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¿Realmente Medellín necesita más vías para los carros?
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FOTO JAIME PÉREZ
15 de noviembre de 2017
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Aunque la respuesta intuitiva de la mayoría de ciudadanos a la pregunta de si son necesarias más vías para Medellín y el Valle de Aburrá sería un sí rotundo, expertos concentrados en el foro ECOMovilidad, organizado por EL COLOMBIANO, pusieron la lupa sobre la necesidad de repensar la forma en la que nos transportamos, considerando que la ciudad crece y que está rodeada de montañas.
Las cifras dan una pista de la problemática. Viviana Tobón, subdirectora de Movilidad del Área Metropolitana reveló que cada año se matriculan en las secretarías de tránsito del Valle de Aburrá unos 140.000 nuevos vehículos. Eso quiere decir que cada día salen a las calles 386 nuevos vehículos a motor, de los cuales 60 por ciento son motos.
“Si hacemos el ejercicio de poner esos vehículos uno detrás del otro, en fila india, tendríamos que construir 2 kilómetros diarios de nuevas vías. Eso significa una inversión de 4.000 millones de pesos diarios, casi lo mismo que cuesta un colegio de calidad”, dijo Tobón.
A eso se suma el espacio. Al ser este un valle que apenas tiene 8 kilómetros en su parte más ancha, las opciones para construir nuevas vías que conecten al oriente con el occidente, por ejemplo, se reducen. “Si siguiéramos a ese ritmo, tendríamos que irnos todos para que nuestros vehículos circulen”, agregó.
Según Tobón, el paradigma de ciudades con autopistas de 7 carriles, como Los Ángeles en Estados Unidos, ha cambiado porque precisamente esas ciudades -a pesar de su mega infraestructura- enfrentan hoy problemas de movilidad críticos.
Problemas y soluciones
Según cifras del Área Metropolitana, recaudadas en la Encuesta Origen - Destino del año 2012, el 57 por ciento de los vehículos motorizados (carros particulares y motocicletas) están en Belén, Laureles, El Poblado y Envigado, donde apenas vive el 18 por ciento de la población.
“Eso quiere decir que menos de un 20 por ciento de la gente usa más de la mitad del espacio disponible en la ciudad”, precisó Tobón.
Tener esa cantidad de carros en tan poco espacio también genera otros efectos adversos que además cobran vidas humanas, como los accidentes de tránsito y deterioro de la calidad del aire.
En el Valle de Aburrá murieron 496 personas en accidentes de tránsito solo durante el año 2016. “Eso son los mismos muertos que dejarían unas 7 tragedias como las del avión de Chapecoense al año”, dijo Tobón. En los últimos 10 fueron más de 6.000 los muertos en las vías; casi la misma cantidad de habitantes que tiene un municipio como Guatapé, según cifras consolidadas por el Área Metropolitana.
Según Piedad Restrepo, directora del programa Medellín Cómo Vamos, los peatones y los ciclistas ponen la mayoría de esos muertos. En el caso de Medellín, dijo, de 270 muertos que hubo en las calles en 2016, 227 eran transeúntes o biciusuarios.
Tomás Elejalde, gerente del Metro, explicó que el uso de ese sistema de transporte masivo evitó que ocurrieran 5.176 accidentes de tránsito, algo que las aseguradoras avaluaron en 185.990 millones de pesos.
Y el ministro de Transporte, Germán Cardona, resaltó la importancia de ese sistema en la ciudad a partir de una sola reflexión: ¿Qué pasaría en las calles de Medellín si no tuvieran el Metro?
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Movilidad sostenible debe ser prioridad
Para Alejandro Echeverri, director de Urbam en la Universidad Eafit, la inversión en espacios para el peatón y el ciclista se traduce en más espacios en las vías y mejor organización de las ciudades.
“Hay que promover y hacer más llamativos los sistemas de transporte en Medellín, así como el sistema de carro compartido, cada carro compartido reemplaza 17 vehículos”, explicó y agregó que las condiciones económicas colombianas hacen que muchas personas deban usar el transporte público y el reto del Estado es anticiparse a ese crecimiento para organizar las ciudades y espacios.
Por eso los expertos citados le solicitaron a los gobiernos local y nacional que sume más esfuerzos para permitir que la movilidad de las ciudades se reorganice a través de sistemas públicos (bien sea bicicletas, buses o trenes) que mejoren la calidad de vida.
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