LAS TRES CONDUCTAS HOMICIDAS del Valle de Aburrá

En Medellín y sus municipios aledaños no hay registros de un asesino en serie en lo que va del siglo XXI. Hablamos de criminales como Juana Barraza Samperio, alias la ‘mataviejitas’ (foto abajo), una ex luchadora condenada a 759 años de cárcel por el homicidio de 16 ancianas entre 1990 y 2006, en el área metropolitana de Ciudad de México; o de matones como Alexander Pichushkin, el ruso procesado el año pasado por la muerte de 62 personas, cuyos nombres apuntaba en cada cuadro de un tablero de ajedrez.

 Juana Barraza, la 'mataviejitas' de MéxicoLos delincuentes en serie del Valle de Aburrá en los últimos tiempos son fleteros, pedófilos y estafadores, pero homicidas seriales, no hay. Lo que existen son conductas homicidas en serie y son las siguientes:

1. El rapto de la muerte
Los criminales ‘desaparecen’ a su víctima y el cadáver es encontrado días después, botado de forma vil en algún paraje lejano a su vivienda. Esta conducta criminal se hizo más común desde las caóticas épocas del narcotraficante Pablo Escobar y el régimen del terror implantado por los paramilitares del bloque Metro y del Cacique Nutibara.

Al ser dado de baja el primero en 1993, y desmovilizarse los ‘paras’ en 2003, la conducta se redujo. No obstante, hoy en día se han registrado nuevos casos de cuenta de las disputas entre bandas que pretenden dominar el bajo mundo de la zona, con sus lucrativas casas de vicio y vacunas extorsivas.

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