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Algunos vecinos de la primera etapa de la urbanización Nueva Villa, ubicada en barrio Laureles, le manifestaron a EL COLOMBIANO que la ‘francachela’ que se arma en una salsamentaria, ubicada en el centro del complejo residencial, se sale de toda proporción. Lo que inició como un expendio de víveres y un lugar para tomar café, ahora se asemeja más a una taberna que a una salsamentaria, así lo asegura Lina*, una de las denunciantes: “Todo comenzó cuando empezaron a transmitir partidos de fútbol, sacaban un televisor y llegaron a poner hasta doce mesas. Nunca nos molestó lo de los partidos, sino la algarabía que se formaba después, en una oportunidad la celebración fue hasta las 3 de la mañana”.
Según comenta la denunciante, las mesas que ese negocio instala para sus clientes ocupan la zona común del edificio, un parque al que todos los propietarios deberían tener acceso.
Responde el propietario
Ante las denuncias, el propietario de la salsamentaria, quien prefirió no ser identificado, afirmó que tiene los permisos reglamentarios para expender licor y abrir su negocio hasta las 12:00 de la noche, agregando que no es cierto que haya alboroto, ya que sus clientes son los mismo propietarios de la unidad, que tendrían todo el derecho a usar esos espacios comunes. Además afirma que su negocio es el único espacio que tienen los habitantes para distraerse ya que, dada su edad, prefieren no salir de los predios de la unidad.
Habla la administración
Por su parte, la administración de la Unidad Residencial Nueva Villa, en cabeza de Claudia Marcela Velásquez, asegura que no han sido pocas las quejas que se han recibido sobre el ruido que emite la tienda, principalmente los fines de semana, y que pese a que la normativa de la unidad permite la apertura de los locales hasta las 9:00 de la noche, el propietario del negocio ha hecho caso omiso de sus peticiones: “Acá en La Villa el permiso de funcionamiento es hasta las 9:00 p.m., pero el señor afirma que su permiso, expedido por la alcaldía, es hasta las 12, yo le he solicitado una copia para corroborar, pero él enredó la conversación y no lo mostró. Ya se está tramitando todo con la inspección para tener claridad sobre el horario de funcionamiento que tendría permitido”. Según la administradora, la situación se agudizó luego de que la otra tienda de la unidad empezó a cerrar sus instalaciones a las 9 de la noche.
¿Qué dice la norma?
Sobre el conflicto entre el horario estipulado por la propiedad horizontal, y el permiso que sostiene tener el propietario, el subsecretario de Gobierno Local y Convivencia, Andrés Tobón, apunta que independientemente de las particularidades del caso, una invasión de las zonas comunes es ya una falta que atenta contra el espacio de la unidad: “Respecto al tema del horario, hay un conflicto de competencia que deberíamos examinar teniendo en cuenta las particularidades del caso, lo ideal sería dirimir en una inspección de policía, para dar prevalencia en materia de usos de derechos, lo que hay que tener claro es que una cosa es el permiso de venta y otro muy diferente es el de permiso de consumo, y eso no solo es una violación de convivencia sino que es una contravención al código de policía”, precisa el subsecretario ante la situación, que se resolverá en la siguiente asamblea de copropietarios, en dónde está postulada en el orden del día .