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Temido criminal del Bajo Cauca ya duerme en celda de 2x2 en Miami
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En una celda de 2x2 metros pasa la noche quien fuera uno de los criminales más terribles que ha padecido la subregión del Bajo Cauca antioqueño: Rafael Álvarez Pineda, alias “Chepe”. FOTO CORTESÍA
En una celda de 2x2 metros pasa la noche quien fuera uno de los criminales más terribles que ha padecido la subregión del Bajo Cauca antioqueño: Rafael Álvarez Pineda, alias “Chepe”.
Fuentes policiales confirmaron a EL COLOMBIANO que este hombre, oriundo de Yacopí (Cundinamarca), fue extraditado a los Estados Unidos junto a otras 10 personas el pasado viernes. Allá tendrá que comparecer ante la Corte del Distrito Sur de La Florida por delitos asociados al narcotráfico (caso N°10-CR-20554).
Álvarez Pineda permanece recluido en el Centro de Detención Federal de Miami, una cárcel que alberga 1.343 internos, según el Buró de Prisiones de E.U. Allí está en el piso 11, en una estrecha celda que los presos llaman “el hueco”.
La carrera delictiva de “Chepe” comenzó en los años 90, siendo mando medio del bloque Mineros de las Autodefensas, con influencia en los seis municipios del Bajo Cauca. Después de la desmovilización del grupo y la extradición de su comandante Ramiro “Cuco” Vanoy (13 de mayo de 2008), Álvarez se quedó en la zona.
De acuerdo con la información recaudada por la Dirección de Justicia Transicional de la Fiscalía, traicionó a su antiguo jefe y en asocio con otros desmovilizados comenzó a usurparle sus negocios y propiedades. En esas acciones, en Cundinamarca resultó asesinado Vladimir Vanoy Cifuentes, hijo de “Cuco”.
“Chepe” fue cofundador de la banda criminal “los Paisas” en 2008, junto a “Mono Vides”, “Víctor Caparrapo” y “Puma”, entre otros que pasaron del paramilitarismo al narcotráfico. Su idea era controlar el hampa del Bajo Cauca, desde el cultivo y tráfico de estupefacientes, hasta las extorsiones, el sicariato, los desplazamientos forzados, desapariciones y minería ilegal de oro.
Por ello se fue a la guerra contra otras organizaciones que pretendían lo mismo, como “los Urabeños” y “los Rastrojos”.
A través de una sociedad con el cabecilla de la banda “la Oficina”, Maximiliano Bonilla Orozco (“Valenciano”), “los Paisas” consolidaron rutas para la exportación de narcóticos desde la Costa Atlántica hacia Estados Unidos.
La dinámica de la criminalidad cambió en la subregión y para el año 2010 ya se habían unido “los Paisas” y “los Urabeños”, formando un frente común contra “los Rastrojos”, que generó un incremento de los homicidios del 400%.
Dos años después, esa mortal disputa y las continuas operaciones de la Fuerza Pública terminaron diezmando a la estructura de “Chepe”, quien para sobrevivir en el mundo de la ilegalidad se incorporó del todo a “los Urabeños”, la facción que hoy impera en la zona.
Como cabecilla de ese grupo, de acuerdo con el informe de la Dijín, Álvarez quedó al mando de los negocios clandestinos en Caucasia, Cáceres, Tarazá (Antioquia), Uré y La Apartada (sur de Córdoba).
El pedido de extradición de E.U. hizo que su captura fuera prioritaria, la cual se concretó en agosto de 2013, cuando los comandos especiales de la Policía se enfrentaron a tiros con él y su anillo de seguridad en una finca del corregimiento Piamonte, en Cáceres. En la acción, el exparamilitar quedó herido de un balazo.
Los reemplazos
Fuentes judiciales indicaron que tras la captura y detención de “Chepe”, su estructura en el Bajo Cauca fue heredada por José Horacio Osorio, alias “Seis Siete”. A este lo apoyarían los hermanos Aroldo Sacristán Mahecha (“León”), Wilson Sacristán Mahecha (“Juancho”) y Luis Octavio Sotelo (“Tolima”).
Todos tienen en común haber nacido en Yacopí, integraron el bloque Mineros y tras las desmovilización comenzaron a delinquir con “Chepe”, por lo que figuran en carteles de los más buscados.
Por la muerte de Vladimir Vanoy está investigado “Juancho”, quien en ese momento (octubre 18 de 2008) era su escolta.
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