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Una palabra que podría describir a los ecosistemas que habitan en el mar es que son resilientes. Al menos eso dicen tres investigadores en Ciencias Naturales consultados para este artículo: los organismos del océano tienen esa capacidad especial para renovarse y restaurarse después de un impacto negativo.
Tal vez por eso es que el confiamiento de este año le ha sentado bien a la salud de los océanos. El estudio Cambiando las velas: Aceleración de las medidas regionales en pro de la sostenibilidad de los océanos en Asia y el Pacífico, publicado el pasado mayo por las Naciones Unidas, sugiere que “el cese temporal de las actividades debido a la crisis, así como la reducción del tráfico en los mares y la demanda de recursos marinos, podría dar a los océanos el muy necesario respiro para recuperarse de la contaminación, la sobrepesca y los impactos del cambio climático”.
Aunque este año se comenzaron a leer emotivos titulares sobre peces que aparecieron donde antes no se veían y aguas más claras, como sucedió en los canales de Venecia —famosos por sus turísticas góndolas—, esa es “solo una parte de la historia”, argumenta Néstor Ardila, director científico de Ecomar, consultora en temas de recursos naturales.
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Esto porque al mismo tiempo aumentaron los desechos de plásticos de un solo uso, y cientos de tapabocas y guantes de látex terminaron contaminando las costas, advirtió en mayo la organización francesa Opération Mer Propre (Operación Mar Limpio).
#ungestepourlamer @MerPropre pic.twitter.com/ClfZGDLJAw
— Opération Mer Propre #operationmerpropre #OMP (@MerPropre) June 2, 2020
Como el impacto en esos ecosistemas sigue, y así mismo las ganas de volver a la playa, los investigadores explican qué acciones afectan la salud de las costas y qué se puede hacer para mejorar. Tome nota si ir al mar está en su lista de cosas por hacer cuando termine la pandemia.
¿En qué se hace daño?
La mayoría de bloqueadores y bronceadores que se usan para exponerse a una tarde de sol, playa y arena se quedan en el agua y dañan los arrecifes coralinos, señala Luisa Dueñas, PhD en Ciencias Biológicas y docente de la Universidad Nacional sede Bogotá.
La docente explica que la benzofenona es el compuesto dañino y se debe evitar y recomienda usar cremas a base óxido de titanio y óxido de zinc, menos dañinas para los ecosistemas.
También están los desechos que quedan de las cervezas a la orilla del mar, la comida, las compras, las trenzas, los cuales no se separan ni se disponen correctamente. Luisa y otros investigadores descubrieron que en el fondo del Mar Caribe suroccidental, es decir, el que pasa por las costas colombianas, hay latas que llevan más de 30 años ahí atascadas, y que el plástico es el material más recurrente en la basura marina de esta región.
Los resultados de su investigación (The first report of deep-sea litter in the South-Western Caribbean Sea) fueron publicados este mes en la revista científica Marine Pollution Bulletin.
Otro problema surge de las playas muy llenas o que han superado su “capacidad de carga”. Eso causa un efecto llamado pisoteo, que daña a las especies que viven debajo de la arena y son fundamentales para las cadenas alimenticias y el equilibrio de los ecosistemas marinos, dice Néstor Ardila.
El investigador afirma que en varios muestreos que hizo con Ecomar en 2016 por las playas de Santa Marta, en zonas turísticas como El Rodadero, eran inexistentes moluscos como el chipichipi (Donax denticulatus), que se ven como una conchita y son muy usados para consumo en el Caribe, o los poliquetos, que se ven como gusanos con cientos de apéndices que salen de su tronco.
Mientras que, en los puertos, donde hay poco flujo de personas caminando, se encuentran estas especies sin problema. “Estos organismos son la base de muchas cadenas alimenticias, ya por ahí comienza el desequilibrio”, señala con preocupación Ardila.
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Guía para un regreso seguro
Para la docente Andrea Luna, de la Facultad de Estudios Ambientales y Rurales de la Universidad Javeriana, las medidas de conservación de océanos funcionan si permanecen en el tiempo, así como su capacidad de restaurarse.
Así que una buena forma de ayudarle a las playas a que se sigan recuperando es bajando la carga. La Dirección General Marítima presentó al Ministerio de Salud un protocolo para la apertura de playas, que incluye que por cada 10 metros cuadrados estén solo dos o tres personas.
Lo ideal, desde la perspectiva de Luna, es que esa capacidad se mantenga. Usted puede elegir qué lugares visitar y hay unas playas en Colombia que han sido destacadas por sus buenas prácticas con el medio ambiente.
También puede elegir los productos que va a usar para protegerse del Sol y qué hacer con la basura que genera de su actividad en la playa. Recoja y dispóngala bien.
Para los investigadores lo ideal no es vetar por completo la ida al mar, ellos también lo extrañan, sino cambiar el chip y pensar, desde pequeñas prácticas, cómo continuar dándole una ayuda a las costas en su proceso de recuperación.