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Como si se tratara de una tumba cualquiera, la lápida de Roger Mitrrand* no tiene nombre. La loza es de cemento y sobre ella no hay letras de N.N. ni nada que se le parezca. Él es el haitiano que hace cuatro días murió de peritonitis en el hospital de Necoclí, localidad a la que llegó con su familia para cruzar el Tapón del Darién hasta Panamá, y de ahí seguir su rumbo a EE. UU.; hacía parte de los 14.000 migrantes represados nuevamente en esa localidad del Urabá antioqueño.
“Él se acercó con un dolor muy fuerte en el abdomen al hospital de Necoclí y lo atendieron, pero no aguantó y se le explotó el apéndice”, explicó uno de los acompañantes de Roger a EL COLOMB IANO.
Al día siguiente, y sin un ritual para decirle adiós, la familia de Roger...
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