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Los “Urabeños” aceptan que están en “plan pistola” contra la Policía

  • Foto de archivo. HERNÁN VANEGAS OCHOA
    Foto de archivo. HERNÁN VANEGAS OCHOA

Con el patrullero de 25 años Alejandro Caro Jave, quien murió este viernes en el municipio de Pueblorrico, en el Suroeste antioqueño, ya van 10 policías asesinados en ocho departamentos del país desde que inició el “plan pistola” de los “Urabeños” para atentar contra la fuerza pública.

Además, con granadas y armas de fuego, los integrantes de esta banda criminal han dejado 28 policías, seis civiles, dos guardias del Inpec y un suboficial del Ejército heridos.

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Los “Urabeños”, que se hacen llamar a sí mismos Autodefensas Gaitanistas de Colombia y también son conocidos como “Clan Úsuga” o “Clan del Golfo”, son el remanente de la desmovilización de las Auc en 2005 y se financian del narcotráfico, la extorsión y la minería ilegal en 20 departamentos del país.

En un comunicado que repartieron en el sur de Córdoba y el Bajo Cauca, el “Bloque Pacificadores” de esa organización señala porqué inició la ofensiva contra los patrulleros de la Policía Nacional.

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Según los “Urabeños”, los asesinatos sistemáticos a policías son una retaliación por el homicidio de Uldar Cardona Rueda, alias “Pablito”, uno de los presuntos cabecillas más cercanos a la cúpula de esta organización quien fue dado de baja por miembros de la policía cuando celebraba el cumpleaños de su hijo de tres años.

“Dicen que hubo un enfrentamiento de casi más de media hora con un supuesto anillo de seguridad, (pero) Pablo sólo contaba con un escolta, que se rindió cuando los mercenarios del Estado entraron disparando a diestra y siniestra, asesinando al escolta sin darle oportunidad de ser capturado y sin importarles que ahí había niños”, dijeron los “Urabeños”.

Recuerde aquí toda la información sobre la operación contra alias “Pablito”

“Pablito”, quien según las autoridades comandaba el tráfico de estupefacientes en tres regiones del país y estaba en la lista de los más buscados de Colombia, fue abatido el pasado 3 de mayo en el municipio de Arboletes, Urabá antioqueño.

El ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas, celebró en ese momento la baja de “Pablito” y aseguró que con ese “certero golpe” continuaría “el derrumbe del clan mafioso”. “Hoy el Clan del Golfo tiene menos de la mitad de los integrantes que tenía en 2010”, dijo el jefe de la cartera de seguridad.

De acuerdo con la Policía, “Pablito” era el hombre de confianza de Roberto Vargas Gutiérrez, alias “Gavilán”, segundo al mando de “los Urabeños”, y era “amante de la cacería, las peleas de gallos, los licores extranjeros, la ropa de marca y las menores de edad”.

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Para los “Urabeños”, esas acusaciones son “completamente falsas” y pretenden “enlodar la memoria de una persona que sólo le hacía bien a sus semejantes”.

“Nuestra causa nunca ha sido enfrentar a la fuerza pública, sino defender los intereses de nuestros campesinos, pero debido a los abusos y asesinatos que han cometido hemos tenido que recurrir al accionar de nuestras armas, para que ellos entiendan que a todos nos duelen nuestros seres queridos”, finalizó el comunicado.

¿Quién era “Pablito”?

En los organigramas de la Policía Nacional figuraba como supuesto líder del bloque Pacificadores de Córdoba y Bajo Cauca, y también era delegado para coordinar las operaciones de la banda en el departamento del Meta.

El máximo jefe de la estructura, Dairo Úsuga David (“Otoniel”), le había encargado ese territorio estratégico de los Llanos Orientales porque “Pablito” ya conocía la zona, tras haber delinquido allá con el bloque Centauros de las Autodefensas Unidas de Colombia. De esta facción paramilitar se desmovilizó en 2005, aunque no se postuló a la Ley de Justicia y Paz.

El dosier oficial señala que Uldar Cardona, presuntamente, era hombre de confianza del estado mayor de la organización, en especial para actividades de narcotráfico.

Figuraba en el cartel de los más buscados por la Policía, con una recompensa de 150 millones de pesos por información que condujera a su captura.

En los archivos de la Fiscalía General de la Nación tiene registrada una condena de 9 años y medio de prisión, emitida en 2016 por el Juzgado Segundo Penal Especializado del Circuito de Antioquia.

La sentencia es por cargos de concierto para delinquir y porte ilegal de armas, luego de que la Policía lo capturara el 7 de marzo de 2010 en una gallera de la vereda El Tomate, en el municipio de San Pedro de Urabá. En el operativo quedó herido el patrullero José Galindo Varón.

Pese a esto, un juez de garantías de Montería consideró que la detención fue ilegal y lo dejó libre. Desde entonces había ascendido en la jerarquía de “los Urabeños”, hasta convertirse en un objetivo de alto valor para el Gobierno.

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