El Gobierno no tiene control sobre las 208.000 hectáreas del Parque Natural Tinigua, justo en el corazón de la Amazonia. El hogar del caimán llanero, de la nutria, de la guacamaya amarilla, de la anaconda, del tigre mariposo y del jaguar, es hoy tierra de nadie.
“Allá no entramos desde enero. Los operativos son complejos de realizar porque son zonas muy apartadas y la Fuerza Pública en el lugar no tiene las capacidades”, así se lo reveló a EL COLOMBIANO un alto funcionario del Gobierno.
El asunto es más grave.
El informe de deforestación del primer trimestre de 2018 que elabora el Ideam es dramático: Tinigua perdió 5.000 hectáreas de bosque solo este año, producto de la tala indiscriminada. Esto es como si el municipio de La Pintada, Antioquia, desapareciera del mapa.
“Esta situación se debe a un tema de acaparamiento de tierras. Han estado llegando personas a fundar nuevas fincas haciendo procesos de colonización sobre el área protegida”, explicó un funcionario de Parques Nacionales.
A esto se le suma la presencia de grupos al margen de la ley (ver recuadro) que amenazaron a los 25 funcionarios de Parques Nacionales que estaban en el territorio.
“Tenemos nuestro personal en los municipios cercanos, pero no podemos entrar porque fuimos declarados objetivo militar para entrar al área. En diciembre de 2017 nos quemaron una cabaña y, posteriormente, llegaron las amenazas para nuestra infraestructura y personal”, dijo el funcionario.
De acuerdo con Parques, Tinigua venía de un ciclo de deforestación que oscilaba entre 300 y 600 hectáreas, durante los últimos tres años, y solo en tres meses se deforestaron 5.000, es decir, hubo un aumento del 830 %.
“Estamos haciendo contacto con las comunidades que están en el parque, pero solo en algunas zonas porque las amenazas persisten. Esto nos dificulta un poco el trabajo”, dijo el empleado.
¿Las amenazas son de quién? Redes criminales se lo tomaron. Los focos de deforestación coinciden con los sitios donde los ilegales son fuertes. Regularmente, lo que sucede es que abren grandes extensiones de territorio. “No sabemos quiénes son, pero son operaciones dirigidas. Lo que están haciendo es poner viviendas, cuidanderos y llevando ganado de engorde”.
Por esa razón, Parques Nacionales adelanta un ejercicio de coordinación, en cabeza del Ministerio de Ambiente, con el Ministerio de Defensa, con Fiscalía y con las comunidades, “de tal manera que ellos nos ayuden a frenar el ingreso de más personas y detener la deforestación”.
Gonzalo Andrade, profesor de la Universidad Nacional y miembro de la Comisión permanente de áreas protegidas de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas Físicas y Naturales, explicó que la importancia de Tinigua es, básicamente, porque hace parte de un eje que se llama Área de Manejo Especial La Macarena (Amen) que incluye cuatro Parques: Sumapaz, Cordillera de los Picachos, Sierra de La Macarena y Tinigua. “Permite mantener la conexión entre los ecosistemas del Amazonas y la Orinoquia. Garantiza la conservación de cuatro cuencas hidrográficas: el río Guayabero, Guaduas, el Perdido y el Duda que permite la formación del río Guaviare y la macrocuenca del río Orinoco”.
Frente a la pregunta, ¿tenemos control sobre Tinigua?, el ministro de Ambiente, Luis Gilberto Murillo, le dijo a EL COLOMBIANO que, efectivamente, se han hecho algunos operativos, “pero hay que reconocer que ha sido una situación en la que tenemos mucha actividad ilegal. Estamos tomando todas las medidas”.