astrofotografía.
Todo es controlado por computador. Y así espera el fin de semana, reconociendo el apoyo de esposa e hija.
“Es duro. Es darse la pela: tinto, pico a la esposa y al observatorio hasta las 5 o 6 de la mañana”. Y si se despeja, ya tiene el objetivo en mente.
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Como no le gusta que todo quede para él, organizó su página, astrofotografiadecolombia.com, en la que pone las imágenes que toma. La idea es que la gente se interese por el tema, que pregunte, comparta, admire, no cobrar y por eso se pueden descargar las fotografías producto de un hobby dispendioso que requiere paciencia y energía, como la que demuestra al hablar
Llegó también el momento de darle sentido a la pasión. ¿Qué era eso que fotografiaba? ¿Cómo surgió? ¿Qué pasaba en el cielo? Por eso ha cursado 3 veces el diploma en astronomía de la Universidad de Antioquia, que siempre trae novedades.
Le gusta mucho el cielo del norte, por Andrómeda y otras galaxias, las estrellas dobles, pero reconoce que en el sur, en Escorpión y Sagitario, hay muchos objetos para tomar.
Pablo Andrés se lamenta porque la gente perdió la capacidad de gozar con las cosas pequeñas, como mirar al cielo siquiera 20 minutos al año y asombrarse, y se duele por la iluminación de las ciudades que impide disfrutar del cielo. “Acá no se cuida la luz”.
Un pediatra entre nebulosas, planetas, estrellas y galaxias. Y disfruta hablando de su afición y compartiendo con todo aquel que lo desee.