La mayoría de humanos han sentido dolor físico y emocional alguna vez. Es un asunto tan natural que aquellos que no lo sienten, son diagnosticados con insensibilidad congénita al dolor. Son aquellas personas que son incapaces de sentirlo.
Además de estas personas, no conozco a nadie que no haya conocido lo que es sentir un dolor emocional o en el cuerpo. Son varias veces las que he asistido a urgencias a causa de un intenso dolor que, por supuesto, era el síntoma de una condición de salud.
El dolor crónico es aquel persistente que puede durar meses, años o toda la vida y que puede aumentar con el paso del tiempo. Puede ser causado por inflamación o nervios disfuncionales.
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El dolor crónico en Colombia afecta a casi 25 millones de colombianos, es decir, el 53,6% de la población colombiana lo experimenta por más de tres meses.
Este tipo de dolor es considerado como una enfermedad en sí misma, de acuerdo con la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE11), que desde el año 2022 se está implementado en Colombia. Este resultado se conoció en el país en el Congreso Internacional de Dolor 2023, en el que se presentó el resultado de la Encuesta de Dolor, realizada por la Asociación Colombiana para el Estudio del Dolor (ACED).
El dolor es uno de los síntomas que más afecta y preocupa a las personas, y una de las causas de consulta más frecuente en medicina.
De acuerdo con Felipe Andrés Mejía, presidente de ACED, el dolor puede considerarse como agudo cuando se caracteriza por su intensidad, aparición rápida y corta duración, siendo generalmente un indicio de lesión en el cuerpo, que suele desaparecer una vez que la lesión se ha recuperado.
Mientras que el dolor crónico es aquel que perdura por más de tres meses y, por su intensidad, impacta la calidad de vida en diferentes dimensiones sociales como el cuidado propio, la actividad física, el trabajo, el descanso y el sueño, la vida social, familiar y sexual, en diferente intensidad.
Precisamente, su alta prevalencia en el país es lo que llama la atención de los expertos.
“El dolor crónico se presenta en mayor porcentaje al dolor agudo en Colombia, lo que muestra una tendencia a la cronificación del dolor en el país. Esto se da por diferentes factores, el principal es que los pacientes no acuden a la atención especializada a tiempo. Padecer un dolor por más de tres meses, se volvió normal para los colombianos, y ahí es donde necesitamos que se cambie la perspectiva”, indicó Mejía.
Adicionalmente, el estudio detalló que las actividades que más impactan la calidad de vida de los colombianos, como resultado del dolor son: el cuidado propio con un 20%, la actividad física en un 19% y el trabajo en un 17%.
En cuanto a incapacidades por la enfermedad de dolor crónico, se encontró que el 22% de la población manifestó haber estado incapacitada por temas de dolor general, físico o emocional. La frecuencia y duración de la incapacidad, se presenta entre menos de una semana, y entre 1 y 4 semanas, representando este último dato, el 70% de la población.
“Este dato tiene un profundo impacto en la población que no tiene un vínculo laboral formal, pues representa una complejidad, que impacta directamente en su economía y calidad de vida”, dijo Mejía.
¿Qué le duele a Colombia?
Entre los tipos de dolor que más prevalecen se encuentra el dolor osteomuscular, teniendo en cuenta que 19,6 millones de ciudadanos así lo manifestaron, y de este total, el dolor se presenta principalmente en la parte lumbar, con una prevalencia del 18%.
En la cabeza se presenta con un 19% y en la rodilla, con el 25% de prevalencia. Mientras que el dolor lumbar o lumbalgia, una de las principales causas de discapacidad a nivel mundial, la segunda causa de consulta médica después de las enfermedades respiratorias (resfriado común) y culpable de cerca del 40% de ausentismo laboral.
La automedicación es una práctica que empeora la situación sobre cómo los colombianos tratan el dolor, la encuesta ACED encontró que el 42% de la población acude a la automedicación.
Lo anterior, reafirma la cultura colombiana frente a esta práctica, así como a seguir recomendaciones de familiares y del farmaceuta al momento de tratar el dolor.
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Sobre este tema, Mejía aseguró que, “tomar medicamentos de fácil acceso como analgésicos y antiinflamatorios sin ninguna asesoría especializada resulta muy peligroso, entre otros, porque el alivio temporal que estos producen oculta las enfermedades de base que lo ocasionan, lo que prolonga un diagnóstico preciso y lleva a la cronificación del dolor”.
¿Qué se debe hacer?
El presidente de ACED resalta el llamado a que los colombianos con dolor acudan a su médico como primera instancia para un manejo adecuado bajo la supervisión de un especialista. El experto recalca la necesidad de un mayor reconocimiento del dolor crónico como enfermedad en sí misma, lo cual es clave para el sistema de salud en Colombia.
Precisamente, se han hecho algunos avances en el reconocimiento del dolor crónico como enfermedad en el país, teniendo en cuenta que, desde inicios del año 2022, entró en vigencia el CIE-11, el cual, con su clasificación internacional digitalizada, con más de 10.000 códigos para enfermedades, pueden ser utilizados de forma combinada para brindar mayores detalles sobre el estado de salud de los pacientes, y de esta forma brindar una mejor atención frente al dolor crónico.
Sin embargo, a pesar de que las Instituciones Prestadoras de Salud, desde la fecha descrita, iniciaron el proceso de transición obligatorio, de acuerdo con el Ministerio de Salud y Protección Social del país, aún falta mayores esfuerzos para que su implantación se logre a nivel país, tales como una mayor socialización y acercamiento por parte del Ministerio de Salud con las diferentes instituciones, y academia, para dar cumplimiento a los lineamientos de la Organización Mundial de la Salud.
Finalmente, Mejía resalta que “es fundamental que exista una articulación de esfuerzos entre autoridades colombianas, la academia y el sector privado para promover iniciativas enfocadas en reconocer el dolor crónico como enfermedad y promover la educación para su adecuado diagnóstico, teniendo en cuenta que, de acuerdo con un muestreo de ACED a más de 50 facultades de medicina registradas en el país, se ha revelado que 9 de cada 10 programas de pregrado no cuentan con una cátedra específica para el diagnóstico y el tratamiento de dolor, por lo que se requiere incluir en los programas de formación académica este tema de alto impacto para la población”.