No estaban completos. La salida del magistrado Ariel Salazar, de la Sala Civil de la Corte Suprema de Justicia, por cumplimiento de su período, dejó desde el jueves a la Sala Plena de ese tribunal sin la mayoría que, según su reglamento interno, es necesaria para tomar decisiones. Sin embargo, este viernes votó y eligió nuevos magistrados.
Las cuentas son así: la Sala Plena debe estar compuesta por 23 juristas, pero desde finales de 2019 tenía siete vacantes por llenar. Según el reglamento del tribunal, las decisiones deben tomarse por una mayoría calificada, es decir, compuesta por las dos terceras partes de los magistrados (16). Con el retiro de Salazar, ese quorum decisorio dejaba de existir.
Mucho se especuló. Entre abogados y analistas se concinaba la tesis de una Corte politizada y dividida internamente. Quizá por eso resultó sopresivo que, en una sesión extraordinaria, los togados por fin eligieran a Gerson Chaverra, Fabio Ospitia, Hugo Quintero, Francisco Ternera, Iván Lenis y Ómar Mejía como sus nuevos compañeros.
Una decisión que no está exenta de polémica, pues por lo menos dos de ellos han sido criticados por su trayectoria y posturas, o por decisiones difíciles que debieron tomar como funcionarios judiciales (ver recuadros).
¿Cómo logró la Corte elegirlos? calculando la mayoría a partir del número real de magistrados presentes en la Sala, es decir, reduciendo el quorum de 16 a 10. Kenneth Burbano, director del Observatorio Constitucional de la U. Libre, explica que esa reinterpretación de la norma “se ajusta a derecho, en la medida en que se trata de una situación de excepción”.
El académico señaló que existe un precedente idéntico en 2010 y que la Corte es autónoma para adoptar las soluciones que tengan que ver con su propio reglamento. “Por supuesto la Corte no se puede paralizar y resolvió un problema que le iba a traer consecuencias graves”, concluyó.