El asesinato de un testigo del FBI en un restaurante de Medellín, destapó los alcances de uno de los narcotraficantes más clandestinos de la actualidad: el canadiense Ryan James Wedding, quien en el pasado fue deportista olímpico.
Su caso también pone sobre la lupa de la opinión pública a otros narcos del negocio transnacional que tuvieron una vida en el deporte, pero que no fueron capaces de rechazar el llamado de la mafia. El siguiente es un informe de El Colombiano y Revelaciones del Bajo Mundo.

