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A vecinos del embalse de La Fe les preocupa contaminación del agua

Parte de la represa se está llenando de sedimentos a un ritmo acelerado y sin control. EPM dice que aún así el tratamiento del agua en la planta de potabilización es óptimo.

  • En las imágenes se ve la dimensión de la sedimentación que se está comiendo parte del embalse, arrastrando, además, contaminantes hacia la planta de potabilización. FOTO esneyder gutiérrez
    En las imágenes se ve la dimensión de la sedimentación que se está comiendo parte del embalse, arrastrando, además, contaminantes hacia la planta de potabilización. FOTO esneyder gutiérrez
  • La línea que evidencia la mala calidad de las aguas que ingresan al embalse está plenamente marcada. FOTO: RICARDO PLATA
    La línea que evidencia la mala calidad de las aguas que ingresan al embalse está plenamente marcada. FOTO: RICARDO PLATA
  • La entrada de aguas altamente contaminadas de uno de los cuatro afluentes que tributan en la represa preocupa todos los días a los vecinos del embalse. FOTO: ESNEYDER GUTIÉRREZ
    La entrada de aguas altamente contaminadas de uno de los cuatro afluentes que tributan en la represa preocupa todos los días a los vecinos del embalse. FOTO: ESNEYDER GUTIÉRREZ
  • La acelarada sedimentación pondría poner en jaque el futuro del embalse. FOTO: RICARDO PLATA
    La acelarada sedimentación pondría poner en jaque el futuro del embalse. FOTO: RICARDO PLATA
  • La colmatación está causando que, con algunos días sin lluvias, rápidamente se formen islotes que permiten hasta pararse a mitad de la represa a pescar. FOTO: RICARDO PLATA
    La colmatación está causando que, con algunos días sin lluvias, rápidamente se formen islotes que permiten hasta pararse a mitad de la represa a pescar. FOTO: RICARDO PLATA
A vecinos del embalse de La Fe les preocupa contaminación del agua
01 de noviembre de 2022
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Todos los días, los habitantes de las parcelaciones colindantes con la represa La Fe presencian una inquietante situación que la mayoría de los ciudadanos de los valles de Aburrá y San Nicolás que se abastecen de estas aguas desconocen.

Un enorme pedazo del embalse, cerca al sector Juanito Laguna, tiene un color café oscuro, evidencia de la contaminación que hasta allí arrastra, principalmente, la quebrada Espíritu Santo, uno de los cuatro afluentes que nutren La Fe.

El problema, según explican Ricardo Plata y Esteban Echavarría, residentes del sector, se ha agravado de manera acelerada en los últimos años y su causa es ampliamente conocida por EPM y Cornare.

El lío surge –explican– por los asentamientos informales, viviendas y carpinterías ubicados en el sector Carrizales, que no cuentan con pozos sépticos ni disposición de residuos. De manera que todos los desechos, excretas y materiales como aserrín, van a dar a la Espíritu Santo que arrastra con todo esto hasta la represa que se ha ido colmatando a una velocidad impresionante.

Quiere decir que además del agua turbia y poco oxigenada, la acumulación de materia orgánica ha causado una sedimentación que ha puesto en riesgo la capacidad de recarga en esa parte del embalse. Las señales saltan a la vista. Según Ricardo, si deja de llover durante poco más de una semana días surgen grandes islotes que permiten a más de uno pararse a pescar a la mitad del embalse y prácticamente atravesarlo a pie.

La entrada de aguas altamente contaminadas de uno de los cuatro afluentes que tributan en la represa preocupa todos los días a los vecinos del embalse. FOTO: ESNEYDER GUTIÉRREZ
La entrada de aguas altamente contaminadas de uno de los cuatro afluentes que tributan en la represa preocupa todos los días a los vecinos del embalse. FOTO: ESNEYDER GUTIÉRREZ

Hace menos de diez años una barca podía cruzar desde el parque Los Salados hasta los predios de Ricardo y Esteban, hoy encallan a 100 metros. Y a esto se le suma que la descomposición de desechos orgánicos está produciendo metano y la aparición de plagas.

Plata y Echavarría señalan que evidenciando diariamente lo que ocurre les cuesta no creer que la potabilidad del agua y el futuro del embalse se ponga en riesgo, pues hay que recordar que el agua es conducida a la planta potabilizadora Ayurá, que aporta la mayor cantidad de agua potable en el sistema interconectado de acueducto del Valle de Aburrá.

Por eso los vecinos de la represa han tocado puertas desde hace años, pero sus llamados, lamentan, no han encontrado eco alguno.

Hace dos años lograron finalmente que EPM atendiera su llamado. Una reunión a la que asistieron un ingeniero de aguas y un biólogo de EPM y un representante de Cornare. El resultado de la reunión los dejó todavía más preocupados.

Según Echavarría, ninguna de las entidades se comprometió con soluciones reales. La Alcaldía de El Retiro se limitó a decir que el asentamiento informal en Carrizales es un problema social complejo. Cornare aseguró que no tenía herramientas jurídicas para remediar el problema, aunque es su competencia el cuidado de la cuenca. EPM, por su parte, reconoció que el problema es grande y planteó como opción la posibilidad de dragar la zona, pero señaló que no tenía solución para la correcta disposición del material. Total, todo siguió igual.

La acelarada sedimentación pondría poner en jaque el futuro del embalse. FOTO: RICARDO PLATA
La acelarada sedimentación pondría poner en jaque el futuro del embalse. FOTO: RICARDO PLATA

Esteban Echavarría cuenta que, desesperados por la falta de respuestas de EPM sobre los riesgos de contaminación y pérdida de capacidad del embalse, envió un correo a la empresa cuya respuesta fue, básicamente, que dejara de preocuparse por el embalse, pues no era competencia suya.

Lo que le aseguró EPM a este medio tras ser consultada por la problemática, es que cada seis meses realiza supervisiones ambientales en las cuencas abastecedoras de La Fe para conocer e identificar los riesgos que pueden afectar la calidad del agua.

La empresa reconoció que estas problemáticas identificadas en la cuenca podrían alterar la calidad de agua captada, pero sostuvo que la potabilidad del agua está garantizada con los análisis fisicoquímicos y microbiológicos que realizan periódicamente. Además de los equipos ultrasonidos adquirido en Holanda que ayudan a controlar los florecimientos de algas que generan problemas en la calidad del agua del embalse y el proceso de potabilización.

Pero también reconoce EPM que el gasto destinado para garantizar la calidad del agua de la represa La Fe ha aumentado considerablemente en los últimos años (aunque no entrega la cifra).

Esto se debe al aumento en los riesgos y las condiciones identificados en las cuencas abastecedoras, por lo que EPM asegura que se ha visto obligada a invertir más en programas como restauración y conservación ecosistémica, así como en implementación de tecnologías y ajustes en las plantas de potabilización, que incluye nuevos procesos en la operación para adaptarse a las características del agua.

De acuerdo con una evaluación toxicológica del agua y sedimentos del embalse La Fe, publicado por la Universidad Nacional Abierta y a Distancia en 2020, se concluyó que la toxicidad del sedimento no representa todavía un riesgo en la utilización del agua para su potabilización, es decir, que el agua que consumen los usuarios que se abastecen de allí es de buena calidad. No obstante, también concluyó que la toxicidad va en aumento.

El embalse La Fe tiene una capacidad de almacenamiento de 11,33 millones de metros cúbicos que pasan a la PTAT de Ayurá que a su vez distribuye agua a La Estrella, Medellín, Sabaneta, Envigado e Itagüí. Es junto con el de Manantiales el segundo subsistema más importante y además es clave para garantizar el recurso hídrico a un Valle de San Nicolás cada vez más sobrepoblado.

Por todo esto, Echavarría y Plata señalan que la represa La Fe es un patrimonio de todos los antioqueños y por eso mismo las amenazas que hoy son evidentes y con tendencia a agravarse deberían ser de conocimiento de toda la ciudadanía y no preocupación exclusiva de los vecinos que todos los días se rascan la cabeza cada vez que miran hacia el embalse.

La colmatación está causando que, con algunos días sin lluvias, rápidamente se formen islotes que permiten hasta pararse a mitad de la represa a pescar. FOTO: RICARDO PLATA
La colmatación está causando que, con algunos días sin lluvias, rápidamente se formen islotes que permiten hasta pararse a mitad de la represa a pescar. FOTO: RICARDO PLATA
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