Este viernes a las 5 de la mañana, seis de las 20 estaciones de monitoreo de calidad del aire del Valle de Aburrá estaban en ICA naranja (dañino para grupos sensibles) y una estaba en rojo (dañino para todas las personas).
De haber persistido esa situación, semejante concentración de partículas contaminantes habría obligado a los alcaldes del Área Metropolitana a tomar medidas preventivas para proteger a los habitantes, pero el clima mejoró y las autoridades ambientales suspiraron de alivio.
El Sistema de Alerta Temprana (Siata), que se encarga de medir la calidad del aire y otros factores climáticos, explicó que el aumento de la contaminación se debe a la cobertura de nubes, que se vuelve un obstáculo para la entrada de radiación a la superficie.
“Por la baja radiación, durante los últimos dos días hemos tenido condiciones de estabilidad de la atmósfera cerca de la superficie”, dijo el Siata. Una atmósfera estable impide que los contaminantes se dispersen y las partículas quedan atrapadas bajo el manto de nubes que cubre la ciudad.
Sin embargo, según el Siata, esa situación mejoró a lo largo del día y a eso de las 12:00 p.m., tres de las estaciones que estaban en naranja pasaron a ICA amarillo (calidad del aire moderada).
“Debido a la poca nubosidad que se presentó durante la mañana de hoy, se han registrado altos índices de radiación (...). Lo anterior ha favorecido la inestabilidad en la atmósfera cerca a la superficie”, explica el Siata. Por esa razón, la calidad del aire en el Valle de Aburrá ha mejorado.
Así lo registra el Siata en la tarde del viernes: