viernes
7 y 9
7 y 9
El All hallows’ eve (Víspera de todos los santos) o Halloween es una tradición que el cristianismo combinó con costumbres paganas que nacieron entre la civilización celta (antes de Cristo) y los antiguos habitantes de Irlanda, Escocia y Gales.
En América, con la llegada de los irlandeses y el trabajo de mercadeo de los estadounidenses, se hizo muy popular disfrazarse, pedir dulces y hacer otras actividades en el marco de Halloween.
Aquí y en diferentes partes del mundo, los niños, jóvenes y adultos se disfrazan de personajes que van desde los clásicos monstruos de la literatura y el cine como Frankenstein y Drácula; o personajes más actuales como los protagonistas de la serie Rick y Morty o de la película de moda, caso de Pennywise, el payaso tenebroso creado por Stephen King.
Pero, ¿al disfrazarse de esa manera o celebrar el Halloween, se está yendo en contra de la religiosidad o de ser católico? Para el sacerdote Juan Pablo Cardona, delegado de proyectos de cooperación de la Arquidiócesis de Medellín, no hay problema en celebrarlo, mientras que no se satanice o se use la fecha para temas malévolos de rituales o misa satánicas.
“Si vamos a los orígenes del Halloween siempre se llegará a que es una fiesta de origen pagano, pero no hay que exagerar o satanizarla. Siempre habrá ese mundo oscuro, malvado y malintencionado que intenta darle otro sentido al Halloween, pero realmente la iglesia es muy seria en este tema y no pelea con la celebración sana, teniendo en cuenta que su origen también es cristiano”, expone el sacerdote.
Propone Cardona que cuando se hable de disfraces, es bueno motivar a los niños a que se disfracen de personajes bíblicos, personalidades como jugadores de fútbol, de la farándula o de cocineros, policías u otras profesiones que puedan ser ejemplo o sean para los pequeños líderes en valores. Sin embargo, tampoco hay nada de malo de disfrazarlos de brujas o monstruos, solo que no se debe tergiversar el Halloween.
“Al celebrarlo se debe tener en cuenta que esta fiesta tiene una connotación con la Fiesta de todos los santos que es el 1 de noviembre. Que podemos disfrazarnos de Jesús u otros personajes bíblicos, populares y buenos. No mostrarle al niño lo negativo y propiciar espacios de aprendizaje lejos de lo oscuro o maldadoso que otros intenten agregarle al Halloween”, indica el padre.
La mirada antropológica
Desde la ciencia que estudia al ser humano, disfrazarse y aprovechar Halloween para hacerlo es tener la oportunidad para que niños, jóvenes y adultos alimenten esa fascinación natural por vivir otras vidas, ”por tener otros roles y encarnar otra personalidad. Así sea durante un solo día. Ahí es donde encaja perfectamente la posibilidad que nos ofrece la celebración del Halloween”, manifiesta el antropólogo Rafael Alonso Mayo.
Es salir de la rutina, liberarse de tensiones mientras el niño o el adulto se apropia de un personaje o emula un superhéroe. Con el disfraz nos desinhibimos porque nos ocultamos detrás de una máscara o antifaz y eso nos produce emoción.
“Considero que hay una atracción muy grande por este tipo de celebración por la influencia de la cultura norteamericana en nuestra sociedad. A través de la música, del cine, de la televisión y del internet. Ellos han sabido transmitir todo ese universo mágico de los disfraces y el terror”.
Añade Rafael que cada 31 de octubre disfraza a sus dos hijos. No les puede faltar el disfraz y que lo disfrutan mucho porque se sienten poderosos como los personajes que representan.
“Es un día muy especial para ellos y creo que no hay que demonizar una celebración como esta”, finaliza.
En conclusión, Halloween es una fiesta que se puede celebrar sin competir con nuestras creencias religiosas o que vaya en contra de ser humano. Diviértase con su máscara de hombre lobo o su disfraz de Iron Man y haga de esta celebración un momento sano.