El hombre era requerido por las autoridades por los delitos de secuestro extorsivo, concierto para delinquir, hurto, porte de armas y desplazamiento forzado.
“Al delincuente también se le atribuye el plagio y homicidio de cinco personas en Jamundí, entre ellas dos ex integrantes de la Policía y dos ingenieros”, indicó el general Triana en su cuenta de X. También indicó que a ‘JF’ se le investiga por su participación en las recientes acciones terroristas contra la población civil y la fuerza pública en ese municipio y en Cali, hechos que dejaron cinco fallecidos y 37 lesionados, incluidos cinco policías y dos militares.
El general Triana también indicó que alias JF era el enlace directo con el cabecilla armado del frente Jaime Martínez, para la ejecución de secuestros, extorsiones y narcotráfico sobre el corredor que comunica al departamento del Cauca con El Naya, en Buenaventura.
En el operativo, realizado en coordinación con la Fiscalía, se incautaron un arma de fuego, dos proveedores, una granada de fragmentación y dos celulares.
Lyan José Hortúa estuvo 18 días secuestrado y desde el momento de su detención, tanto su familia como las autoridades sospecharon que estaba en manos de las disidencias de las Farc.
Aunque en un momento se pensó que su liberación había sido un gesto humanitario por parte de sus captores, un día después de que el niño se reencontró con su familia se conoció que tuvieron que pagar el rescate y denunciaron que las autoridades no mostraron mayor interés por el caso, menos el presidente Gustavo Petro.
Ese mismo día, el 22 de junio, un tío del menor, quien aparentemente pagó su rescate, fue asesinado en un ataque sicarial en Cali, lo que despertó dudas sobre las motivaciones detrás del secuestro del niño.
Y es que, detrás de su secuestro, se reveló una historia de asesinatos, atentados, presuntos nexos con la mafia y dinero.
Fuentes cercanas al caso le contaron un mes atrás a EL COLOMBIANO, con reserva de identidad, que el secuestro al parecer guarda relación con bienes y una fortuna que su familia habría heredado de su padre biológico.
Se trata de José Leonardo Hortúa Blandón, alias Mascota, uno de los cabecillas más peligrosos de la extinta organización narcotraficante ‘los Rastrojos’, quien fue asesinado un mes antes del nacimiento de Lyan. ‘Mascota’ era pareja de Angie Bonilla, con quien esperaba su primer hijo, cuando se produjo el atentado el 19 de abril de 2013 en Cali.
En aquel entonces, ‘Mascota’ era lugarteniente de Diego Pérez Henao (‘Diego Rastrojo’), el líder de la organización criminal ‘los Rastrojos’, y el principal candidato a heredar su lugar, luego de que el patrón fuera extraditado en 2012 a Estados Unidos, por cargos de narcotráfico.
La viuda, Angie Bonilla, volvió a casarse después con un reconocido joyero de Cali, Joshua Suárez, con quien tuvo otra niña. Luego se convirtió en una influencer de estilo de vida, conocida en las redes sociales como Barbie Vanesa, dejando atrás su pasado con ‘Mascota’.
Sin embargo, ese oscuro pasado volvió a revivir a principios de este año, cuando un antiguo integrante de ‘los Rastrojos’ se presentó ante la viuda, exigiéndole que le entregara los bienes y la fortuna que había dejado “Mascota”.
La mujer explicó que no tenía nada de eso, y posteriormente se presentó el secuestro de Lyan en su casa. Los narcotraficantes cobraron más de dos millones de dólares por su liberación, y para retenerlo hicieron una alianza con el frente Jaime Martínez, que se encargó de custodiar al pequeño.