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40 años del Mamm: de la primera a la última piedra

El Museo de Arte Moderno no solo ha crecido, sino que se ha conectado con la ciudad. Hoy está de celebración.

  • El Museo de Arte Moderno celebra 40 años de fundación. Foto: Juan Antonio Sánchez.
    El Museo de Arte Moderno celebra 40 años de fundación. Foto: Juan Antonio Sánchez.
24 de agosto de 2018
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El día en que se fundó no había nada: ni edificio ni obras ni exposiciones. Fue una reunión de amigos en la galería La Oficina, que quedaba en La Playa, en el Centro. Entonces dijeron que ese 24 de agosto de 1978, oficialmente, empezaba el Mamm. Ni acta ni firmas. Solo esa intención.

Alberto Sierra, uno de lo fundadores, contó alguna vez para este periódico, a manera de metáfora, que ese día se prendió un “fogoncito”.

“En ese momento no había dinero y tampoco garantías para tener un museo. Incluso después, en la década de los 80, cuando ya estaba la sede en Carlos E. Restrepo, había pobreza y los artistas colaborábamos con la limpieza”, cuenta la Marta Elena Vélez, artista y otra fundadora.

Tulio Rabinovich, director de 1981 a 1990, el primero que duró tantos años (su antecesor, Jorge Velásquez, estuvo solo uno), nunca cobró salario y los empleados de planta eran él, una asistente, una administradora y un mensajero.

La situación no era difícil solo para ellos. El historiador Carlos Arturo Fernández también recuerda los problemas financieros del Museo de Antioquia en los 80: “Si uno lo visitaba le iban prendiendo las luces de la sala para ahorrar en las cuentas de energía”.

Piedra angular

En entrevista para EL COLOMBIANO en 2015, Sierra, curador y galerista fundador de La Oficina en 1974, habría de recordar ese primer momento: “A mí se me metió en la cabeza que teníamos que tener un museo, después de la ausencia de las Bienales, después de que llevábamos seis años sin que pasara nada en Medellín. Yo tenía una galería de arte moderno, entonces simplemente les dije a mis amigos que habían empezado a ser coleccionistas en la galería, ‘hagamos un museo de arte moderno’”.

La fundación fue en 1978, pero la primera sede del Mamm se inauguró dos años después con una exposición de 160 obras de 60 artistas antioqueños. La sede estaba en Carlos E. Restrepo, un barrio construido a finales de los 60 y pensado para reurbanizar Otrabanda, como se le conocía al sector occidental del río. Había sido diseñado como una ciudadela moderna rodeada por universidades —la Nacional, la de Antioquia y la Pontificia Bolivariana—, una biblioteca y zonas verdes.

También era un sitio cuyo centro era un salón comunal, y eso permitió un buen maridaje cultural. “Era un privilegio. Hacíamos uniones para hacer un Salón Regional con la Biblioteca Pública Piloto o con Suramericana”, recuerda Natalia Tejada, directora del Museo entre 1991 y 2007.

Los dos pisos de esa primera sede sirvieron para hacer historia durante 29 años. Entre sus salas estaba el Salón Rabinovich (“una cantera de artistas la más brava”, los describía Sierra), una importante fuente de creadores que engrosaría las colecciones que hoy tiene el Mamm. Serían las donaciones de Débora Arango en 1987 lo que cambiaría la historia que se estaba gestando de ese joven museo de Medellín.

Piedra de toque

Los años 90 no fueron los mejores para la institución ni para la ciudad. El narcotráfico contagió de terror incluso los escenarios del arte. El sábado 9 de diciembre de 1989. una voz anónima llamó a un medio de comunicación para alertar que en una hora explotaría un artefacto en el Mamm. Desalojaron el lugar y aunque intentaron desactivarlo, al final estalló, dañando parte de la instalación y las obras.

El historiador de arte y profesor, Carlos Arturo Fernández, recuerda que era una época en la que no podía haber inauguraciones por la noche; había que hacerlas por lo general al mediodía. “La ciudad se encerró a sí misma para defender su pequeño espacio de supervivencia”.

Corría un mal augurio en esa época para la institución. También en los años 90 sucesivas administraciones le apostaron al principal museo de la ciudad, entonces el de Antioquia, por magnitud, renovación urbana, tradición (fundado en 1881) y por el apoyo decidido de Fernando Botero, quien hizo varias donaciones.

Si el de Antioquia tenía a su Botero, el Mamm tenía su Débora. Natalia Tejada cuenta la principal razón por la que salieron de Carlos E. Restrepo a la nueva sede en 2009, en Ciudad del Río, fue porque no había espacio. Un ejemplo de ello fue cuando tuvieron que desmontar la sala permanente de Débora Arango para participar del MDE07, un encuentro de arte contemporáneo que se realizó en la ciudad.

Piedra sobre piedra

El Mamm resucitó cuando se pasó para Talleres Robledo. Del local de dos pisos en Carlos E. se trasladó a una bodega de 2.900 mts2 . Su ubicación estratégica lo convirtió en epicentro cultural del sector.

Siguió creciendo y el 2 de septiembre de 2015 el Museo inauguró la expansión y triplicó su espacio (ahora tiene 9.861 mts2). Pasó de tener 6.000 visitantes anuales en Carlos E. Restrepo a 55.000 en Talleres Robledo. Para 2017, gracias al nuevo espacio, alcanzó el récord de 110.000. Este año las directivas esperan superar los 120.000, en tanto al 31 de julio ya iban por los 75.000.

El crecimiento del Mamm no significó únicamente más salas, también fue una ampliación como proyecto cultural para reenfocar la programación. “Hoy en la contemporaneidad esos cruces son fundamentales en el entendimiento del arte”, explica María Mercedes González, directora de la institución, al referirse a la programación cultural paralela.

En la actualidad, la colección asciende a más de 2.000 piezas. Cuenta González que las obras nuevas han entrado a la colección gracias a la generosidad de los artistas. “Quisiéramos pensar en adquirir arte contemporáneo con un foco particular en el colombiano”.

Y ahí siguen. Según Carlos Arturo, antes a la gente no le gustaba ir a un museo. Para él, lo más importante que tiene el Mamm ahora es haber construido un vínculo con la ciudad, que se evidencia en la presencia de más público. “Al quedar en Talleres Robledo pasó todo lo que iba a pasar”.

No será esta, por supuesto, su última piedra.

mil visitantes recibió el año pasado el Mamm, gracias a la expansión
metros cuadrdos tiene ahora un Museo que comenzó hace 40 años con una mesita.
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mil visitantes recibió el año pasado el Mamm, gracias a la expansión.
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metros cuadrados tiene ahora un Museo que comenzó hace 40 años con una mesita.
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