Un grupo de mujeres apostó por capacitarse para fortalecer sus liderazgos en seis departamentos de Colombia. Asumieron el reto en medio de los riesgos que representa ser una voz dentro de territorios que, muchas veces, son escenario de disputa de los armados ilegales.
Leidis Eufemia Maigual Renza tiene 45 años, es la cabeza de un hogar de cinco hijos. El conflicto armado ha intentado aplastarla varias veces y, aun así, es una líder social y ambiental que trabaja en un territorio que sigue siendo escenario de disputa de los actores armados ilegales.
Su esposo, John Jairo Villar Vargas, era firmante del Acuerdo de Paz y desarrollaba su proyecto productivo. En enero de 2022 fue asesinado. Ella se levantó.
“Yo no la he pasado muy bien que digamos. Siempre he vivido en Puerto Guzmán (Putumayo) y en dos ocasiones fui desplazada por la violencia: 1998 y 2010. Me tocó ir a vivir a la ciudad. Tristemente, la guerra parece costumbre”, dijo.
Leidis es una de las 180 estudiantes que hacen parte de la Escuela Política Mujeres, una iniciativa de la Agencia para la Reincorporación y la Normalización (ARN) que busca fortalecer el liderazgo y la incidencia política de las mujeres firmantes del Acuerdo de Paz. Están en seis departamentos. (Ver mapa)
Son valientes. Ser mujer, firmante de paz y apostarle al liderazgo social, en un país donde persisten las disputas armadas, es riesgoso.
De acuerdo con Indepaz, en lo que va del 2025 han sido asesinados 67 líderes sociales y defensores de Derechos Humanos en Colombia. La Misión de Verificación de la ONU, por su parte, ha documentado 460 asesinatos de firmantes del Acuerdo de Paz desde 2016.
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Leidis se unió con otras mujeres víctimas de desplazamiento forzado y fundaron Lidemud (Liderazgo Empresarial de la Mujer Desplazada). Un emprendimiento que busca recursos para sus actividades y sostenimiento. (Ver para saber más)
“Tenemos tres productos que han sido un éxito como el shampoo de Achampo, el protector solar y la pomada de coca y marihuana”, señaló Eugenia.
El rol de emprendedora lo alterna con otras actividades como la representación de la mujer en la mesa departamental de víctimas, la defensa del medio ambiente y de los Derechos Humanos.
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Hace parte de Mujeres Guardianes del Agua, un grupo de defensoras que combate la deforestación y protege los recursos naturales en un municipio amazónico que es afectado por la minería del oro.
“A finales de 2024 y principios de este año tuve varias amenazas. Decían que se iban a meter con mis hijos. Varias mujeres líderes del municipio han tenido que desplazarse hacia el Ecuador”, afirmó Leidys.
Leidis quiere fortalecer sus capacidades de liderazgo, pese a la incomodidad que generan sus actividades a los actores ilegales.
En la Escuela Política Mujeres recibe, junto a firmantes de paz y miembros de la comunidad, formación en temas clave para los proceso de reincorporación y la participación política de la mujer.
“Las estudiantes profundizan temas como el proceso de paz en Colombia y los avances en reincorporación, en herramientas prácticas para la participación política de las mujeres firmantes, las diferentes acciones de género de la Política Nacional para la Reincorporación Social y Económica, el rol de las mujeres en la incidencia política y la implementación del Acuerdo y las acciones para las mujeres en el Programa de Reincorporación Integral (PRI)”, señalaron desde la ARN.
La escuela pretende que, al finalizar el proceso, las mujeres cuenten con los conocimientos clave para comprender los avances en materia de género y estarán capacitadas para incidir en la formulación e implementación de políticas públicas en sus territorios.
“Como resultado, podrán construir y fortalecer agendas de incidencia política, fundamentales para su liderazgo y participación en la construcción de paz en Colombia”, señaló Alejandra Miller, directora de la ARN.
Leidys logró terminar sus estudios de bachillerato hace poco y sus tres hijos mayores la apoyarán para que inicie sus estudios de pregrado en Trabajo Social.
Desde la ARN señalaron que la Escuela es una reafirmación de los compromisos con la garantía de derechos y el empoderamiento de las mujeres firmantes.
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“También, para promover su participación como actoras clave en la consolidación de la paz. El liderazgo de las mujeres firmantes no solo es una apuesta de equidad, sino una garantía para la no repetición del conflicto”, apuntó la directora Miller.
Durante mayo, las mujeres que asisten a la Escuela trabajaron en temas como reconciliación entre mujeres firmantes y líderes sociales, encuentros interculturales con mujeres indígenas, intercambio de saberes tradicionales, jornadas de autocuidado, el fortalecimiento organizativo mediante la adquisición de bienes y servicios para colectivos de mujeres.
“Quiero capacitarme todos los días y algún día espero tener la oportunidad de ser candidata a la alcaldía de mi municipio. Sé que puedo con el conocimiento que he adquirido en estos años. Sé que puedo tener las capacidades para gobernar y lo haré por las mujeres. Sé que lo puedo lograr”, puntualizó Leidis.
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