Cuando la vida se acaba con el fin del amor
Cuando la vida se acaba con el fin del amor
Por: Oswaldo Osorio
El debut como director del más celebrado guionista latinoamericano de la década, el mexicano Guillermo Arriaga, deja un buen sabor, esto a pesar de no tratarse de una historia demasiado truculenta o tan impactante como casi todas aquellas que le dieron esa celebridad. Este filme trata de ser más modesto en sus recursos narrativos, aunque inevitablemente sus conocidos golpes de efecto asoman en algún momento de la trama, pero sin llegar a echar por tierra una emotiva y contenida historia que habla de adversos sentimientos de personas muy tristes que buscan su redención.
En sus colaboraciones con su compatriota Alejandro González Iñárritu (Amores Perros, 21 gramos y Babel), más el debut como director del actor Tommy Lee Jones (Las tres muertes de Melquíades Estrada), Arriaga se muestra como un guionista autor, esto es, como un escritor (porque también escribe novelas) que tiene su universo y estilo propios, lo cual es algo escaso en el mundo del cine, pues los guionistas casi siempre están al servicio de los directores y la industria. Sus características esenciales son el interés por explorar las emociones humanas y las relaciones entre personas, a quienes somete a experiencias extremas; así mismo, se le reconoce por su predilección por el juego con las estructuras narrativas paralelas o discontinuas.
En esta cinta se pueden ver también algunos de sus tópicos recurrentes, como la infidelidad, la culpa, los amores trágicos y las muertes sorpresivas. En ella se cuenta una historia narrada a dos tiempos, que viaja entre el pasado y el presente para dar cuenta de una problemática relación entre una pareja. Pero a despecho de esta descripción, y de la tristeza de los personajes mencionada antes, no se trata de un deprimente relato donde nadie levanta la mirada y el espectador sale a rastras del teatro, sino al contrario, la trama y sus personajes a cada momento parecen estar frente a un deseo, e incluso a una oportunidad, de mejorar su vida.
Así, mientras el relato del pasado plantea asuntos como la infidelidad y sus consecuencias, los amores imposibles y los prejuicios sociales; el presente es el eco tormentoso de esas circunstancias del pasado, donde la culpa, la insatisfacción y el miedo a herir a los demás son los efectos consecuentes. Y justo aquí es donde da resultado el esquema de la narración paralela, que si bien en otros de sus guiones se antoja efectista, rebuscada y hasta contraproducente (como en la caótica 21 gramos), aquí el contrapunto entre la visión de los protagonistas jóvenes y luego adultos enriquece y complementa el cuadro emocional que quiere dibujar.
Es cierto que la trama guarda para el final un gran e impactante secreto, el cual puede trasformar mucho lo visto, pero para ese momento ya Arriaga ha enganchado al espectador con un relato pausado, sólido e intrigante, así como con unos personajes en quienes se pueden ver actitudes y estados de ánimos verdaderos, que logran con éxito uno de los principales objetivos del buen cine: que el espectador entienda unos sentimientos y emociones que tal vez nunca en su vida ha experimentado ni experimentará.
FICHA TÉCNICA
Título original: The burning plain
Dirección y guión: Guillermo Arriaga
Producción: Walter Parkes y Laurie MacDonald.
Música: Hans Zimmer y Omar Rodriguez-Lopez.
Fotografía: Robert Elswit y John Toll.
Reparto: Charlize Theron, Kim Basinger, Jennifer Lawrence, Joaquim de Almeida, Tessa la, José María Yazpik.
USA- 2008 – 111 min.
La mala televisión se toma el cine
Por: Oswaldo Osorio
Esta película puede producir reacciones encontradas, incluso en un mismo espectador. Puede ser vista como una burda comedia populista o, por el contrario, como un picaresco retrato de la sociedad cubana actual y su prolongada crisis. Aunque, en realidad, no necesariamente tienen por qué reñir estas dos opciones, en esa medida, es una comedia ligera llena de concesiones al espectador, pero también se puede ver, si se lee atentamente entre líneas, una reflexión sobre la Cuba de hoy.
El tema y el tono de esta película prácticamente son la marca de fábrica del director Juan Carlos Tabío, presente desde su debut con Se permuta (1988), pasando por la celebrada Fresa y chocolate (codirigida con Tomás Gutiérrez Alea en 1993), hasta la reconfortante Lista de espera (2000). Es un cine comprometido con el humor y la revolución. Sin embargo, entre ese debut y esta última película se pueden hacer preocupantes lecturas sobre su cine y su país.
Lo preocupante es que el país de Fresa y chocolate y Lista de espera están totalmente desdibujados. El compromiso con la revolución por parte de los ciudadanos y el optimismo y armonía con que asumen su vida diaria y las relaciones con los demás, presentes en estas dos películas (también en la ensoñadora El elefante y la bicicleta, 1994), ya no están en este último filme, el cual está marcado por la desconfianza generalizada, la falta de solidaridad y el individualismo que busca sobrevivir en medio de la precariedad económica.
Por: Oswaldo Osorio
Los fanáticos del cine de acción tal vez salgan decepcionados de esta película. Y es que está siendo anunciada como una cinta de acción y, para ajustar, es protagonizada y dirigida por los mismos que hicieron la exitosa saga de Jason Bourne. Sin embargo, de acción tiene muy poco, prácticamente solo la secuencia del clímax. En lugar de eso, el espectador se encontrará con un intenso y contundente thriller de espionaje ambientado en la guerra de invasión a Irak y con un marcado tono de denuncia política.
El director inglés Paul Greengrass ya tenía un reconocimiento en el cine político con filmes de gran fuerza como Domingo sangriento (2002), Omagh (2004) y Vuelo 93 (2006). Las dos últimas entregas de la saga de Jason Bourne fueron una sorpresa para quienes lo conocían, porque no se le veía como un director de cine de acción, y aún así, supo hacer la diferencia y crear dos películas que tomaron distancia de las convenciones del género, sobre todo por la estética realista con la que fueron concebidas.
Esta nueva película, que es una adaptación del libro de un analista político y corresponsal del Washington Post en Bagdad, es la perfecta combinación de esas dos facetas del cine de Greengrass: la envolvente acción realista que se le vio con Jason Bourne combinada con la solidez y complejidad de su contenido político. Pero sobre todo, el tono de denuncia es el que se impone en la propuesta de esta cinta.
Por: Oswaldo Osorio
Cuando el jurado del Festival de Berlin le otorga el premio a Polanski por esta película, estaba pensado más en política que en cine. Y es que el Oso de Plata como mejor director evidentemente fue una declaración contra el arresto del cineasta en Suiza, a causa de un viejo proceso judicial en Estados Unidos. El problema aquí es que, para hablar de una película, se empiece con consideraciones extra cinematográficas, lo cual despierta suspicacias sobre los verdaderos valores del filme y su director.
Los valores del cineasta nadie los ponía en duda hace tres décadas (¡Tres décadas!), cuando se había labrado un prestigio con sugestivas y trasgresoras obras como Cuchillo en el agua, El bebé de Rosemary, Repulsión, Chinatown, El inquilino, entre otras. Pero luego viene una seguidilla de obras menores (Lunas de hiel, Oliver Twist), comunes películas de género (Piratas, La novena puerta), filmes que parecen haber sido hechos por encargo (Frantic) y hasta películas a las que se les nota el esfuerzo por querer competir en la carrera de los premios Oscar (El pianista), con la cual el otrora sugestivo y trasgresor –adjetivos que no son muy apreciados por la Academia- director obtuvo siete nominaciones y tres estatuillas.
Así que la vida de película de este cineasta, con sus escándalos y problemas legales, así como con su viejo prestigio de maestro del cine, tal vez sea lo que ha recargado la balanza para la avalancha de reseñas positivas para su última cinta, a pesar de tratarse de un thriller político de lo más convencional, colmado de lugares comunes y con muy pocos elementos que lo diferencien de otras de las tantas cintas que hay del género.