Son días de precarnaval. “Declárase a Barranquilla desde hoy y hasta el Miércoles de Ceniza ‘República Independiente del Vacile, donde la vida sea un gran desfile y los únicos muertos, sean de la risa. En esta patria chiquita se baila sabroso, hasta en chancleta”.
Esas fueron las palabras con las que Stephanie Mendoza Vargas declaró abierto el Carnaval de Barranquilla hasta el 28 de febrero. El Bando no es otra cosa que unas potestades que se le entregan a la reina luego de recibir las llaves del alcalde de la ciudad, en esta oportunidad de Alejandro Char, para que ella, entre verdades y parodias, decrete la gozadera en la ciudad.
“Que vaya tomando rumbo nuestro Carlos Vives, porque hasta ‘Puerta de Oro’ deberá llegar en bicicleta”, agregó en su decreto. También anunció que “a las 12:00 de la noche se escuche en todas en las emisoras el himno de la bella y encantadora, que todos gritemos juntos: ‘en Barranquilla me quedo’ para que lo oigan en el cielo Joe Arroyo, Esthercita Forero y el gran Nelson Pinedo”.
Rompiendo la tradición, llamó al rey Momo, Germán Álvarez, para que leyera uno de los artículos dedicado a la Cumbia. Quien invitó con voz emocionada a que “todos alisten su pinta cumbiambera porque se nos viene el merequetengue. Vamos a recibir a revivir esta fiesta tradicional y ojo, que esto sea un mandato real”.
Luego de recibir las llaves de ciudad, Fefi Mendoza Vargas puso en escena el espectáculo denominado Fiesta entre Río y Mar, bajo la dirección artística de los coreógrafos Pedro Díaz y Ricardo Sierra, contó con la producción musical de Róbinson Liñán y más de 450 bailarines en escena.
Esta gran puesta en escena exalta la tradición de la ribera del Magdalena y del Mar Caribe a través una historia que continúa en la coronación de la Reina el 23 de febrero, denominada Aluna.
Todo listo para bailar.
