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Despecho y veneno: la supuesta obsesión fatal tras las muertes con talio

Una declaración a la Fiscalía por parte del asesor financiero Juan de Bedout, padre de una de las menores envenenadas, es una de las pistas clave del crimen.

  • Zulma Guzmán Castro salió del país y no es claro si va a negociar su entrega con la Fiscalía, que le expidió una orden de captura por el delito de homicidio agravado. Interpol la busca con Circular Roja. FOTOS: CORTESÍA
    Zulma Guzmán Castro salió del país y no es claro si va a negociar su entrega con la Fiscalía, que le expidió una orden de captura por el delito de homicidio agravado. Interpol la busca con Circular Roja. FOTOS: CORTESÍA
hace 1 hora
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Una obsesión fatal, que al parecer brotó de un romance furtivo y breve, es la daga que atraviesa el pecho del empresario Juan de Bedout Vargas, pues la mujer con la que sostuvo el lujurioso encuentro es ahora la sospechosa de envenenar a su esposa y a su hija menor de edad.

Las nuevas pistas del crimen quedaron expuestas en una declaración suya a la Fiscalía, cuyos detalles terminaron filtrados a la prensa.

Lea también: “El envenenamiento viene desde mucho antes de las frambuesas”: encontraron rastro de talio en la sangre de familiares de niña asesinada

De Bedout es un experto en finanzas y mercado de capitales, con experiencia de 25 años en el sector bancario y la inversión de bienes.

Su tragedia comenzó, de acuerdo con la investigación preliminar, en un congreso del gremio realizado en Cartagena, en el año 2018.

Allí conoció a Zulma Guzmán Castro, fundadora de la plataforma de carsharing Car-B, un negocio que requería de socios capitalistas para su crecimiento. Tanto así, que ella se presentó al reality de inversores Shark Tank Colombia, donde obtuvo presupuesto para impulsar su marca.

En palabras de De Bedout, reproducidas por El Tiempo, con esa mujer sostuvo “un enredo” allá en Cartagena.

La relación no pasó de un pecado secreto, pues el experto en finanzas era casado, padre de una niña, y su esposa, Alicia Graham, padecía cáncer.

Con el retorno a Bogotá, la “escapada” pareció quedar en el olvido, pero con el pasar de las semanas empezaron a ocurrir eventos extraños.

El talio en la sangre

De Bedout contó que su esposa comenzó a sufrir recaídas, que eran asociadas a los efectos del cáncer y la quimioterapia.

En septiembre de 2020, durante la pandemia de covid-19, Alicia Graham fue hospitalizada de emergencia. En los exámenes le detectaron residuos de talio, un metal incoloro e inodoro, que antiguamente era usado como raticida.

Los doctores estimaron que pudo tratarse de una ingesta accidental, pues no había indicios de manipulación por parte de terceros.

Sin embargo, la sustancia volvió a aparecer en su sangre en agosto de 2021, cuando tuvo una nueva recaída mientras disfrutaba de un paseo en Europa. El cáncer ya estaba muy avanzado, y Alicia no resistió. En el acta de defunción, el médico tratante reseñó que se trató de una muerte natural, derivada de la enfermedad crónica.

Luego de la velación, de acuerdo con el testimonio de De Bedout, Zulma Guzmán volvió a aparecer en el radar.

Trató de acercarse enviándole libros de superación personal, para que afrontara el duelo, y sus llamadas se hicieron más habituales.

Tal vez pensó que ella podía ocupar el vacío de la esposa, pero el viudo no dejó de verla como un desliz del pasado. En agosto de 2024 consiguió una novia, lo que al parecer desató la furia de Guzmán.

“En serio, con cualquier gurre, pero yo no. Qué tamaño de imbécil”, le escribió en un mensaje de texto, que De Bedout no borró y ahora hace parte de las evidencias de la Fiscalía.

La conducta de la examante, presuntamente, se descarriló. En una cámara de seguridad quedó registrada cuando le instaló un GPS al vehículo de De Bedout, una tecnología a la que tenía acceso por su empresa de carros compartidos. Con ese sistema podía monitorear en tiempo real la ubicación de su objetivo.

Frambuesas envenenadas

El 4 de abril de 2025 la adolescente Inés de Bedout sintió dolores estomacales, por lo que tuvo que ser internada en el hospital Fundación Santa Fe.

No resistió ni 24 horas, y al día siguiente, con apenas 14 años de edad, perdió la vida.

El mismo destino sufrió su compañera del colegio Los Nogales, Emilia Forero.

En la averiguación pericial, se constató que las menores estuvieron departiendo con otra colegiala y un joven de 21 años en una casa del barrio Rosales, en Bogotá, donde consumieron unas frambuesas achocoladas que alguien les había mandado con un domiciliario.

Las otras dos personas que probaron las frutas sobrevivieron, aunque con secuelas.

El dictamen de Medicina Legal fue homicidio por envenenamiento con talio.

En ese momento, la tragedia cobró sentido para Juan de Bedout Vargas. No podía ser coincidencia que su esposa y su hija hubieran muerto con trazas del metal en la sangre.

Con la evidencia recolectada, otros testimonios y análisis de videovigilancia, la Fiscalía concluyó que, supuestamente, Zulma Guzmán habría comprado las frambuesas por internet el 25 de marzo, nueve días antes de enviarlas a la casa de su supuesto objeto de deseo.

El 25 de octubre pasado el ente acusador emitió una orden de captura y le solicitó a Interpol que expidiera una Circular Roja de Interpol. Después de la muerte de las adolescentes, Guzmán ha transitado por Brasil, España, Reino Unido y Argentina, país en el que se cree que está cursando una maestría en Periodismo.

La empresaria les envió un mensaje de WhatsApp a sus allegados, en el que ratificó que sí tuvo un amorío con De Bedout, aunque rechazó los señalamientos. “Hola a todos. Me encuentro en medio de una situación gravísima, donde me están acusando públicamente de haber sido quien envió un veneno que mató a unas niñas hace unos meses”, relató.

Recalcó que no estaba huyendo, “me acusan, me imagino, porque tuve una relación clandestina con el papá de una de las niñas (...). Ojalá los que me conocen me apoyen y me defiendan”.

Por ahora la orden de captura está ligada a la muerte de las niñas, pero no se descarta la reclasificación del caso de Alicia Graham, para catalogarlo como homicidio en vez de muerte natural.

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