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¿Venden encuestas para inflar candidatos a la Alcaldía de Medellín?
Aspirantes contaron cómo se mueven los sondeos que se ofrecen para medirles el aceite a las candidaturas. Hasta $40 millones cobran por poner a sonar a alguien.
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Aunque faltan ocho meses para las elecciones regionales, la cifra de aspirantes ya llega a los 30 solo para Alcaldía de Medellín. Muchos de ellos están recogiendo firmas para avalar candidaturas. FOTO EL COLOMBIANO
01 de febrero de 2023
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Aunque todavía faltan nueve meses para saber quiénes gobernarán la ciudad y el departamento, ya abundan los sondeos sobre candidatos. Muchos de ellos falsos y otros sin cumplir los requisitos que deben tener estas encuestas, como la publicación de la ficha técnica.
Todo ello genera gran ruido y comienza a distorsionar la percepción ciudadana e incluso despierta alerta entre los mismos aspirantes que se quejan de una guerra sucia con el uso de esta herramienta que, utilizada de forma correcta y con metodologías precisas, permite medir la intención de voto, pero que también, en caso contrario, pueden dañarle la carrera electoral a un candidato, inflar otro, confundir y desinformar.
¿Hechas a la medida?
Según contaron varios candidatos, quienes se dedican a estos estudios de opinión (muchos de ellos sin certificación del CNE) han visto la época de elecciones como un negocio, en el que existe la posibilidad de disparar la imagen de un aspirante e incluso les ofrecen paquetes de distintos precios.
Según los relatos, a los aspirantes los buscan con planes enfocados en posicionarlos por medio de encuestas. Este diario conoció dos modalidades. La primera pretende que la opinión pública crea y manifieste que un candidato ya despegó y lidera entre los demás. El precio de esta estrategia oscila entre los $40 y los $60 millones.
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La segunda tiene como objetivo mostrar, a través de los resultados de los sondeos, el crecimiento gradual de un candidato, para que quede la percepción de que cada día sube más. Por ejemplo, en la primera encuesta el candidato puede ser ubicado en el cuarto lugar en intención de voto o reconocimiento, en la segunda puede llegar al tercer lugar y terminar en otra de primero.
La idea es que se haga de tal forma que la última encuesta se publique poco antes de inscribir las candidaturas, que este año será el 29 de junio. Este paquete incluye entre tres y seis sondeos y cada uno puede valer $40 o $50 millones.
Otros aspirantes ven esta situación con preocupación, en especial en este momento, cuando no están definidas las candidaturas que aparecerán realmente en el tarjetón, pues creen que también podrían amañarse para desinflar candidatos o invisibilizarlos ante la opinión pública.
“Los que sabemos un poco de encuestas tenemos claro que no es posible hacer una con más de 20 candidatos y preguntar por todos. Es obvio que solo escogen unos cinco o seis a los que quieren fortalecer y esos son, por supuesto, los que quedan en los primeros lugares. Esto permite enterrar candidaturas antes de que se inscriban”, manifestó una de las fuentes.
¿Pueden amañarlas?
Además, muchas veces las preguntas se dirigen a muestras de personas muy pequeñas, que no alcanzan a ser representativas para la población de la ciudad o el departamento, sin contar que podrían hacer pasar como intención de voto una pregunta sobre reconocimiento de un candidato, lo que evidentemente no es lo mismo y puede generar falsas percepciones en la gente.
Otra fuente indicó que esta estrategia incluye acuerdos con los equipos de campaña de los candidatos para direccionar las respuestas de la gente. ¿Cómo? Una forma de hacerlo es que primero se va a zonas específicas a promover publicidad sobre el aspirante. Pocos días después, se hacen las encuestas en ese sector y se incluye el nombre del aspirante, lo que lleva a que la gente hable positivamente o diga que lo conoce.
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A esto se suma que también se están presentando encuestas falsas o cuya procedencia es desconocida. La semana pasada, por ejemplo, el Centro Nacional de Consultoría (CNC), empresa reconocida en la elaboración de estos estudios de opinión, negó la veracidad de una encuesta en la que, supuestamente, se preguntó a ciudadanos por la intención de voto para la Alcaldía en 2023.
Las fotografías y nombres de 10 precandidatos (algunos de ellos ni siquiera han anunciado una aspiración oficial) fueron ubicados al lado de porcentajes e, incluso, se incluyó la ficha técnica. Solo cuando esta se hizo viral se supo que era falsa y que sus creadores usaron la imagen del CNC para darle tintes de credibilidad.
Sin embargo, ese no ha sido el único sondeo que se ha realizado. Pese a que podría pensarse que es muy rápido para estos, pues las campañas toman fuerza a mitad de año, expertos en el tema indican que lo normal es que desde enero se inicie con la medición de las opiniones de los ciudadanos.
Por ello, hay quienes se preguntan por la labor del Consejo Nacional Electoral (CNE), pues para hacer y publicar encuestas se debe tener una acreditación o permiso, y cumplir con requisitos mínimos. Pero también dicen que detectar fraude es muy difícil porque se usan técnicas muy sofisticadas.
Aunque algunos aspirantes manifestaron que en este momento las encuestas son una “estrategia politiquera” que no da muchos réditos, pues falta mucho camino por recorrer, otros creen que sí puede beneficiar nombres y afectar candidaturas.
Esta serie de estrategias amañadas distorsionan finalmente la realidad de la contienda y le restan credibilidad a los resultados de las encuestas que se hacen de forma independiente, es decir, ajenas a las campañas, como las que contratan los medios de comunicación, que no pretenden favorecer ninguna candidatura y sí medir el pulso de la opinión pública.
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