Uno de esos casos es el de los niños, quienes pueden ser más susceptibles a enfermedades respiratorias. Ante esto, la primera recomendación que hacen los especialistas es tomar medidas de protección, como no exponer a los menores a cambios abruptos de temperatura, fortalecer su sistema inmunológico con una buena alimentación, promover hábitos de higiene y evitar el contacto con personas enfermas.
Pero, en caso de que aparezcan los síntomas de una gripe u otra enfermedad, es crucial distinguir entre manifestaciones leves y señales que requieren atención médica inmediata, ya que, por las festividades, para muchos puede ser más complejo acceder a los servicios de salud. “Con frecuencia, los padres subestiman o sobreestiman los síntomas. Algunos esperan demasiado para consultar y otros acuden con ansiedad ante señales leves”, explica el médico José Manchego, director ejecutivo de la Sociedad Pediátrica de Los Andes (SPLA).
El experto señala que son varios los signos de alerta a los que los padres deben estar atentos, especialmente aquellos que tienen hijos en brazos. Fiebre o hipotermia (temperatura menor a 36 °C), dificultad para respirar, somnolencia excesiva, irritabilidad persistente, rechazo al alimento o succión débil en los menores que aún tienen lactancia materna, disminución en la cantidad de orina y cambios en la coloración de la piel, como palidez o tono azulado son los síntomas que indican que es necesario acudir a urgencias hospitalarias.
Además de las medidas de prevención ya mencionadas, una que es clave es la visita periódica al pediatra puesto que es importante evaluar el desarrollo físico de los menores.
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Estas visitas a un profesional de la salud, asegura Manchego, “permiten detectar alteraciones en el crecimiento, asegurar el cumplimiento del esquema de vacunación y prevenir complicaciones”. Estas consultas también evitan que niños y padres acudan innecesariamente a urgencias, mejoran los tiempos de respuesta y favorecen la detección oportuna de enfermedades.
Otras medidas de cuidado que son relevantes durante esta época navideña es cuidar los hábitos de sueño saludables. Aunque se encuentran en vacaciones, es importante que los niños continúen su rutina de sueño regular: en bebés de 0 a 1 año se recomienda dormir entre 14 y 17 horas, entre los 1 a 3 años, de 11 a 14 horas, y de 4 a 7 años, de 10 a 12 horas.
Así, en medio de las celebraciones y el descanso propio de la Navidad, la recomendación de los expertos es no bajar la guardia con la salud infantil. La prevención, la observación atenta y el acompañamiento médico oportuno permiten que estas fechas se vivan con tranquilidad y que el bienestar de los niños siga siendo una prioridad, incluso en época de fiestas.