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Veredas fantasma: las huellas de la guerra

Miles de casas se mantienen sin dueño. El moho, la maleza y el olvido han acabado con ellas. El conflicto armado provocó su abandono.

  • Granada, Antioquia. Viviendas así se ven en muchas veredas antioqueñas que fueron abandonadas en los años más duros del conflicto armado por familias que aún no han retornado. FOTO JAime Pérez
    Granada, Antioquia. Viviendas así se ven en muchas veredas antioqueñas que fueron abandonadas en los años más duros del conflicto armado por familias que aún no han retornado. FOTO JAime Pérez
15 de agosto de 2016
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En la vía que conduce de Granada a San Carlos, en el Oriente antioqueño, el panorama es desolador: a lado y lado de la vía se ven viviendas abandonadas y destruidas. Uno que otro campesino pasa por allí en busca de algunos víveres pero la soledad es más que evidente.

Igual ocurre entre San Carlos y San Rafael y ese mismo panorama se repite en varios municipios antioqueños.

Minas antipersonal

El rigor de la guerra dejó marcas peligrosas en esas tierras. Las primeras amenazas son las minas antipersonal.

Paola Cadavid, directora de la Unidad de Restitución de Tierras (URT) en Antioquia y Chocó, aseguró que “en el Oriente antioqueño por el minado todavía seguimos teniendo veredas que aún no han sido habitadas de nuevo, nos pasa mucho en Granada, hay unas veredas donde no se ha podido hacer desminado y el protocolo dice que es la comunidad la que debe empezar a identificar dónde pueden haber algunas amenazas de minas y como las veredas están abandonadas no saben por dónde arrancar”.

En el informe que el Ministerio de Defensa entrega a la Unidad de Restitución de Tierras se indica, por ejemplo, que en el municipio de San Carlos, específicamente en las veredas Santa Inés, Santa Rita, Santa Elena, San Blas y La Mirandita; y en Granada en La María, Las Palmas, San Francisco, La Florida, El Tablazo, La Gaviota, Arenosa, San Miguel, están en rojo por lo que no se pueden adelantar retornos por probabilidad de presencia de minas.

San Luis y Granada tienen al batallón de desminado del Ejército (Bides) realizando operaciones en sus territorios para facilitar el retorno de los pobladores que alejó la guerra.

A José Maximino Castaño, alcalde de San Luis, le preocupan, especialmente, las veredas San Antonio y Minarrica.

En cambio, para Ómar de Jesús Gómez Aristizábal, alcalde de Granada, lo más delicado en temas de minas está en Santa Ana, donde todavía no se ha podido certificar a 11 veredas.

Cadavid afirmó que “más de 170 incidentes con minas en San Luis no han permitido entrar con restitución”.

Muchos no quieren volver

Los alcaldes se entristecen al reconocer que muchas de las personas que se tuvieron que desplazar no volverán a sus tierras.

“Granada tiene una particularidad, el granadino por fuera es muy solidario, el análisis que tenemos es este: todos los que salieron desplazados, la mayoría, tuvieron la posibilidad de que alguien les ofreciera ayuda, montar un negocio, y en este momento quienes están por fuera están en buenas condiciones económicas y dicen: ‘¿yo para qué me voy para la finca a aguantar hambre sabiendo que por aquí me estoy consiguiendo la comidita?’”, afirmó Gómez.

Muchas de las viviendas que se mantienen abandonadas permanecerán así indefinidamente, tal vez, hasta que las familias quieran hacer algún negocio con su tierra.

A los que no dejan retornar

Otras veredas siguen vacías de cuenta de los grupos armados ilegales que se apoderaron de los territorios.

“En Ituango y Urrao abandonaron y no pueden volver porque todavía hay guerrilla, esperamos que con el posconflicto esto vaya menguando”, informó Paola Cadavid.

Cáceres, en el Bajo Cauca antioqueño, es uno de los municipios más emblemáticos. El alcalde José Mercedes Berrío contó que si de impuesto predial debe recaudar $5 mil millones, no logra recoger ni siquiera $1.000 millones, todo de cuenta del abandono de tierras.

Los grupos armados aún hacen presencia, y parece que se están relevando, hay cultivos ilícitos en grandes extensiones de tierra y por lo menos tres veredas minadas: San Juan, El Tigre y El Nuquillo.

El alcalde de Cáceres calcula que hay 30 veredas en las que la institucionalidad ni siquiera ha podido ir a inspeccionar la situación.

Estos panoramas no solo ocurren en Antioquia. Según Ricardo Sabogal, director general de la URT, en el sur del país hay muchas veredas fantasma. “Para nosotros ha sido muy difícil llegar a Putumayo y Caquetá, especialmente” .

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