Qué se iba a imaginar Duvier Alberto Buitrago que días después de conquistar en bicicleta los diez kilómetros que componen la ruta de La Catedral, en Envigado, tendría que afrontar un premio de montaña aún más complejo por cuenta de la covid-19.
Fue el pasado viernes 3 de julio que inició la etapa más difícil que ha afrontado Duvier (54 años, mecánico de mantenimiento y conversión en productos Familia). Era su sexto día de vacaciones y aunque su esposa ya mostraba algunos síntomas (fiebre, dolor de cabeza), él venía bien de salud, por lo que salió a montar bicicleta a una de las rutas urbanas más exigentes del área metropolitana.
“En la mañana salí a montar bicicleta como todos los días y me sentí bien. Ya por la noche me subió algo de fiebre y fue que empezó todo el proceso, tanto es que el sábado iba a salir otra vez a montar y ya no fui capaz y lo que hicimos fue pedir cita de atención domiciliaria”, cuenta Duvier.
El médico los visitó en el hogar y de inmediato ordenó que el matrimonio Buitrago Marulanda se realizara la prueba para detectar el Sars-CoV2. Ella (Maria Janeth) empezó a mejorar en los síntomas con el pasar de los días y se recuperó dentro de la vivienda, mientras que la fiebre y el malestar general no le daban tregua a él. Una semana después de que registraran los primeros síntomas, llegó el resultado de la prueba: positivos para covid-19.
“El día antes del resultado de la prueba me comencé a asfixiar y cuando nos dieron el resultado, creo que eso me afectó más, porque me sentía peor y tuvieron que arrancar conmigo para el hospital, porque tenía 39,5 °C de fiebre. Primero me llevaron al Pablo Tobón Uribe, pero luego, cuando necesitaba una cama UCI, por un tema de disponibilidad, fui remitido al San Vicente”, relató.
En cuestión de 10 días, entre el viernes 3 y el lunes 13 de julio, la salud de Duvier se deterioró hasta el punto que era casi un hecho que debían intubarlo.
“En la UCI solo sentía que me chuzaban varias veces al día y me dio muy duro no poder pararme de la cama para nada. Yo nunca había estado hospitalizado y como siempre estuve consciente, me tocó ver que algunos pacientes que estaban cerca murieron. Eso pega duro en el ánimo y más con la familia lejos. Lloraba mucho”, cuenta.
Aunque el cuerpo de Duvier respondía bien a la dosis de oxígeno, el ánimo estaba por el piso. Dejó de comer y a veces pensaba que no iba a ser capaz de salir de esta, porque hasta los mensajes de la familia no eran muy optimistas. Una de las tantas enfermeras que pasaba ronda lo encaró y fue clave para que cambiara el estado de ánimo y ayudara más en su recuperación.
“Me regañó, pero en buenos términos pues. Yo lo tomé como un consejo. Me dijo que pensara en mi familia, que ellos estaban pendientes y que no podía dejar de luchar. Para mí fue fundamental y me dio mucho ánimo para aguantar más tiempo boca abajo y empezar a hacer la terapia respiratoria”.
En cuatro días pasó de un pronóstico reservado a que lo sacaran de la UCI y lo pasaran a cuidados especiales.
En este lugar Duvier tuvo que ver una agresión verbal de otro paciente a una de las enfermeras. Ese episodio lo motivó a grabar en un video con su perspectiva de lo que fue vivir la enfermedad internado por su estado delicado de salud y ver que el personal que lo apoyó a él —y a muchos más— para superar los momentos más difíciles, a veces no era reconocido ni tan bien recompensado.
El sábado 18 de julio le dieron de alta y el recibimiento en la casa fue una celebración mesurada, pero emotiva. Los vecinos aplaudieron y el calor del hogar ayudó a que la recuperación avance a pasos lentos, pero seguros.
“Hace un mes hablaba con algunos compañeros y cuestionábamos por qué no conocíamos a nadie enfermo de covid. Ahora lo entiendo porque hay mucha discriminación, estigmas y temores sobre la enfermedad. Por fortuna a nosotros todo el mundo nos conoce y nos quiere”.
Sus terapias hoy consisten en caminatas de entre media y una hora en el antejardín de la casa que incluyen ejercicios de respiración tan sencillos como contener el aire lo más que pueda para ir recuperando la capacidad pulmonar.
¿La bicicleta? Sigue guardada desde el 3 de julio y cuando la pueda usar será para una etapa corta y llana. Sabe que el tema es de paciencia y que superada la enfermedad vendrá una larga pretemporada. La Catedral seguirá ahí y y desde que haya salud, la meta puede esperar .
Los datos oficiales de la Alcaldía de Medellín dan cuenta de que al finalizar la tarde de ayer la ciudad registra una ocupación de camas UCI del 89, 5 %. De la capacidad actual (695 camas) hay 622 ocupadas de las cuales 223 corresponden a pacientes covid, 79 a pacientes IRA (Infección Respiratoria Aguda) y 310 a otras patologías. El plan a corto plazo es aumentar la capacidad de camas hasta 1.000 solo en la capital antioqueña. En lo que a la ocupación de hospitalización general respecta son 3.000 camas y a la fecha se registra una ocupación del 82 %. En Medellín hay 7.743 casos activos y el 22 % del total de pacientes confirmados se han recuperado del virus Sars-CoV2. Los casos de Medellín representan el 54, 6 % de todos los ocurridos en el departamento de Antioquia donde la pandemia deja ya 222 fallecidos.
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