Por fin le llegó un salvavidas al humedal en el que confluyen las quebradas Abreo-Malpaso, que durante décadas abasteció de agua a los habitantes de Rionegro y le facilitó la próspera pesca a decenas de familias, pero que en los últimos años había entrado en una rápida agonía que lo tiene a punto de desaparecer, rodeado por la expansión descontrolada del municipio y agobiado por vertimientos y la indiferencia.
Cornare y la alcaldía de Rionegro acaban de anunciar una inversión conjunta de $6.400 millones para ejecutar varios proyectos que se necesitan con urgencia para recuperar fuentes hídricas, restaurar ecosistemas y mitigar el riesgo por inundación en varios sectores.
Para comenzar la recuperación del humedal EP-Río de Rionegro, Cornare y el municipio invertirán $298 millones en la restauración activa de la flora acuática y terrestre, el manejo de especies invasoras, así como en la implementación de talleres de educación ambiental, y la instalación de señalización educativa.
El resto de los recursos irán destinados a la construcción del parque paisajes del agua en Rionegro, con una inversión total de $4.967 millones, de los cuales Cornare aporta $2.980 millones y el municipio $1.986 millones. El ‘parques del río’ de Rionegro combinará espacios urbanos con jardines ornamentales, y 27.293 metros cuadrados de zonas verdes.
También comenzará por fin la recuperación de la capacidad hidráulica del río Negro en sectores rurales y urbanos, con el objetivo de mitigar el riesgo de inundaciones. Este proyecto, en su primera fase, cuenta con una inversión de $759 millones, de los cuales Cornare aportará $455 millones y el municipio $303 millones para mitigación del riesgo por inundaciones y el fortalecimiento de la educación ambiental en la comunidad.
Parte de esa inversión se destinará también a la creación de “Áreas de Vida”, en el marco de la Ley 2173 de 2021, con una inversión de $214 millones. Este proyecto permitirá la delimitación y restauración de predios estratégicos para la conservación en Rionegro, promoviendo la creación de corredores biológicos y áreas de conservación, fundamentales para la conectividad ecológica, es otro proyecto clave por la tensión que se vive actualmente en las áreas de relevancia ecológica y que se encuentran rodeados por predios particulares.
Este primer impulso para recuperar el humedal EP-Río (que todavía es corto frente a las amenazas que tiene este ecosistema), empieza a saldar la deuda que tiene el propio municipio, pues a pesar de que en 2001 el Concejo de Rionegro declaró el embalse Abreo-Malpaso como un ecoparque –al concluir que era indispensable protegerlo y crear programas de educación ambiental en torno a este– en 2018 el Acuerdo 002 del POT redujo extrañamente el área de protección que rodeaba el cuerpo de agua y lo dejó a merced de las presiones que ya venían amenazándolo desde hacía varios años.
En octubre de 2023 EL COLOMBIANO contó la historia de este histórico y fundamental humedal y luego en febrero de 2024 publicó un artículo en el que nuevamente llamaba la atención del acelerado deterioro que estaba padeciendo ante la indiferencia de las autoridades municipales y ambientales.
Y es que sin atención ni planes de manejo alguno, una vez EPM tomó el control del acueducto local y las aguas de este embalse dejaron de proveer a las familias, llegó la decadencia para el humedal y el exceso de materia orgánica que se empezó a acumular en el espejo de agua desencadenó un proceso de saturación de nutrientes que permitió el crecimiento de especies de plantas invasoras que acabaron con el oxígeno del embalse, mataron plantas nativas y convirtieron el humedal en un lugar difícil para las especies de fauna que habitaron allí. Más del 80% del espejo de agua desapareció.
A esto se le sumó el conflicto con un privado que, a pesar de tratarse de una zona de protección ecológica de carácter pública, decidió impedir el paso a las personas que han buscado por todas las vías recuperar el humedal, como la bióloga Johana Reyes, quien a lo largo de una década de estudios ha logrado documentar la presencia de al menos 30 especies de aves en este humedal, incluyendo nativas y otras migratorias que hacen largos recorridos por todo el continente americano, atravesándolo completamente de norte a sur, y encuentran en Abreo-Malpaso un lugar de reposo y alimento.
La bióloga señala que para garantizar realmente la recuperación del humedal, es esencial comenzar por el saneamiento básico para que frenen los vertimientos de vertimiento de las aguas residuales.
“Esa es la clave”, insiste, para recuperar este ecosistema que tiene trascendental importancia cultural para el municipio.