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Es un abre bocas a lo que se está haciendo en el mundo en arte. Un español presentó un bosque de 2.000 hongos de barro junto a lienzos en gran formato con alusiones a la lluvia, los árboles, el sol. Un paraguayo abandonó la idea de hacer cuadros y en su lugar hizo bordados en tela con frases como “cultivo un jardín en mi corazón”.
Aunque Medellín ha tenido varios antecedentes de este tipo de encuentros, como la Bienal de Coltejer (1968-1972) y los Encuentros Internacional de Arte de Medellín MDE (2007, 2011, 2015 y 2019), es la primera vez que la de São Paulo se presenta en la ciudad. El Museo de Antioquia, en parte por esa historia, se convirtió en el primero en Latinoamérica que recibe una exposición itinerante de las Bienales de São Paulo.
De visita
Este evento es pionero en el continente, indica Carlos Uribe, curador jefe de la institución antioqueña, y añade que está a la altura de la de Venecia (Italia) y la Documenta (Alemania). El nombre de la exposición, Afinidades seletivas, tiene que ver con las afecciones del ser humano con su mundo y su tiempo. “Por eso creo que hay muchas piezas que aluden a la naturaleza”, dice.
En las cuatro salas hay algunas obras que tienen esta relación, como la instalación de la argentina Sofía Borges, con pinturas que cuelgan de cortinas que a su vez están rodeadas de grandes rocas.
Una de las novedades de esta edición es que se cambia la jerarquía de curador/artista por “ensayos curatoriales”, que consisten en que varios artistas de diferentes generaciones hacen el rol de curadores, con completa autonomía. De algún modo esto hace que sea una muestra fragmentada, sin una línea común, que fue el propósito inicial.
En la sala central hay unas cajas de madera, como contenedores que soportan figuras geográficas en papel maché. “Todo se ha hecho con materia prima brasileña. Es una topografía de una región del litoral de Sau Paulo”, señala Joaquim Millan, gerente de construcción y producción de la Fundación, y quien está en Medellín desde hace cinco días para supervisar el montaje.
Carlos Uribe resalta que esta muestra es una oportunidad para acrecentar el diálogo sur-sur, es decir, entre instituciones de Suramérica. “Es decolonizar las fuerzas de poder a partir de las mismas entidades latinoamericanas”