Inteligencia Artificial y Mercado Laboral: algo va a cambiar, es un hecho.

Giovanny Cardona Montoya, junio 24 de 2019.

 

Desde que Drucker habló por primera vez de Sociedad del Conocimiento (1959), hay evidencias teóricas y empíricas de que algo viene sucediendo en los procesos productivos. Si bien este tema va más allá de lo económico -lo cultural, lo social, lo político, etc.-, vamos a concentrarnos en la dimensión económica del proceso.

Drucker señaló, entonces, que las empresas estaban vinculando trabajadores que pasaban más tiempo interactuando con la información que con las máquinas , las herramientas o la tierra -los tradicionales factores de producción-. En otras palabras, se trata de trabajadores cuya labor principal es la gestión del conocimiento. Estamos pasando de habilidades físicas a las de pensamiento. He ahí la clave de la nueva competitividad.

Esta sociedad del conocimiento se ha acompasado en las últimas décadas, del desarrollo de ciertas tecnologías entre las que se destacan las del transporte y las de la información y las comunicaciones -TIC-. El avance de estas tecnologías ha sido fundamental para el denominado proceso de globalización, el cual ha venido derrumbando fronteras para la interacción entre las personas del planeta, a la vez que, acelera todos los procesos de producción e intercambio de bienes y servicios.

El auge de las tecnologías siempre ha traido consigo transformaciones en el mercado laboral. Los avances frecuentemente han desplazado labores humanas pero al mismo tiempo han reclamado que la población tenga una formación más compleja para interactuar con dichas tecnologías: ya sea para gestionarlas o para potenciarlas hacia la producción de bienes y servicios antes impensables.

Así, con el vehículo a motor, los cocheros y jinetes perdieron su trabajo; pero los nuevos conductores pudieron transportar más pasajeros, más carga, a distancias mayores y en menor cantidad de tiempo.Se destruyeron muchas ocupaciones (el herrero, el fabricante de sillas de montar, por ejemplo) pero nacieron muchas más,ya que, al poder transportar más gente, a mayores distancias y en menor tiempo, el mercado se incrementó (el conductor, el piloto, el mecánico, el ingeniero, etc). Hubo más y mejor trabajo; menos físico, más intelectual.

La Sociedad del Conocimiento parece replicar el reto de anteriores revoluciones industriales (la de los artesanos con respecto a la economía rural; la de la máquina a vapor; la de los vehículos de combustible). Ahora, nuevamente, el desarrollo científico y tecnológico está automatizando y robotizando procesos, a tal punto que desaparecen  muchos oficios, tareas, labores, empleos y hasta profesiones: el conductor de transporte público -aéreo y terrestre-, el técnico contable, el médico general, el maestro de tiza y tablero, el mensajero, el soldado de campo de batalla (eso sí es una muy buena noticia), el operario de máquinas de cualquier fábrica, etc. Todas esas tareas las realizan máquinas: ahora las palabras claves son “algoritmos”, “apps”, “drones”, “robots”.

Sin embargo, el fenómeno de la destrucción de empleos y la creación de nuevos se está dando en un contexto diferente al de revoluciones anteriores.

1. Nos encontramos en un mundo superpoblado. La tierra era un planeta subpoblado hasta bien entrado el siglo XX. Ahora se destruyen millones de empleos pero ¿está listo el sistema para entrenar y reubicar a tanta población?

poblacion mundial2. Vivimos en un mundo interconectado, no existen los fenómenos locales o nacionales sin consecuencias de carácter internacional, incluso, global.  Las Cadenas Globales de Valor hacen que si una empresa entra en crisis, las consecuencias de desempleo se expandan por todo el planeta. Nada sucede de manera local o aislada.

Entonces, la pregunta es: ¿Si el desempleo que generará la Inteligencia Artificial es de carácter global, pero las políticas por el empleo se toman es a nivel nacional, será posible que se logre un reordenamiento del mercado laboral, que sea equilibrado en la ecuación nación-planeta?

comercio mundial 2016Las firmas desagregan su producción a través de procesos de manufacturación oversea y offshoring.

 

3. La teoría de la economía política siempre ha confrontado dos paradigmas antagónicos. De un lado, la tesis de Adam Smith que señalaba que el empresario buscando su lucro personal generaba un beneficio social o colectivo. Así, con el ánimo de vender más y obtener más ganancias, el empresario reduce costos y/o eleva calidad, lo que al final beneficia a una mayor cantidad de consumidores (la sociedad). Del otro, la teoría de Karl Marx, quien señalaba que los intereses sociales eran antagónicos de los privados. Un ejemplo de la tesis de Marx sería la idea que el empleador preferiría pagar salarios más bajos (beneficio privado), lo que se traduciría en menos capacidad de compra de toda la sociedad.

Todo indica que la actual revolución tecnológica (la de la Inteligencia Artificial) permitirá nuevamente confrontar las dos anteriores hipótesis. El desarrollo tecnológico destruirá empleos, esa es una verdad de a puño. Como dice John Charles Pool: “un robot puede hacer un auto, pero no puede comprarlo”; entonces, ¿cómo va a reaccionar el sistema ante esta creciente y acelerada realidad?

La Inteligencia Artificial destruye empleos, entonces, ¿qué hará el sistema de economía de mercado? ¿quién tendrá la razón, Marx o Smith?

Hay medidas que se pueden tomar para que las posibilidades que ofrece la nueva revolución tecnológica no se traduzcan en una aguda crisis de la economía de mercado. Veamos algunas de ellas:

crecimiento acelerado, exponencial y de calidad del sistema educativo a nivel global. Si la cobertura educativa crece y las personas se forman en el manejo de las nuevas tecnologías y en competencias transversales como la gestión del cambio y de la incertidumbre, el emprendimiento, el trabajo en redes, la creatividad intelectual y artística, entre otras, entonces, probablemente la economía mundial viva una nueva expansión. ¿Quién pagaría semejante inversión en el corto y mediano plazo?

reducción de la jornada laboral para absorrver una mayor cantidad de mano de obra. ¿Quién pagaría esta reforma laboral mundial?

– aprobación de una renta mínima universal para todos los habitantes del planeta: si las personas no trabajan no tienen ingresos, entonces, no consumen; ¿sino consumen, para quién producir?

El carácter planetario de la actual revolución tecnológica y la velocidad con la que se presentan los cambios en los procesos productivos, fruto de los desarrollos tecnologícos de nueva generación, hacen de esta nueva contradicción tal vez la más aguda que haya tenido la economía de mercado en sus siglos de existencia.