En la instalación del nuevo Congreso de la República este miércoles hubo algo que resaltó más allá de las polémicas. Y fueron los trajes que lucieron varios de los parlamentarios, quienes usaron la moda como recurso de comunicación.
La representante por Bogotá Jennifer Pedraza llegó al recinto con un blazer de lana rosa, teñido con cochinilla, flores ojo de poeta y eucalipto, de la colección Jardines del Espacio de Reincorporación de Icononzo, Tolima, del que hacen parte 14 exguerrilleros. La prenda fue hecha entonces por Manifiesta y Tarpui.
“La prenda es un texto y un textil que nos habla de reconciliación, apoyo a la implementación de los acuerdos de paz y defensa de la vida en la tierra”, explicó Manifiesta.
La senadora Martha Peralta lució una manta wayuú fabricada por artesanas de La Guajira y la diseñadora Blanca Fernández. Entre los colores resaltaron el blanco, verde, morado, rojo y naranja. Llevaba bordadas diferentes tipos de flores.
El nuevo presidente de la Cámara, David Racero, vistió un traje negro acompañado de una camisa blanca con detalles en el cuello y los botones con los colores de la bandera de Colombia, además con unos apliques de verde.
El representante a la Cámara por Putumayo Andrés Cancimance, que se estrena en el Congreso, fue en tacones como una manera de alzar la voz en contra de todas las formas de violencia a la población Lgbtiq+.
Por su parte, la representante a la Cámara por Bogotá Catherine Juvinao, del Partido Verde, estuvo vestida la diseñadora Paula Colombo: vestido blanco y negro. En una de las mangas sobresalió la palabra “Despertamos”. Entre sus accesorios resaltó un anillo morado dedicado a la campaña Paridad Ya.
La senadora antioqueña Berenice Bedoya lució un traje diseñado por la marca paisa Alado y tejido a mano por las indígenas Tule del Urabá antioqueño.
La diseñadora colombiana MAZ Manuela Álvarez vistió a la representante María Fernanda Carrascal con un vestido negro, el cual acompañó de un cinturón, una pieza artesanal, hecha por Tejidos Chakana, firmantes de paz. En el puño tenía dos pañuelos morado y verde, elementos con los que quiso hacer honor a las luchas feministas.
La primera palenquera congresista en la Cámara, Cha Dorina Hernández, llegó al Salón Elíptico con un capa con estampados en blanco, negro y amarillo, colores tradicionales de las comunidades afro.