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Los relatos de cuatro mujeres que llegaron a las filas del Ejército

Más de 5 mil mujeres se presentaron a las convocatorias del Ejército a nivel nacional y fueron seleccionadas 1.295. Estas son las historias de 4 de ellas en el mes que conmemora la lucha por sus derechos.

  • Las cuatro mujeres que ingresaron al Ejército Nacional voluntariamente. FOTO CORTESÍA
    Las cuatro mujeres que ingresaron al Ejército Nacional voluntariamente. FOTO CORTESÍA
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05 de marzo de 2023
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A Fátima ahora no la llaman por su diminutivo, ahora debe acostumbrarse a que su nombre lo digan de atrás para adelante: Cardona González Fátima Isabel. También la llaman soldado González. Ella es una de las 1.295 mujeres que pasaron la convocatoria para prestar servicio militar voluntario y –después de 25 años– conformar el primer contingente femenino de 2023. Estas son sus historias, que resaltan en el mes que conmemora la lucha de las mujeres por sus derechos.

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Las labores de las nuevas soldados serán administrativas, logísticas y de seguridad en bases, batallones, brigadas y divisiones en ciudades como Bogotá, Medellín, Cali, Barranquilla, Montería, Valledupar, Quibdó, Tunja, Yopal y Popayán. Pero el entrenamiento y preparación serán iguales a las de los hombres. Además, en tres meses –luego de jurar bandera–, tendrán los mismos beneficios económicos que ellos.

Precisamente, el llamado a que las mujeres prestaran su servicio militar obedeció a la Ley 1861 de 2017 que, de acuerdo con el Ejército Nacional, se alinea con las políticas del Gobierno. “La mujer podrá prestar el servicio militar de manera voluntaria y será obligatorio cuando las circunstancias del país lo exijan y el Gobierno Nacional lo determine, y tendrán derecho a los estímulos y prerrogativas que establece esta ley”, dicta la norma.

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A esto se le suma el trabajo de la institución militar para promover la equidad de género y fortalecer el espacio que se han ganado las mujeres dentro de la institución castrense. Actualmente, hay tres mujeres generales y una que está a punto de alcanzar su grado para ese rango y, por primera vez, existe una mujer ocupando el cargo de sargento mayor del Comando Conjunto, el más alto dentro de los suboficiales. Ahora, en esta nueva convocatoria, en tan solo un día se inscribieron alrededor de 5 mil mujeres, principalmente de Bogotá y el Eje Cafetero. Por ejemplo, Caldas cuenta con el batallón más grande a nivel nacional con cuatro pelotones de mujeres.

El objetivo del Ejército es completar tres contingentes adicionales para incorporarlos en mayo, agosto y noviembre, y así tener alrededor de 5.200 mujeres prestando su servicio militar voluntario. Por ahora, Michel, Diana, Yaidy y Fátima componen el primer contingente femenino.

EL COLOMBIANO habló con ellas para conocer lo que las impulsó a dejar toda una vida atrás para seguir su sueño de ser soldados. Estas son sus historias.

Los relatos de cuatro mujeres que llegaron a las filas del Ejército

“Yo no vine por experimentar, vine por vocación”, Fátima Isabel Cardona

Batallón de ingenieros de Combate

“Mi perspectiva desde que era niña fue ingresar al Ejército, también soñaba con ser abogada. Cuando supe que no podía ser soldado entonces me enfoqué en estudiar una carrera universitaria, pero luego me di cuenta de que iban a abrir una convocatoria militar. Aproveché e hice todo el proceso que me pedían para quedar dentro de las 1.295 mujeres que después de 25 años prestarían servicio militar voluntario. Yo veía a los soldados en televisión, en las noticias y me emocionaba mucho, por eso cuando supe que había quedado seleccionada me puse muy feliz. Ahora estoy cursando dos carreras, la de mis sueños: ser soldado profesional y la universitaria, porque pedí permiso para terminar mi último semestre de Derecho. Mi principal motivo para cambiar toda mi vida a mis 23 años fue mi familia y mis ganas de salir adelante. Aunque ellos son lo que más extraño, sé que uno en la vida tiene que hacer esfuerzos y más cuando quiere sacar adelante a los papás. Por eso estoy aquí, quiero que ellos estén más orgullosos de lo que ya están. Yo no vine por experimentar, vine por vocación, esto ya lo tenía planeado. Aquí todas y todos recibimos un trato de igualdad. Me siento orgullosa, porque ahora hago parte de uno de los batallones de mujeres más grandes a nivel nacional, somos cuatro pelotones de mujeres prestando servicio militar”.

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Los relatos de cuatro mujeres que llegaron a las filas del Ejército

“Aquí la mujer tiene voz de mando”, Michel Suárez

Batallón Guardia Presidencial

Yo estoy en el Ejército porque es algo que se lleva en la sangre así uno no quiera. Siempre quise ser psicóloga pero mi papá es militar pensionado y cuando era niña me emocionaba mucho cuando lo veía con el camuflado. Ahí descubrí que me gustaba la vida militar. Esto lo estoy tomando como una prueba y también como el primer paso hacia mi proyecto de vida. Ahora que tengo 23 años y soy psicóloga profesional, recuerdo que cuando salí a los 15 del colegio no podía ingresar a la escuela militar pero siempre me vi como soldado. Cuando me informaron que ya estaba adentro, que era una de las mujeres que iba a quedar en este primer pelotón, se me fusionaron todos los sentimientos: nervios, emoción y susto. Ahí fue cuando vi que tenía que enfrentar muchos retos porque ahora la vida es muy distinta y hay que adaptarse. Pero estoy muy feliz, porque esto es como un sueño cumplido. Lo que más me emociona es que aquí la mujer tiene voz de mando. A todas nos han tratado como soldados y nos dan a entender que como mujeres podemos desempeñar todas las tareas de un hombre. Lo que más extraño es a mi familia. Estar aquí es aceptar la lejanía”.

Los relatos de cuatro mujeres que llegaron a las filas del Ejército

“Siempre quise vestir este uniforme”, Yaidy Reyes

Batallón de Apoyo y Servicios No. 7

“A mis 19 años decidí formar parte del Ejército porque para siempre fue un sueño hacer parte de esta familia. Siempre quise vestir este uniforme y aportar mi granito de arena.

Vengo desde Acacías, Meta y cuando salía de paseo con mi familia, yo veía a los militares en la carretera y me imaginaba ahí como ellos. Además, mi principal motivación es mi familia, cuando tomé esta decisión se pusieron muy contentos, pero yo sí estaba asustada. El primer día que llegué al batallón para mí fue un remolino de sentimientos: estaba contenta y muy nerviosa por el reto que acababa de asumir, pero al mismo tiempo sentía mucha nostalgia de dejar a mi familia, eso es lo que yo más extraño: el tiempo con mis papás, con mis hermanos, sobre todo con mi sobrino que apenas tiene siete meses.

Siempre imaginé ser un soldado porque para mi lo más importante es el amor por la sociedad y el servicio a la comunidad. Ahora estoy muy agradecida porque puedo poner todo mi esfuerzo para ser la mejor”.

Los relatos de cuatro mujeres que llegaron a las filas del Ejército

“Este es mi sueño, siempre quise ser soldado”, Diana Romero

Batallón de Apoyo y Servicios No. 7

“Este es mi primer cumpleaños como soldado. Acabé de cumplir 20 años y me sentí muy bien porque recibí la noticia de que mis papás vendrían a visitarme. Ya llevaba 8 días sin verlos y ellos han sido mi principal motivación. Yo siento que toda mi vida ha estado encaminada al Ejército: mi papá fue soldado profesional y cada 31 de octubre, mis hermanos y yo nos disfrazábamos como él. Mi familia siempre fue muy hermosa para mi, un ejemplo a seguir, por eso lo más duro fue el día que nos dijeron que solo teníamos cinco minutos para despedirnos. Fue muy complicado porque ya habíamos pasado todo el día juntos en la ceremonia de recibimiento pero tuvieron que irse y se sintió un choque muy fuerte. Ahora nos toca enfrentarnos a todo solas: a formarnos, aprendernos los himnos, adaptarnos a la convivencia. Pero este es mi sueño desde que era niña, siempre quise que mi profesión fuera entrar al Ejército, por eso cuando entré sentí un orgullo inmenso porque solo pasamos 44 mujeres a este batallón. Además, vamos a ser de las primeras mujeres en tener libreta militar. En el futuro quiero hacer la carrera de suboficial del ejército porque quiero que mi papá me mire con ojos de orgullo cuando me vea con el uniforme puesto”.

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