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Más allá de partidos y principios: el senador Trujillo es todo un cazador de poder

Empezó a los 14 años como miembro de una JAC de Itagüí y en su carrera política se ha hecho de alianzas que no están ligadas a filosofías políticas, como la que tiene con Daniel Quintero. De su alcaldía aún hay preguntas por responder.

  • El senador Carlos Andrés Trujillo mantiene cuatro puestos en la dirección del Partido Conservador. FOTO CORTESÍA
    El senador Carlos Andrés Trujillo mantiene cuatro puestos en la dirección del Partido Conservador. FOTO CORTESÍA
  • Más allá de partidos y principios: el senador Trujillo es todo un cazador de poder
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  • Trujillo apoyó a Gustavo Petro en campaña y eso le dio poder cuando este ganó la Presidencia de la República. FOTO CORTESÍA
    Trujillo apoyó a Gustavo Petro en campaña y eso le dio poder cuando este ganó la Presidencia de la República. FOTO CORTESÍA
  • La semana que culmina se anunció que Trujillo no presidiría más el Partido Conservador. FOTO CORTESÍA
    La semana que culmina se anunció que Trujillo no presidiría más el Partido Conservador. FOTO CORTESÍA
19 de febrero de 2023
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En La independencia, un barrio de estrato 3 en Itagüí, cualquiera puede señalar la cuadra y hasta la casa de segundo piso de la diagonal 42A donde creció el político conservador Carlos Andrés Trujillo. Está muy cerca a la cancha cubierta y a la institución educativa Antonio José de Sucre, donde él estudió.

Una anécdota demuestra que a Trujillo lo ha seducido el poder casi desde la cuna. A Alonso Acosta, un hombre de 75 años, ágil como si no tuviera esa edad y líder comunal desde hace casi tres décadas, se le iluminan los ojos cuando habla del senador. Cuenta que por allá por 1990 un vecino le dio razón de un “pelao” moreno y cabezón que había ido a su casa tres veces a buscarlo.

A los ocho días el muchacho se le apareció de nuevo a él, que era presidente de la organización, pidiendo pista para entrar, pero no como un simple miembro, sino como parte de la junta directiva. Era la primera vez que alguien tan joven le hacía tal petición.

Trujillo apenas tenía 13 años y tuvo que esperar unos días a completar los 14, que es el límite mínimo de edad de pertenencia a las Juntas de Acción Comunal (JAC); se inscribió y a los tres meses quedó como secretario. Luego, fundó el grupo juvenil e inició las festividades del 20 de Julio que son todo un carnaval en La Independencia. Por esos años, el joven Trujillo ya era huérfano de padre y vivía con su mamá y dos hermanas. Aunque la familia no vive en La Independencia, sí lo hacen los tíos Rodrigo, Jorge, Alirio y Beatriz.

En el año 2000, Alonso le propuso a una médica que atendía gratis a los vecinos de La Independencia que con su apoyo se lanzara al Concejo, pero la mujer se negó y la respuesta le vino como anillo al dedo a Trujillo. Casi le arrebata las palabras cuando se lo ofreció a él. “Es que eso es lo que yo siempre he querido –le dijo–, ¿qué hay que hacer?”. “Conseguir votos –le respondió Acosta–. “Así emprendieron juntos una campaña casa a casa por el barrio, pero les quedó faltando el centavo para el peso.

Lección aprendida. La segunda oportunidad no se lanzó como independiente, sino a nombre del Partido Conservador y fue mucho más allá de su barrio. Se hizo concejal entre 2004 y 2007, luego obtuvo una silla en la Asamblea de Antioquia en 2008 con 26.000 sufragios, la mayor votación del país para ese cargo, apoyado por el Equipo Colombia de Luis Alfredo Ramos, con quien hoy día no tiene ninguna relación. Posteriormente, también selló tratos electorales con Luis Pérez y con la casa Suárez Mira, pero los dejó en el camino cuando estos entraron en desgracia.

Desde entonces se marcaría un rumbo muy claro: Trujillo va tras el poder a como dé lugar, más allá de su partido, esa es la explicación que hay para entender por qué –en su presidencia– el Partido Conservador terminó como parte de la bancada del primer gobierno de izquierda, el del presidente Gustavo Petro.

Muchos de los que conocen al senador Carlos Andrés Trujillo aseguran que el secreto de su ascenso vertiginoso es su habilidad para acaparar la “mermelada” burocrática. Sin embargo, otros apuntan que se trata de un embelesamiento por el poder: su único propósito.

Otra característica en su trasegar político es que sabe trenzar alianzas que suelen durar lo que le señale su conveniencia individual. Trujillo ha copiado ese mismo libreto desde hace dos décadas y lo amplía en escala según el escenario donde se esté moviendo. Hasta ahora le había dado resultado porque gracias a él alcanzó a ser un barón electoral en Itagüí y Antioquia, solo que en la fría Bogotá sus prácticas de gamonal regional lucieron destempladas y fueron las que habrían precipitado que los demás jefes azules le quitaran la jefatura esta semana.

En este momento juega al ajedrez político para mantener su influencia en el Gobierno Nacional y en la dirección del Partido Conservador, donde sigue con 4 de las 18 sillas en tanto que no suelta las riendas de su feudo en Itagüí, donde construyó la maquinaria en la que ha afincado su carrera.

El fortín burocrático

Pero volvamos al trasegar del Senador. En 2011 la consigna de sectores alternativos de Itagüí fue evitar a toda costa que el conservador Carlos Arturo

Betancur repitiera en la Alcaldía. Este había sido mandatario entre 2004 y 2007 y mantuvo influencia a través de sus sucesores, Gabriel Jaime Cadavid (destituido tres meses antes de concluir su periodo por líos de corrupción) y Guillermo Pérez.

A pesar de que Trujillo había trabajado en el pasado de la mano de Betancur, convenció a sus copartidarios de que él era el gallo para vencerlo. Ganó prometiendo devolverle la seguridad al municipio y no subir el predial. Hasta sectores emparentados con la izquierda lo siguieron.

En su periodo, Trujillo aparecía en noticieros dando cuenta de los operativos contra la delincuencia, instalando cámaras de vigilancia, entregando motos a la Policía o inaugurando canchas y sedes comunales.

La contracara del que figuró como uno de los mejores alcaldes del país fueron los cuestionamientos desde la oposición y de sectores que inicialmente lo apoyaron pero que lo abandonaron decepcionados, por ejemplo, el Polo Democrático, por no cumplir aparentemente sus compromisos burocráticos y programáticos.

El que sí quedó satisfecho en ese lapso fue el sector inmobiliario, pues Trujillo les entregó a particulares una cuadra de terreno que ocupaba la plaza de mercado local, en lugar de la cual hoy existe un edificio de 20 pisos que justamente se llama la Gran Manzana. Igual suerte corrió la reserva de Mi Ranchito, en el sector de Suramérica, para levantar bloques de apartamentos. Adicionalmente, en la vereda La María volvió urbanizables terrenos rurales, generando utilidades para los dueños.

De ninguno de estos casos polémicos figuran investigaciones, pero sí la hubo sobre el contrato para operar el sistema municipal de registro de tránsito, que no firmó él pero sí prorrogó hasta el año 2029. Adicionalmente, como una mala noticia más para Trujillo, esta semana la Agencia de Desarrollo Local de Itagüí (Adeli), que creó él en su mandato, quedó en la palestra pública como una de las entidades que llamará la Procuraduría a dar explicaciones porque habrían sido usadas de forma sistemática para burlar las normas de contratación estatal, en un monto de $259.000 millones.

Trujillo se volvió un maestro en ganar lealtades con puestos y en atraer contradictores con cuotas de poder —dicen algunas fuentes señalando su manera de acomodar un parqués de poder donde él mueve las reglas—, así controla a un municipio con un presupuesto anual superior a $500.000 millones, el tercero más abultado de Antioquia, y una nómina cercana a las 2.000 personas entre funcionarios de planta y contratistas, y que de esta manera es como logró saltar al plano regional y nacional

“¿Por qué gana Trujillo?, por cosas como esta. Él sabe repartir ‘mermelada’, sabe armar sus equipos y sus estructuras”, dice la concejal de oposición en Itagüí Rosa Acevedo (Centro Democrático), quien accedió a una curul por ser la segunda más votada en los últimos comicios en que la venció José Fernando Escobar, el segundo alcalde que ha puesto Trujillo en seguidilla.

El otro filón de su poder sería la contratación. Acevedo cuestionó en un debate que el 85% de los contratos del 2020 en Itagüí se otorgaron sin licitaciones y que además, hay 14 empresas que habían reinado desde 2015, en las administraciones controladas por Trujillo.

Otro ex aliado de Trujillo que lo critica porque dice que se sintió traicionado desde su alcaldía, Nelson Acevedo, hizo públicos los contratos por casi $850 millones que obtuvo el hoy ministro de Transporte, Guillermo Reyes, entre 2012 y 2015, más 425 millones en la alcaldía actual por asesorías jurídicas. Fuera de que a Reyes lo precede una fama de buen jurista, ya había presidido el Consejo Nacional Electoral y se movía en el curubito del Partido Conservador, una influencia conveniente para alguien con aspiraciones altas.

El cuarto de hora

Trujillo apoyó a Gustavo Petro en campaña y eso le dio poder cuando este ganó la Presidencia de la República. FOTO CORTESÍA
Trujillo apoyó a Gustavo Petro en campaña y eso le dio poder cuando este ganó la Presidencia de la República. FOTO CORTESÍA

En las pasadas elecciones al Congreso, la campaña de Trujillo para reelegirse como Senador fue una de las más costosas entre los políticos antioqueños: $861 millones. Y fue en medio de esa contienda que su esposa, Patricia Ramírez, se volvió viral por un video en el que se muestra segura del poder que detenta su pareja en Itagüí. En la grabación se ve que, tras una queja ciudadana, un policía va a la sede política y reclama si tienen permiso para cerrar una calle aledaña; ella responde que nunca se los han pedido. ¿Por qué? “Ah, la rosca”, añade.

La historia, hasta ahí, termina en que al uniformado primero lo trasladan y luego lo expulsan de la Policía, mientras que Trujillo se posiciona como el más influyente senador conservador en las previas de la posesión del nuevo gobierno, gracias a que había puesto su maquinaria al servicio de Petro en medio de un pacto en el que habría intervenido el alcalde Quintero.

Cuando Petro gana, se busca a una persona cercana a él para que le diera un buen trato al partido a cambio de apoyarlo con el programa de gobierno, y parecía que era Trujillo”, apunta una persona de la entraña conservadora.

Lo nombraron presidente del partido y, fiel a su costumbre de controlarlo todo, como se dice que ocurre en Itagüí, se hizo a la presidencia de la Comisión Sexta en la Cámara Alta y en el acuerdo para mesas directivas maquinó para que la tajada de los godos fuera la Presidencia del Senado durante el tercer año del periodo, y en cabeza suya.

Fuera de eso, apoyó para que a su viejo amigo y contratista Reyes lo nombraran ministro de Transporte y fue poniendo a su gente en cuanto cargo les daban, sin dejar nada para el resto de la bancada. Aseguran que hasta la secretaría de la Cámara de Representantes, que normalmente es una cuota que se pone por consenso, la tomó por su cuenta para Jaime Luis Lacouture, quien le había permitido conquistar miles de votos en La Guajira.

Al principio, los demás dirigentes, de mayor tradición conservadora, se habrían tragado el sapo hasta que percibieron que Trujillo seguiría buscando solo el provecho propio. Aseveran que finalmente, se hartaron del trato arrogante que les daba, pero lo que detonó las alertas fue el acto estrafalario en Medellín, en el que repartieron tablets y bonos de $800.000 a periodistas para anunciar que Trujillo apoyaría para la Gobernación de Antioquia al liberal Julián Bedoya, cuestionado por presuntamente obtener su diploma de abogado de manera irregular. Ahí fue cuando fraguaron la jugada que lo depuso de la dirección del Partido Conservador.

La semana que culmina se anunció que Trujillo no presidiría más el Partido Conservador. FOTO CORTESÍA
La semana que culmina se anunció que Trujillo no presidiría más el Partido Conservador. FOTO CORTESÍA

LAS CUOTAS DEL SENADOR CONSERVADOR EN LA ADMINISTRACIÓN DE QUINTERO

El poder de Trujillo se extiende hasta la Alcaldía de Medellín. El senador, en llave con Julián Bedoya, goza de buenas migas con el alcalde Daniel Quintero. Uno de los despachos claves que manejan es el de Infraestructura. Luisa Fernanda Gómez, secretaria que reemplazó hace poco a Natalia Urrego, habría llegado al cargo en pleno cierre de mandato como recomendada de esta dupla.

También se sabe que la Secretaría de Medio Ambiente le fue entregada al concejal Lucas Cañas, integrante del grupo base de Trujillo en Antioquia. Allí ubicaron a Vanesa Álvarez Restrepo, quien pasó de asesorar a Cañas en su unidad de trabajo en el Concejo, a convertirse en la ordenadora del gasto en esta cartera.

El concejal conservador Juan Ramón Jiménez también tendría cooptadas varias subsecretarías, como la de Protección y Bienestar Animal. Hay otra ficha en la subsecretaría de Gobierno Local y Convivencia, donde Carlos Alberto Gutiérrez funge como director. Y en Metrosalud EPS que ha estado sumergida en una crisis de infraestructura durante la administración Quintero, Trujillo y Bedoya habrían intercedido por el nombramiento de Valentina Sosa Carvajal.

Dentro de Metroplús, sistema de transporte que impacta a Medellín, Envigado e Itagüí, se habla de la influencia del senador a través de su gerente general Jaime Alberto Garzón y del director de la oficina de Control Interno, Carlos Arturo Betancur.

El otro vínculo, aunque no responde a cuotas burocráticas, reseña una amistad sólida entre Trujillo y Rodolfo Correa, exsecretario de Agricultura de Antioquia que ahora es candidato a la Alcaldía de Medellín. Este par se hicieron amigos al inicio del gobierno de Aníbal Gavira y su relación también daría pistas sobre la supuesta cercanía entre Correa y Quintero.

¿SOMBRAS EN EL MANEJO DE RECURSOS EN LA ALCALDÍA DEL BARÓN ELECTORAL?

En 2015, seis años antes de que terminara el contrato entre el municipio de Itagüí con el consorcio Seti para sistematizar el Tránsito, el alcalde del momento, Trujillo, lo prorrogó hasta 2029 bajo condiciones que, en concepto de dos denunciantes, serían leoninas.

Donaldo y Nelson Acevedo, empleado del Municipio y militante del Pacto Histórico, respectivamente, quienes llevaron el caso a la Fiscalía, se preguntan cuál era la urgencia de ampliar en 8 años un trato suscrito en 2005 por el alcalde Carlos Arturo Betancur, a quien Trujillo le quitó el poder local. Dicen que habrían ocurrido anomalías. La primera es que los particulares que conforman la razón social Servicios Especializados de Tránsito y Transporte de Itagüí se llevan una tajada demasiado grande por el cobro de cada fotomulta: 55,8%, mientras que el Municipio va con 34,2% y el Simit con 10%.

EL COLOMBIANO halló que el representante legal de Seti que firmó el contrato fue Álvaro León Zuluaga Giraldo, hoy representante suplente de la firma Quipux, la misma que ha estado detrás de la implementación de fotomultas en varias partes del país y en la que Darío Amar, ficha de Daniel Quintero en EPM, fue alto directivo.

Los Acevedo no han sido informados en qué paró su queja y Trujillo respondió por escrito que tampoco conoce que haya vigente una indagación. Aseguró que el ajuste en el contrato era necesario para incorporar “nuevos desarrollos tecnológicos” como fotomultas y software de gestión; además, que los porcentajes son los mismos que estaban pactados en el contrato original y que el recaudo para el Municipio aumentó.

La plataforma de la Rama Judicial no permite verificar si ese es uno de los 7 casos penales del hoy senador que –según Las2Orillas– fueron trasladados a Bogotá en la fiscalía de Eduardo Montealegre, la mayoría por celebración indebida de contratos, estando solo uno de ellos activo.

El escándalo que más sonó en la alcaldía de Trujillo fue el pago del arriendo de una vivienda para el comandante de Policía con el erario, un tema por el que fueron condenados en primera instancia 9 concejales que aprobaron el acuerdo 06 que les proyectó Trujillo. Sin embargo, en la apelación ante el Consejo de Estado, en la que fungió como abogado Julio César Ortiz, quien también había defendido a Gustavo Petro cuando era alcalde, 8 fueron exonerados y solo perdió la investidura la liberal Eloisa Ossa, que no acudió a ese recurso.

Todavía en la alcaldía, Trujillo fue denunciado por cuatro concejales por supuestos malos manejos administrativos, concierto para delinquir y enriquecimiento ilícito, pero el asunto se volvió historia y el más ferviente denunciante, Gustavo Betancur, se convirtió después en asesor de la Alcaldía.

Quizá la jugada reina de Trujillo alcalde en materia de contratación fue crear la Agencia de Desarrollo Local (Adeli), porque fue el vehículo para mover luego temas que resultaron polémicos como la privatización del terreno de la plaza de mercado y de varios lotes que conformaban la reserva natural Mi Ranchito, una finca que fue del expresidente Mariano Ospina Pérez. Las denuncias públicas de Nelson Acevedo indican que los terrenos, en la vía hacia La Estrella, se vendieron a $450.000 el metro cuadrado y habrían tenido un valor muy superior. Ahora el sector está lleno de bloques residenciales. Trujillo asegura que eso valorizó a Itagüí a nivel nacional y que los jueces determinaron que “no existía ninguna irregularidad en la venta del inmueble ni en el valor cancelado”.

Trujillo también le pidió facultades al Concejo para traspasar a Adeli el valioso lote de la plaza de mercado, ubicado en el sector más central del municipio, y que esta entidad con amplitud para celebrar convenios y contratos se asociara a su vez con privados para un desarrollo inmobiliario que se llama la Gran Manzana. Opositores cuestionan que no se ha aclarado de qué manera se aplicó allí el principio del “interés general” que debe primar en transacciones con bienes estatales, toda vez que en los 20 pisos (4 comerciales y el resto residenciales) no se hicieron viviendas de interés social. Según Trujillo, de ese negocio el Municipio obtuvo inmuebles de los que percibe renta, más las oficinas donde funcionan Adeli y la Secretaría de Educación.

En relación con la nueva investigación que la Procuraduría anunció por la contratación a través de Adeli, el político le respondió a EL COLOMBIANO que hasta el fin de su gobierno (diciembre de 2015), “la empresa contrató con estricta observancia de los principios de la función administrativa y con el cumplimiento de principios fundamentales como lo son la libre concurrencia, la publicidad y la transparencia entre otros (...) No es mi responsabilidad lo que pase en la entidad actualmente”.

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