viernes
8 y 2
8 y 2
Ochenta y nueve segundos tuvieron que esperar ayer a las 12:02 p.m. 10 peatones a un costado de la calle 12 sur, frente a la FLA, para que cambiara el semáforo. Mientras tanto, estuvieron resguardados al lado de una tela verde que pretende separar la abandonada obra del tramo de metroplús en la Aguacatala. Algunos conversan, otros revisan celulares, unos se desesperan y otros se repliegan ante el paso raudo de un Circular Sur que agita las telas. La espera se acaba —casi siempre— y en 55 segundos la escena se repite con nuevos protagonistas.
El proyecto, que día a día cruzan cientos de peatones que salen de la estación Aguacatala del metro rumbo a la zona industrial de Guayabal, consiste en un carril segregado de 1,8 kilómetros para los buses masivos, que una a Envigado e Itagüí con Medellín.
Empezó a ejecutarse el 4 de diciembre de 2017 y debió ser terminado el 4 de febrero de 2019. Ante un primer retraso, se otorgó una ampliación de 186 días con el fin de que el consorcio —integrado por Conasfaltos y la mexicana Construcciones y Dragados del Sureste— finalizara. Pese a la adición, el plazo se cumplió el 9 de agosto con un avance de 55,9 %. Entonces, Metroplús terminó el contrato. Desde entonces quedó al garete.
El único movimiento luego de la parálisis del contrato consistió en obras de mitigación: llenos provisionales en la quebrada La Jabalcona para habilitar el tránsito en el costado norte entre la avenidas 80 y Guayabal, realizadas por la Secretaría de Infraestructura.
Metroplús está en proceso de cierre y liquidación del contrato anterior con el fin de liberar recursos para realizar la contratación del 44,1 % que falta. La adjudicación se daría durante este semestre, contó la empresa. El total del contrato era de $38.741 millones. El consorcio Cydcon ejecutó $12.112 millones y hay $21.302 millones para terminar el tramo. “Por el momento no se ha incrementado el valor”, dijo.
“Es horrible pasar la calle, mucho más cuando el semáforo está malo. Los conductores no respetan”, se queja Katherine Gómez, quien labora en los locales de la calle 12 sur. “No hay protección en el andén para nadie”, añade. Su compañera Sayra Carvajal la secunda: “desde que la obra está quieta pasar la calle es peligroso”.
Es que los peatones no solo deben esperar el cambio del semáforo durante minuto y 29 segundos al lado de telas raídas, sino que tienen que cruzar un tramo sin señalización, sin separador y con una cebra diluida en el asfalto.
Pero la paciencia no es solo menester de los transeúntes. Esteban Jiménez, quien atiende un local que ofrece dotación industrial, cuenta que el polvo invade las máquinas, por lo que tiene que sacudir todas las mañanas. “Los clientes sacan el cuerpo para venir acá, no sabemos que pasará”.
Mientras que la obra retoma labores y algún día termina, un letrero despide a las 10 personas que por fin cruzaron la 12 sur: “Vuelva a Medellín”.
Redactor del Área Metro. Interesado en problemáticas sociales y transformaciones urbanas. Estudié derecho pero mi pasión es contar historias.