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Los reclamos y denuncias de 23 veredas contra Emvarias

Los vecinos del relleno sanitario La Pradera, a donde va la basura de 40 municipios de Antioquia, denuncian hoy los incumplimientos y perjuicios de Emvarias. La empresa responde a los señalamientos.

  • Foto 1: vista aérea del vaso Altaír. Foto 2: primer paso tradicional que prohibió Emvarias a la comunidad tras llegar a La Pradera. FOTO manuel saldarriaga
    Foto 1: vista aérea del vaso Altaír. Foto 2: primer paso tradicional que prohibió Emvarias a la comunidad tras llegar a La Pradera. FOTO manuel saldarriaga
  • Primer paso tradicional que prohibió Emvarias a la comunidad tras llegar a La Pradera. FOTO: Manuel Saldarriaga
    Primer paso tradicional que prohibió Emvarias a la comunidad tras llegar a La Pradera. FOTO: Manuel Saldarriaga
  • En la imagen se puede ver la vía en disputa. Parte de esa zona tupida dará paso a un hueco para 8 millones de toneldas de capacidad que tendrá La Piñuela. FOTO: MANUEL SALDARRIAGA
    En la imagen se puede ver la vía en disputa. Parte de esa zona tupida dará paso a un hueco para 8 millones de toneldas de capacidad que tendrá La Piñuela. FOTO: MANUEL SALDARRIAGA
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06 de septiembre de 2021
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años de vida útil debió tener el vaso Altaír, pero apenas alcanzará los 9 años.

Cuando se le pregunta por qué esperaron tanto tiempo para organizarse y elevar públicamente los reclamos acumulados durante 19 años, Augusto Osorno Gil, líder comunitario del municipio de Donmatías, dice que el desconocimiento de asuntos técnicos y jurídicos, y también la fe de poder enderezar una relación que muy pronto se desmoronó, pecaron en su contra.

Ahora 23 veredas: 9 de Barbosa, 8 de Donmatías y 6 de Santo Domingo, se organizaron en un Comité que preside Augusto y reclama soluciones por las afectaciones que, dicen, les ha causado la llegada de Emvarias en 2002 a la zona y la puesta en marcha, un año después, del relleno sanitario La Pradera, que recibe residuos sólidos de más de 40 municipios de Antioquia.

Héctor Álvarez, secretario del Comité y cuya familia materna se instaló hace cerca de 90 años en lo que alguna vez fue una enorme finca con más de 30 aparceros, narra que cuando Emvarias llegó con el proyecto del relleno sanitario apaciguó los temores que tenían los pobladores garantizando que tras vender sus parcelas el municipio de Medellín, comprador del terreno, los reubicaría en viviendas nuevas.

Además –apunta– prometió que se crearía una empresa de economía solidaria, Ecopradera, de la cual los habitantes de todas las veredas en zona de influencia fueran socios y que permitiría desarrollar, en cerca de 200 hectáreas, proyectos agroindustriales avícolas, piscícolas y hasta una pequeña hidroeléctrica para proveer energía a las veredas.

La reubicación sí se cumplió y se le entregó vivienda en lo que hoy se conoce como Centro Poblado a quienes vivían en la vereda La Pradera, a cinco minutos en carro de la entrada al relleno. Una comunidad de más de 80 casas, aunque voces del sector cuentan que allí terminaron favorecidas personas ajenas a la vereda.

La promesa de Ecopradera, sin embargo, se esfumó sin comenzar, lamenta Álvarez, quien se encargó en su momento de formular todos los inconclusos proyectos agroindustriales.

La lucha por una vía

A lo que los pobladores reclaman como deudas de administraciones pasadas, se suman nuevos conflictos, relacionados con la futura entrada en funcionamiento del vaso La Piñuela, actualmente en proceso de licenciamiento por parte de Corantioquia, y que será el cuarto vaso del relleno tras los ya cerrados Carrilera y Música (que recibieron 700.000 y 3 millones de toneladas de residuos respectivamente); y el actual Altaír al que le resta un 20% de capacidad de las 7 millones de toneladas que puede recibir, antes de cerrar en 2023.

El conflicto más crítico gira en torno a la vía que de La Pradera va el corregimiento de Bellevista, ruta que, según narran los pobladores del sector La Cumbre, existe hace casi 200 años y tuvo un papel protagónico en la colonización y desarrollo de parte del Norte y Nordeste antioqueño.

“El tren llegaba hasta Pradera y de ahí se transportaban las personas y comercio (oro y productos agrícolas, abarrotes, entre otros) por este camino a lomo de mula hacia Bellavista, todo Donmatías y hasta Santa Rosa de Osos”, relata Héctor.

Los mismos campesinos se han encargado del mantenimiento a la vía, haciendo convites. Sin embargo, los pobladores denuncian que Emvarias les está arrebatando esta ruta progresivamente, la misma que reclaman que la empresa respete bajo la figura de servidumbre, es decir, un derecho sin posesión de esta vía que se ubica, en parte, en predio del relleno.

De hecho, según denuncia Nelson Giraldo, habitante de La Cumbre, hace un par de meses organizaron una cabalgata de integración con las veredas cercanas para recoger fondos, pero el evento se vio truncado porque les enviaron carabineros.

Otros lugareños cuentan que viven inconvenientes cotidianos para transportarse por esta vía, ingresar víveres, materiales, pasar a caballo, entre otros casos.

EL COLOMBIANO corroboró las dificultades para transitar por esta vía de uso compartido luego de que el pasado 2 de septiembre Emvarias prohibiera el paso a su equipo periodístico que se dirigía hacia La Cumbre a recibir testimonios de la comunidad sobre estos hechos.

La empresa argumentó que EL COLOMBIANO debió solicitarle permiso con 24 horas de antelación y ceñirse a sus protocolos, aun cuando se le manifestó en reiteradas ocasiones que no se dirigía a predios del relleno ni en busca de ningún funcionario, sino que, en compañía de Héctor Álvarez, iba hacia su propiedad.

“Con qué derecho Emvarias prohíbe el tránsito por una vía que no le pertenece a ciudadanos que van acompañados por propietarios de la zona. ¿Tengo que dar por hecho que en adelante cuando venga con mis familiares Emvarias le negará que vayan conmigo hacia mi casa?”, cuestiona Álvarez.

En diálogo con EL COLOMBIANO, Alejandro Gallego, gerente de Emvarias, dijo que frente al tema de la vía la posición de la empresa es clara: “Ahí no hay constitución de servidumbre. No hay acción jurídica que determine que haya una servidumbre, porque no hay los supuestos jurídicos para que la haya”. Esto significa que en las escrituras no figura puntualmente la palabra “servidumbre”.

Los habitantes del sector, por su parte, aseguran que en sus escrituras reza que la vía marca el lindero tanto de sus predios como el del terreno que ocupa el relleno.

Gallego recalca que “una cosa es que Emvarias, por tradición o historia, haya dejado ingresar por esta parte a algunos habitantes de un sector específico, pero nunca se ha pensado constituir una servidumbre”. El funcionario señala que será un proceso legal el que determine si así se constituye o no, y que, “en últimas”, el responsable de buscar soluciones de movilidad a la comunidad es el municipio de Donmatías.

El funcionario apunta, además, que este “no es el único ingreso, pueden hacerlo por otras partes. ¿Que les quede más lejos? Posiblemente sí, pero en definitiva no es el único ingreso que hay”.

El equipo periodístico recorrió una de esas opciones que le quedarían a los campesinos. Una trocha que arranca desde Centro Poblado para llegar a La Cumbre y que tardó, a lomo de yegua, más de dos horas de camino, cruzando una quebrada y tramos que incluso para los animales de carga se hacen difíciles. La vía en disputa tarda 30 minutos a pie de Pradera a La Cumbre.

Las otras denuncias

Según cuenta don Nelson, a él y a otros habitantes de la zona, funcionarios de Emvarias les han planteado que posiblemente tengan que vender sus predios en medio del proceso de adecuación y funcionamiento de La Piñuela.

“Dicen que les tendríamos que vender a lo que diga la lonja, y yo pregunto, ¿cuánto va a decir la lonja que vale una propiedad al lado de un basurero?”, cuestiona el señor Giraldo. Y complementa: “Nos dicen que si no cuadramos por esa plata nos harían expropiación”.

Gallego niega que tengan que hacer compra de predios para La Piñuela. “No, absolutamente no vamos a comprar ningún predio. Ya nosotros tenemos en el relleno 434 hectáreas disponibles (...) Esto no quiere decir que, eventualmente, no negociemos algún terreno si con algún morador o poseedor que tenga propiedad de algo podamos, individualmente, hacer negociación”.

Francisco García, habitante del sector el Zancudo y vecino del vaso Altaír, piensa que la solución definitiva para él y su familia sería que Emvarias le compre y él pueda irse a una tierra más tranquila para ganarse la vida con el poco ganado que le da el sustento, pero teme que sea “una negociación en la que saldría perdiendo y quedaría peor que ahora”.

En el lugar donde pasta y bebe agua el ganado de Francisco cientos de gallinazos arriban todos los días; se bañan en la fuente de agua y defecan por toda el área. El ganado come pasto contaminado con las heces de los rapaces y, entre otras cosas, plástico que estas consumen en el relleno.

Francisco no es el único poblador en zona de influencia del relleno con problemas para proveerse un modo de subsistencia. Los campesinos aseguran que desde que La Pradera comenzó a operar los árboles y la tierra han sufrido un evidente deterioro.

Héctor Álvarez cuenta que hizo una inversión para desarrollar un proyecto de avicultura intensiva en su predio. Sin embargo, el ICA en su resolución 00362 de 2014 determinó que la distancia del cerco perimetral de una granja avícola al lindero de basureros municipales o rellenos sanitarios debe ser superior o igual a 3 kilómetros. A él le queda imposible cumplir.

Sobre estos aspectos, el gerente de Emvarias asegura que han sido responsables para que en cada nuevo licenciamiento o modificación para el funcionamiento del relleno del Plan de Manejo Ambiental –PMA– que exige Corantioquia, se cumpla a cabalidad.

“Este Plan es un paquete de compensaciones a nivel educativo, de salud, laboral, ambiental y social”, explica Gallego. El funcionario pone como ejemplo el restaurante al interior del relleno convertido en “unidad productiva” de la junta de acción comunal de La Pradera.

El gerente asegura que los componentes del PMA han cobijado a 19 veredas y 20 juntas de acción comunal que según el censo de Emvarias están en área de influencia del relleno.

Procesos y presión social

Augusto Osorno discrepa de la responsabilidad de Emvarias para cumplir con el Plan de Manejo Ambiental y de su diligencia ante los impactos causados por la actividad del relleno. Las diferencias parten incluso del número de veredas que la empresa tiene censadas en su zona de influencia y las que, como parte del Comité, denuncian afectaciones por el relleno (23), algo que según el líder campesino evidencia la falta de evaluación de Emvarias a los efectos ambientales (olores, contaminación hídrica y deterioro de suelos) y el alcance de los mismos en zonas que se presumen lejanas al relleno.

Contra los impactos negativos causados se instauró una acción popular en 2004, que en 2009 logró que se ordenara identificar las áreas de influencia y pagar compensaciones a dichas comunidades. En 2014 otra demanda ante el Tribunal Administrativo de Antioquia solicitó reparación directa a las comunidades afectadas, pero perdió en primera instancia y ahora está en el Consejo de Estado.

También hay una acción de grupo que busca indemnización económica para los afectados durante casi dos décadas en el sector La Cumbre, Meseta y Bellavista; garantizar el derecho a la servidumbre y medidas cautelares para proteger los derechos de la familia de Martín Carvajal, que según cuenta Héctor, sufrió desalojo violento por el funcionamiento de Altaír junto con una numerosa familia que vivía en 20 hectáreas de su propiedad hace unos dos años. La acción de grupo ha perdido en todas las instancias y ahora espera que la Corte Constitucional resuelva.

Al margen de los procesos, los campesinos de la zona piden a Emvarias que se siente finalmente a planear y hacer realidad un mecanismo diferente para la gestión de residuos que no implique la indefinida extensión de un relleno con la enorme conflictividad socioambiental que conlleva. Y es que temen que después de La Piñuela, cuya vida útil se contempla hasta 2030, vengan dos vasos más: Cumbres 1 y 2.

Alejandro Gallego dice que, además de discusiones internas, no han realizado análisis técnicos para nuevos vasos, pero sí señala que hoy el relleno es la única solución para el Área Metropolitana y más de 30 municipios. No obstante, consultado acerca de si los 9 años teóricos que estará La Piñuela en servicio tendrían que dar suficiente margen de tiempo para pasar del relleno hacia nuevas tecnologías para la gestión de residuos sólidos como, por ejemplo, las plantas de incineración para producción de energía por residuos, Gallego reconoce que así debería ser. “Ese es el llamado que Emvarias ha hecho al Área Metropolitana, Corantioquia, gobierno nacional y municipales”.

Las comunidades que denuncian casi dos décadas de afectaciones por el funcionamiento del relleno La Pradera realizarán hoy a las 9:00 a.m. una rueda de prensa en la Asamblea Departamental. Allí ampliarán los hechos ya anticipados a este medio y, además de Envarias, pedirán cuentas y respuestas a las alcaldías de Donmatías, Barbosa y Santo Domingo para que respondan por las acciones e inversiones que han debido realizar durante estos años para proteger a estas comunidades frente a los daños del relleno. Augusto, Francisco, don Nelson y Héctor dicen que aunque ellos y todos los campesinos del Comité saben que es una lucha de David contra Goliat creen que empezar a ser escuchados fuera de sus comunidades ya es un comienzo

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