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Dos hombres armados que amenazaron a El Heraldo tenían protección de UNP mientras que en Barranquilla se desata una guerra a tres bandas

Uno de ellos aspiró a una curul de paz en el Congreso. Guerra entre criminales tiene azotada a Barranquilla.

  • Una guerra entre tres estructuras criminales tiene azotada a la capital del Atlántico. FOTO: Cortesía.
    Una guerra entre tres estructuras criminales tiene azotada a la capital del Atlántico. FOTO: Cortesía.
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30 de marzo de 2023
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Una pareja de esposos criminales y una pelea entre dos socios mafiosos tienen azotadas las calles de Barranquilla. De hecho, esa guerra es tan dura que llegó hasta a El Heraldo, donde 6 hombres armados se metieron el pasado lunes a la fuerza para exigir la publicación de una autoentrevista. Y, lo que muestra la gravedad de lo que pasa en esa ciudad, dos de ellos tenían protección de la UNP, otros tres eran escoltas de la misma entidad e incluso había uno más que fue candidato a una de las 16 curules de paz en el Congreso.

En efecto, cuando estos sujetos entraron a la brava a las instalaciones del periódico exigieron hablar con la directora, Erika Fontalvo. Su objetivo era transmitir un mensaje de Digno José Palomino, alias Digno Palomino, un criminal acusado de levantar escuelas de descuartizamiento en los barrios pobres de Barranquilla y quien ahora estaría pidiendo pista en la paz total de Gustavo Petro.

Pero la propia UNP confirmó la identidad de dos de esos sujetos: Alberto de Jesús Henao Peralta y Alexander Martínez Orozco, quienes tienen medidas de protección. Y, según reportó El Tiempo citando fuentes policiales, otro de los encapuchados es conocido en Bolívar y aspiró a una curul de paz por ese departamento.

Además, tan violento está el ambiente que la semana pasada el mismo El Heraldo confirmó que recibió una llamada de un criminal exigiendo la publicación de otra entrevista con su jefe, Jorge Eliécer Díaz, alias El Castor, quien al parecer maneja gran parte de la actividad delictiva en Barranquilla desde Venezuela; incluso, citando su experiencia en el mundo criminal, se ofreció como “gestor de paz”.

Pero, ¿qué pasa en Barranquilla? Una puja de poder para controlar todo el territorio entre “Los Rastrojos Costeños”, al mando de alias Negro Óber, “Los Costeños”, bajo el poder de alias Digno Palomino, y una disidencia de esa banda criminal que se conoce como “Los pepes”, a la cabeza de alias Castor, tiene sometida a la capital atlanticense.

Esto lo que refleja es que hay es una guerra a tres bandas en la que desbordan los homicidios. Mientras que en enero de 2022 hubo 27 casos, en 2023 fueron 31, lo que muestra un aumento del 15%. Y así se comportó febrero: en ese mes del año pasado se registraron 56 asesinatos, mientras que en el de este 2023 hubo 60.

Incluso, se indaga si parte de esa guerra fue lo que desató una masacre de 5 personas –que también dejó a otras 14 heridas– cuando varios hombres armados en motos dispararon a los asistentes a una fiesta el pasado 19 de marzo.

Pero detrás de toda esa guerra hay historias de traición. Es el caso entre “Digno Palomino” y “El Castor”, dos criminales de renombre en la Costa Caribe, que eran socios en el mundo delictivo. Incluso los dos bandidos pertenecían a la misma banda criminal, “Los Costeños”, pero esa relación se fracturó cuando comenzaron a matarse aliados de bando y bando.

Según medios locales, la primera vez que se conoció el grupo disidente de alias Castor fue a mediados de este mes, cuando un panfleto anunciaba la integración de una nueva estructura disidente a “Digno Palomino”. Y se declararon una guerra en la que hasta el momento han asesinado a familiares, amigos y conocidos en fiestas y eventos de la ciudad.

Una pareja criminal

Otra de las aristas de esta competencia armada tiene que ver con la captura de Julieth Vanessa Martínez Cantillo, alias Johana, que desató la furia de Ober Ricardo Martínez, alias Negro Óber, máximo cabecilla de “Los Rastrojos Costeños”. Aunque fue trasladado a una prisión de máxima seguridad en Popayán, de la que ya se quejó porque no tiene televisor en la celda, volvió a sembrar terror en la Costa Caribe tras las amenazas que lanzó por medio de un celular de contrabando.

Lo cierto es que son la pareja perfecta del mundo criminal porque alias Johana, una mujer de 28 años, ya era el terror de los comerciantes en Barranquilla y en otras zonas de la Costa Caribe.

Luego de que su esposo, “Negro Óber”, fuera condenado a 50 años de prisión por los delitos de extorsión, homicidio y tráfico de estupefacientes, ella quedó al mando de la banda criminal y a cargo de las actividades delictivas que incluyen violencia extrema contra la población civil.

El prontuario de alias Johana es amplio: desde hace casi cuatro años era la jefe de finanzas de la estructura ilegal y mientras su esposo hacía las llamadas extorsivas desde la cárcel a comerciantes y empresas de transporte, ella cobraba las millonarias sumas de dinero para luego invertirlas en la capital del país, según las autoridades, para que no le siguieran la pista al dinero sucio. Tras su reciente captura, en su historial delictivo ahora figuran los delitos de extorsión agravada y concierto para delinquir.

Guerra entre bandas

Para Luis Fernando Trejos, profesor de la Universidad del Norte y analista internacional, se trata de una competencia armada escenificada por tres grandes organizaciones ilegales, lo que ha derivado en un contexto de anarquía criminal en la que interactúan distintas violencias.

“Desde el año pasado venimos con un proceso de violencia ascendente por los enfrentamientos que incluye la disputa por el control de territorios. Como ninguno se ha impuesto, la violencia va a seguir y se van a presentar otros episodios de alta intensidad. La disputa no ha cesado y el Estado tampoco los ha derrotado”, explica Trejos.

Si bien la guerra del momento al parecer tiene su epicentro en los enfrentamientos entre “Digno Palomino”, “Negro Óber” y “Castor”, para el profesor Trejos se trata de una violencia colectiva que tiene muchas otras expresiones de delincuencia común y otros grupos más pequeños, “es más complejo de lo que se ve”, apuntó.

Un organigrama del mundo criminal realizado por el profesor Luis Fernando Trejos y el internacionalista Reynell Badillo explican la explosión de la guerra en Barranquilla controlada en un primer nivel por las Autodefensas Gaitanistas de Colombia o Clan del Golfo que se encargan del financiamiento, armas, vehículos y emisarios para otras estructuras armadas de la zona.

De allí derivan las organizaciones criminales de segundo nivel, y es ahí donde se ubican “Los Rastrojos Costeños” y “Los Costeños”, quienes tienen unas tareas claras como el microtráfico, la extorsión y el desplazamiento intraurbano. Todos sus servicios los prestan a las organizaciones de nivel 1.

Frente a la grave situación de seguridad que atraviesa la ciudad y las constantes amenazas de los criminales, el alcalde de Barranquilla, Jaime Pumarejo, tildó de “inconcebible” la situación y le pidió al Gobierno que tomé medidas inmediatas porque “la gente clama resultados y el Estado entero debe actuar con urgencia ante criminales que quieren acabar con la tranquilidad”, advirtio.

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