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Varias veces en el año se reportan avances para que personas con parálisis de dos o los cuatro miembros vuelvan a moverse o recuperen autonomía.
La semana pasada, en The Lancet se reportó el caso de Bill Kochevar, que paralizado del cuello hacia abajo pudo volver a tomar café y comer puré de papas con tenedor al mover una mano con el poder de su mente gracias a implantes en la corteza motriz y sensores insertados en su antebrazo, que permitió que los músculos de su mano y brazo respondieran a señales cerebrales decodificadas por un computador.
Lo que fue un progreso luego de ocho años de no haberlos podido mover, también se vio esta semana en un paciente que lleva tres años de parálisis de sus piernas por un daño en la médula a nivel de la sexta vértebra torácica.
Mediante estimulación eléctrica en la médula espinal y una terapia física intensa, investigadores de la Clínica Mayo lograron que moviera las piernas, se parara y realizara movimientos tratando de dar pasos.
Si bien se trata de una tecnología incipiente, los hallazgos sugieren que funciona y puede ser perfeccionada.
“Estamos muy animados porque los resultados van más allá de nuestras expectativas”, dijo el neurocirujano Kendall Lee, principal investigador .
Este paciente, de 26 años, fue diagnosticado con una lesión motriz completa, que implica quedar sin movimiento del torso hacia abajo e insensible en esa región corporal.
El estudio comenzó con una terapia física de 22 semanas, tres sesiones a la semana, para preparar sus músculos y cumplir así con las tareas durante la estimulación de la médula.
En las evaluaciones para ver avances, algunos resultados permitieron caracterizar su lesión como incompleta, sugiriendo que podrían existir todavía conexiones durmientes en ella.
Tras la terapia fue sometido a cirugía para implantar un electrodo en el espacio epidural cerca del área de la lesión en la médula. Este es conectado a un dispositivo controlado por computador debajo de la piel del abdomen.
Este manda impulsos eléctricos a la médula vía el electrodo, permitiéndole al paciente crear movimiento.
Luego de tres semanas de recuperación de la cirugía, el paciente reasumió la terapia física con estimulación a la vez. Y en las dos primeras semanas pudo intencionalmente controlar sus músculos mientras yacía de lado, moviendo la pierna.
Además, hacía en esa posición movimientos tipo paso. Luego se paró usando sus brazos para apoyarse en barras para balancearse, indicando que su cerebro estaba enviando señales a las neuronas motrices en la médula para mover sus piernas a propósito.
“Ha puesto el tono para la rehabilitación postquirúrgica, intentando usar esas funciones el paciente recuperó más de sus capacidades”, dijo Kristin Zhao, coinvestigador.
Haber recuperado esa capacidad en solo dos semanas de estimulación es un logro para los científicos.
Los datos obtenidos sugieren que las personas con lesiones incompletas de la médula podrían ser candidatas a la terapia de estimulación epidural, aunque se requiere más investigación sobre cómo podría darse la recuperación de las funciones.
Un buen paso.