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Traición en un frente guerrillero tiene penando al Guaviare

El Frente Primero Armando Ríos, de las disidencias de “Iván Mordisco”, fue infiltrado y dividido por sus enemigos de la Segunda Marquetalia. La Defensoría emitió una alerta de seguridad.

  • Tras una visita a Guaviare, la Defensoría emitió una Alerta Temprana de Inminencia, pidiendo protección para la comunidad. En los círculos, “Iván Mordisco” (arriba) e “Iván Márquez” (abajo). FOTO: Defensoría
    Tras una visita a Guaviare, la Defensoría emitió una Alerta Temprana de Inminencia, pidiendo protección para la comunidad. En los círculos, “Iván Mordisco” (arriba) e “Iván Márquez” (abajo). FOTO : Defensoría
02 de mayo de 2023
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Una persecución de vehículos a toda velocidad asustó a los habitantes del corregimiento Boquerón, en San José del Guaviare. Al levantar la mirada, observaron patrullas de Policía y Ejército que agitaban la polvareda por una carretera, en plena selva, detrás de dos motocicletas con tres hombres a bordo.

Los perseguidos abandonaron sus motos a los pocos minutos y se metieron a una taberna, pero la escasa ventaja que llevaban no les permitió evadir a los uniformados.

“¡Ya perdieron!”, les dijo un militar, mientras los demás los requisaban. Les encontraron una pistola, 7 millones de pesos, varios paquetes de base de coca y panfletos de las Farc.

Lo más llamativo que portaban, según el reporte de Fiscalía sobre los hechos del pasado 18 de enero, era “un listado con nombres y contactos de presidentes de las Juntas de Acción Comunal del sector”.

La siguiente persecución fue el 26 de marzo, en el barrio Veinte de Julio de la capital guavirense. Dos hombres en moto, uno colombiano y otro venezolano, lanzaron una granada contra una estación de gasolina, al parecer porque el dueño no pagó la extorsión.

La Policía los persiguió y atrapó algunas cuadras más adelante, y uno de los sospechosos alcanzó a golpear tanto a un agente, que lo dejó dos semanas incapacitado. Al igual que los anteriores, también tenían panfletos de la guerrilla.

Ambos casos reflejan cómo las disidencias subversivas mantienen una fuerte presión sobre los líderes sociales de Guaviare, el sector comercial y la comunidad en general.

La situación tiende a empeorar porque la organización criminal predominante, el autodenominado Frente Primero Armando Ríos, se fracturó en dos facciones enemigas.

La gente se enteró porque a sus locales y chats de WhatsApp comenzaron a llegar panfletos a principios de este año, en los que un grupo amenazaba a sus excompañeros y reclamaba el control del territorio.

Lo sucedido implica, más allá de una traición ordinaria entre mafiosos, una movida de ajedrez criminal “inteligente”, pero peligrosa para los pobladores de Guaviare.

Disidencia de una disidencia

El Frente Primero Armando Ríos no solo es conocido en el bajo mundo por sus crímenes, sino porque fue la primera estructura de las antiguas Farc que renunció al proceso de paz de La Habana en 2016, antes de la firma del Acuerdo Final.

Bajo las órdenes de alias “Gentil Duarte” e “Iván Mordisco”, 150 integrantes se declararon en desobediencia al Secretariado de las Farc y se negaron a entregar las armas.

A partir de allí iniciaron una violenta expansión hacia los Llanos Orientales, la Amazonía, Arauca, el Catatumbo, Venezuela y la Costa Pacífica, reclutando a otros frentes renegados hasta sumar unos 3.000 combatientes en sus filas, según las autoridades.

Asumieron el nombre de Estado Mayor Central (EMC) y le declararon una guerra sin cuartel a la Segunda Marquetalia, la otra disidencia fariana comandada por “Iván Márquez”. Pero ahora, todo indica que las huestes de “Mordisco” recibieron una cucharada de su propia medicina.

Según fuentes de Inteligencia, la Segunda Marquetalia logró infiltrar al frente insignia de sus enemigos, arrebatándole parte de sus integrantes.

En consecuencia, quedaron dos estructuras: el Frente Primero Armando Ríos, del EMC; y el Frente Armando Ríos Marquetalia Bolivariano.

La fractura desató la violencia en la región, por lo que la Defensoría del Pueblo emitió a mediados de abril la Alerta Temprana de Inminencia 012-23, instando a la Fuerza Pública, al Gobierno Nacional y a las alcaldías a proteger a los pobladores de los municipios de San José del Guaviare, Calamar, Miraflores y El Retorno.

La entidad documentó nueve asesinatos relacionados con esta crisis y abandonos de cargo de parte de miembros de las juntas de acción comunal, además de extorsiones y desplazamientos forzados.

De acuerdo con el defensor del Pueblo, Carlos Camargo, “la división en dos bandos de este frente ha generado que niños y adolescentes de las comunidades indígenas y campesinas sean blanco de reclutamiento forzado. Bajo engaños o con métodos persuasivos, como préstamos de dinero, trabajo remunerado, relaciones amorosas, entre otros, son enrolados en sus filas”.

Explicó que “son muchos los casos de reclutamiento forzado. Las familias de las víctimas no pueden denunciar, si lo hacen se arriesgan a perder su vida y sus bienes. Como reina el silencio, se desconoce el número real de afectados por este flagelo”.

Las comunidades indígenas afectadas son de los pueblos nukak, jiw, tucano, karijona y sikuani, que se suman a los campesinos, colonos y residentes del casco urbano agobiados por el problema.

En Guaviare, la “paz total” anunciada por el Gobierno y las disidencias parece una promesa muy lejana.

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