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Duque-López: una compleja relación en tiempo de pandemia
El presidente y la alcaldesa de Bogotá han tenido choques sobre cómo manejar el coronavirus.
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El presidente Iván Duque y la alcaldesa Claudia López, en algunas ocasiones, han buscado coordinar las medidas. FOTO Colprensa
Con once palabras, Claudia López resumió la tensión que hay entre ella y el presidente Iván Duque desde que llegó el coronavirus a Colombia: “las controversias con el presidente no las debe dirimir la Fiscalía”. Se refería a la apertura de indagación preliminar anunciada por la entidad a la alcaldesa por presunta violación de medida sanitaria, luego de que fuera grabada con su esposa, la senadora Angélica Lozano, haciendo compras durante el aislamiento.
En el medio de la discusión se encuentran dos estilos de gobierno y dos formas de tomar decisiones que, en vez de llegar a un punto medio, chocan una y otra vez. Enfrentamientos que diluyen ese propósito de algunos sectores de “no politizar la pandemia”.
El episodio más reciente de ese contrapunteo, que no es frontal, fue el reparo de la alcaldesa luego de que la Fiscalía anunciara el proceso en su contra, decisión que fue rechazada desde distintos sectores políticos. Y aunque Presidencia y Fiscalía van por caminos separados, López, en su reclamo, recordó un hecho bien conocido: la longeva amistad entre Duque y el fiscal general, Francisco Barbosa.
Pero varios de esos desencuentros también demuestran cierta falta de sincronía a la hora de tomar decisiones. Un ejemplo claro ocurrió cuando aún el presidente Duque no había ampliado la cuarentena hasta el 11 de mayo y hablaba de una reapertura económica. López, entonces, manifestó que “de ninguna manera” la manufactura volvería a trabajar.
El presidente quiso distanciarse de cualquier viso de pelea, aunque sin dejar de buscar jerarquía. “No es momento de pugilatos políticos”, dijo hace cinco días en entrevista con Rcn Radio, “este no es un momento para competencias de ninguna índole. Yo soy el presidente de la República y pienso en el interés de todos los colombianos”.
Los motivos
Desde ya, se vaticina una conclusión de las diferencias expuestas por ambos mandatarios: no serán asunto solo del coronavirus. El director de la maestría en Estudios Políticos y Constitucionales de la Universidad de Medellín, Pedro Piedrahita, asegura que la discusión tiene matices, pero lo resume en un tire y afloje en el que los dos han cambiado de papel: “López en un primer momento tuvo una posición proactiva y le salió adelante al Gobierno en varias decisiones. Pero las cosas han virado y ahora reacciona a las decisiones del presidente en una dinámica de competencia natural”.
Prueba de ello son dos momentos que han sido leídos como diferencias de fondo sobre las estrategias. La primera ocurrió cuando, a mediados de marzo, López anunció que se realizaría un simulacro de cuarentena entre el 21 y el 23 de marzo. Luego del anuncio de la alcaldesa de Bogotá, la Presidencia publicó, el 18 de marzo, el decreto 418 en el que se señalaba que este tipo de decisiones serían exclusivas de Duque.
La lectura que muchos hicieron, incluyendo a Piedrahita, fue que ante el simulacro –que fue replicado en otros lugares, como Medellín–, Duque se vio en la necesidad de decretar la cuarentena nacional, que inició el mismo día en que terminó el simulacro.
Sin embargo, un mes después quien reaccionó fue López. Cuando se anunció que ayer retomaban actividades los sectores de la construcción y la manufactura, López cuestionó el poco tiempo de preparación. Al final, en la noche del domingo, después del programa del presidente, anunció que, tras acordarlo con el Gobierno, que la reactivación económica no iniciaría aún.
“Por mucho que traten de tener una única línea de trabajo, cada uno de los dos tiene visiones distintas. Duque tiene que pensar de manera holística, mientras López piensa en proteger a su territorio a partir de los análisis de las cifras. Eso es lo primero que habría que analizar: cada uno tiene una visión diferente de la pandemia”, explica, por su parte, Juan Sebastián Delgado, director de Estratégik Consultores y analista político.
Y hay otro punto: aunque faltan dos años para las elecciones, el cómo se afronte la crisis, podrá dar o quitar resultados políticos en el futuro. Para Delgado, “la gente recordará cómo se gestionó esta crisis, porque ningún gobernante tendrá otra vez esta ‘oportunidad’ o de quedar muy bien o de salir muy mal”.
En el medio de una pelea que se sentirá hasta 2022 quedan los ciudadanos. Para Delgado, “la gran consecuencia que va a generar esta pelea del que más durito hable es la confusión. Es un rifirrafe que genera que la gente no sepa a cuál gobierno hacerle caso, si al nacional o al local”
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