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Lluvias dejan en la calle a familias en Chocó

  • Este fue el panorama con el que se encontraron los habitantes del corregimiento de Gilgal, cuando la corriente de agua bajó.
    Este fue el panorama con el que se encontraron los habitantes del corregimiento de Gilgal, cuando la corriente de agua bajó.
16 de mayo de 2016
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La compañera sentimental de Eliodoro Antonio Guisao, ambos habitantes del corregimiento Gilgal, en el municipio de Unguía, en el Chocó, dice no aguantar más la situación que vivieron por culpa del fuerte aguacero que provocó el desbordamiento del río Cuti y de quebradas. Las aguas llegaron hasta la puerta de su casa, el sábado en la madrugada, y arrasaron con todo a su paso.

Ellos y sus 8 hijos, todos menores de edad, perdieron lo que con mucho sacrifico habían conseguido entre todos, gracias a la cría de animales de corral, y los peces que su padre tenía en unos pozos cerca a su hogar. Cachamas y bocachicos, todo se lo llevó la corriente del río Cuti.

Él, oriundo de Necoclí, pero radicado en Chocó hace más de 40 años cuando era un joven aventurero, recuerda que la borrasca que hoy los tiene viviendo de las ayudas estatales, se inició a eso de las 5:30 de la mañana, cuando el afluente que pasa cerca de su casa, se desbordó.

“La lluvia comenzó tipo 3:00 de la mañana y el impacto de la creciente fue a las 5:30 de la mañana. Gracias a Dios fue en el día. Había gente que todavía estaba acostada. Eso fue como una avalancha, eso no dio tiempo de nada; el agua subió a la cintura. Yo que estoy más hacia la orilla, me tocó esperar hasta la 1:00 de la tarde que bajó el agua”, narra.

A este lugar, que se encuentra a unos 21 kilómetros de Unguía, llegaron diferentes entidades de control de riesgo, como la Cruz Roja, el Departamento de Gestión del Riesgo y otros miembros de la Administración local y departamental, quienes encontraron una destrucción total en 7 viviendas y más de 500 familias que, como la de Eliodoro, perdieron todo lo que tenían dentro de sus viviendas.

“Perdí utensilios de cocina, el mercado, todos los colchones (...). Esto por aquí está muy horrible. Gracias a Dios no pasó un accidente de muerte, pero sí animales, ropa, zapatería, cobijas, colchones. Todo eso se perdió”, agrega.

Tragedia anunciada

Esta clase de inundaciones, en la que el río se sale de su cause y genera estragos, no son nuevas para los habitantes del corregimiento de Gilgal, pues aseguran que hace más o menos unos 4 años, ocurrió una situación similar, donde también las pérdidas fueron materiales. En esa oportunidad, dicen los lugareños, quien era el alcalde hizo presencia con su gabinete municipal para dar las ayudas necesarias y las reubicación pertinentes a las familias afectadas o en situación de alto riesgo, pero esa iniciativa solo se quedó en el papel.

Las inundaciones también afectaron a habitantes de los corregimientos Tanela y Balboa, de Unguía.

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