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La tormenta política que desvela a Iván Duque
Protestas y no contar con mayorías en el Congreso amenazan la gobernabilidad del mandatario.
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El presidente de la República, Iván Duque Márquez. FOTO COLPRENSA
27 de noviembre de 2018
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Los expertos en manejo de clima, en predecir sus efectos y sus causas, consideran que la ecuación para que se dé una “tormenta perfecta” viene de la combinación de factores como calor en la superficie, frío en la altura, humedad, fuertes vientos y depresiones. El resultado es un caos, un fenómeno natural difícil de enfrentar. Así le está sucediendo al presidente Iván Duque cuando apenas completa 111 días de gobierno.
Protestas estudiantiles, mala relación con el Congreso y con el Centro Democrático, y una reforma tributaria que generó rechazo en el país, se han sumado para que el mandatario enfrente la primera gran prueba para su gobierno.
Anunciar empezando este mes que se gravaría con IVA el 80 % de los productos de la canasta familiar, fue el punto de quiebre entre el presidente Iván Duque y la opinión pública.
Su popularidad se desplomó en los primeros 100 días. Según la encuesta de Invamer pasó de 53,8 % a 27,2 %, un resultado influenciado por la Ley de Financiamiento presentada por el ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla.
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El objetivo de la propuesta era cubrir la desfinanciación de $14 billones en el presupuesto de la nación, necesarios para programas sociales. Aunque la finalidad es noble, el Gobierno recibió críticas de gremios, congresistas, ciudadanos y de la propia bancada del Centro Democrático. Así descartó la propuesta y prepara una nueva fórmula que será presentada esta semana.
Más allá de reconocer que el Gobierno escuchó los sectores y decidió rediseñar la propuesta, para algunos analistas significa un traspié o un reflejo de falta de contundencia.
Este punto, sumado al paro estudiantil, tienen al Gobierno en aprietos. A pesar de lograr un acuerdo con los rectores de las universidades públicas para asignar $3,2 billones adicionales a los presupuestos de cada año, los estudiantes continúan un paro que ya completa siete semanas y amenaza con la pérdida del semestre académico. Piden $500 mil millones para cubrir el déficit, Duque ha dicho una y otra vez que “no hay más plata”. Y las marchas continúan.
Gobernabilidad en riesgo
Para Jaime Alberto Carrión, docente de derecho de la Universidad Nacional, es normal que al inicio de un gobierno haya dificultades presupuestales. “Se está ejecutando el presupuesto de un plan de desarrollo ajeno y se supone que el anterior titular debió ser eficaz en la ejecución. En el caso colombiano la situación se ve agravada por el déficit fiscal”, dijo Carrión y agregó que en el distanciamiento de Duque del Congreso, la clase política y los sectores sociales, radica, a su juicio, el problema de gobernabilidad.
Eduardo Enríquez Maya, senador del Partido Conservador (declarado de coalición de gobierno aunque con apoyos tibios), indicó que “entre las causas que han obstaculizado los propósitos de Duque está que Santos hizo compromisos desbordados, que fueron heredados, y todos tienen que ver con gasto público”.
El representante a la Cámara del Polo Democrático Jorge Gómez opinó que la caída en la popularidad “se debe a que las elecciones no giraron entorno a propuestas, sino a la polarización del uribismo diciendo que seríamos como Venezuela y el petrismo afirmando que esto sería el reino del paramilitarismo, por eso también cae su imagen”.
Un Congreso lejano
Cinco partidos integran la coalición de Gobierno: Conservador, Centro Democrático, Partido de la U, Colombia Justa y Mira. Cambio Radical y liberales se declararon independientes. Alianza Verde, el Polo Democrático, Decentes, Farc, Colombia Humana y el Mais son oposición.
La reforma política se aprobó en el Senado pero artículos como la eliminación del Consejo Nacional Electoral no fueron aceptados. Por el contrario, intentaron meter el mico del transfuguismo, cuyo autor es el senador Roy Barreras, experto en esas maniobras.
Peor destino sufrió la reforma a la justicia. En su paso por el Senado tuvo un cambio extremo y terminó siendo un lánguido documento con pocas iniciativas que generen cambios positivos en la rama. La eliminación del Consejo Superior de la Judicatura, la creación del Tribunal de Aforados que asumiría casos penales de altos funcionarios y la eliminación de las contralorías regionales quedaron en intenciones.
Un camino similar tienen los 15 proyectos anticorrupción, solo cinco presentan avances.
Para Nicolás Pérez, senador del Centro Democrático, Duque plantea un cambio en la forma de hacer política. “Él ha dicho que su relación no será con mermelada, eso pone lentos los procesos y las reformas no salen como el Gobierno lo espera. Es el costo por hacer un cambio que vamos a agradecer en mediano plazo”, señaló Pérez.
Luis Trejos, politólogo de la Universidad del Norte opinó lo contrario. “Al presidente Duque le pesa su inexperiencia política, reflejada en no haber podido construir mayorías en el Congreso que le permitan tramitar la agenda legislativa que sustente su plan de gobierno. Al tener un discurso conciliador y sin odio, los sectores más radicales de su partido lo pueden percibir como tibio, como un traidor. En este sentido, se debe entender que él es el Presidente de Colombia, pero no el jefe de su partido, donde la última palabra la dicta Álvaro Uribe Vélez”.
Sobre la relación del ejecutivo con el Congreso, el senador Maya tiene una teoría diferente. Según él, la Cámara de Representantes y el Senado se renovaron en más del 50 % y los nuevos congresistas presentaron reformas constitucionales. “Esto tiene incidencia en las relaciones políticas porque no se ha podido evacuar, a mi juicio, ni el 10 % de las iniciativas”. Y fue más allá. “En la Comisión Primera del Senado están en trámite 29 proyectos para reformar la Constitución y en total tenemos 97. Con las otras comisiones debe haber más de 400 proyectos y por eso no se cumplen las iniciativas del Gobierno”, aseguró el senador.
Ministros sin protagonismo
Congresistas y expertos han señalado falta de liderazgo en algunas carteras. Según manifestaron en los debates de la reforma la justicia, la ministra Gloria María Borrero no logró coordinar con las bancadas y por eso 14 artículos iniciativa del Gobierno en la reforma se hundieron en plenaria.
Alberto Carrasquilla, ministro de Hacienda, quien salió airoso de la moción de censura en su contra, no se fortaleció y muestra de ello fue el fracaso de la Ley de Financiamiento. Poco ha salido a explicar la propuesta, ha mandado a algunos de sus viceministros, por eso Duque ha cargado el costo político.
La ministra del Interior, Nancy Patricia Gutiérrez, tampoco ha logrado armonía entre el ejecutivo y las bancadas. Guillermo Botero, ministro de Defensa, ha sido el más errático, con declaraciones polémicas sobre manifestaciones. Además, aún no entrega resultados contundentes y, como pudo constatar EL COLOMBIANO en territorio fronterizo con Ecuador, escasea la Fuerza Pública en la zona de influencia de alias Guacho, el disidente más temido de las Farc.
¿Uribe al rescate?
En medio de esta tormenta, el expresidente Álvaro Uribe Vélez ha lanzado el salvavidas. Aunque el inicio del mandato hubo diferencias, la caída en las encuestas del Presidente alertó al Centro Democrático y con ello a su máximo jefe, quien esta semana anunció la búsqueda de soluciones para la ley de financiamiento, la unión de su partido en torno al Gobierno y conversaciones con otros partidos para lograr una coalición. ¿Es Uribe el timón que Duque quiere para maniobrar en las aguas? Los hechos, por ahora, indican que sí.
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