Entre el desespero y la gritería aparecían madres de familia que, ataviadas con sábanas o hasta cobijas, pretendían rescatar a sus hijos del enjambre de abejas que los atacaba.
Todo era un desespero entre los estudiantes de preescolar a octavo de la institución educativa Claudina Múnera, ubicada en la parte alta de la vereda La Corrala, en el municipio de Caldas.
Cuentan algunos de ellos que la emergencia comenzó cuando estaban en clase de granja.
“Nosotros estábamos desherbando y el poste de la luz queda junto donde estábamos, ahí en la manguita, y con el azadón tal vez le pegamos sin culpa y esos animales se alborotaron, se salieron y las niñas del salón gritando las alborotaron más”, dice un joven de 14 años.
El rastro de la masacre de abejas fue evidente. En los baños de la escuela quedó la huella de lo ocurrido, pero era más triste el panorama en las caras, el cuerpo y los brazos de los pequeños afectados.
“Por el desespero, los niños salían corriendo y ese animal se les introducía en la ropa y por eso tenían que botar la ropa de ahí para abajo. Nosotros recogimos mucha ropa y la guardamos con los vecinos, para que mañana (hoy) se las entreguen a los niños, pero los niños salían sin ropa, eso fue tremendo, la cosa no fue suavecita”, detalla Otoniel Castañeda, vecino de la escuela.
En el hospital
Bomberos de Caldas atendieron la emergencia y a eso de las 10:00 de la mañana ya habían remitido a unos 11 pequeños al centro asistencial de la localidad, donde recibieron la atención debida.
La teniente Gladys Liliana González Mejía, comandante de esa unidad, explicó que fueron evacuados unos 236 niños de la institución educativa, pero 11 de ellos requirieron atención médica y en la tarde de ayer 3 pequeños permanecían bajo observación.
En el hospital, los mismos niños muestran como heridas de guerra las picaduras en brazos y cabeza. Uno de ellos hasta en los labios, algo que lo obligaba a hablar poco, y contaba con los dedos las picaduras que creía tener.
Pero la cifra de picados, dicen los vecinos de la vereda La Corrala, es más elevado.
No saben a ciencia cierta cuántos serán, pero sí aseguran que, pese a estar ataviados con sábanas o cobijas, fueron muchos los picados por los insectos.
“Acá corría una señora que hasta se cayó acá, al frente de la casa”, narró Ruth Colorado, quien dijo que el problema de las abejas no es cuestión de ahora.
Así también lo confirma Viviana Jiménez, al asegurar que “cada vez que me dañan el cable de la parabólica, se me demoran 2 o 3 días en arreglarlo, porque nadie se atreve a meterle la mano a ese poste”.
La solución, según Bomberos Caldas, llegaría mediante Empresas Públicas de Medellín, debido a que la colmena está dentro del poste que sostiene el cableado de la empresa.
Por ahora se sigue monitoreando el panal y en la escuela confían en retomar clases hoy, pero de seguro con el ojo bien puesto en aquel lugar, para evitar que el caos regrese a la institución educativa, por cuenta de las abejas.