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La relación armoniosa que existe entre arte, ciencia y tecnología que llegó con la música electrónica tuvo sus primeros asomos a mediados del siglo XX. La idea era crear música “por síntesis a través de aparatos y máquinas”, cuenta Jorge Bejarano Barco, artista sonoro, productor cultural y curador de proyectos especiales del Mamm.
Son muchos los artistas colombianos que han entrado a navegar allí. Bejarano piensa en Jaqueline Nova, por ejemplo, “que si bien venía de la esfera académica a mediados del siglo XX, fue una de las primeras mujeres en graduarse de composición musical de la Universidad Nacional y la primera en hacer exploraciones con tecnología para la composición sonora”.
Ela Minus (Gabriela Jimeno) es otra que está llevando la electrónica colombiana a nuevos estatutos. “No es una cara nueva”, aclara el dj Dead Walkman. Este viernes, la bogotana estrenó su álbum debut Acts of Rebellion, bajo el sello Domino Records (Ver Radiografía), quienes también trabajan con artistas como Arctic Monkeys, Jon Hopkins, Hot Chip y Franz Ferdinand.
Este año iba a subir con sus sintetizadores al escenario de Coachella, después de un camino de más de 15 años de hacer música, primero desde la percusión y luego desde la improvisación en sus sintetizadores. “Este es el resultado de un trabajo sin parar y con mucha pasión. Es importante para Colombia porque demuestra que sí se puede, que el trabajo duro paga”, afirma Dead Walkman, productor techno de Bogotá.
El año que todo el círculo de Ela daba como “el que le cambiaría la carrera”, explica en conversación con EL COLOMBIANO, resultó, efectivamente, trayendo un montón de cambios. En el disco, un tema como Dominique se enfrenta con una soledad abrumadora, recuerdos entre espacios conocidos y hasta con el insomnio después de un tiempo prolongado de encierro, pero cuando Ela creó este álbum no había llegado el 2020. Lo escribió en 2018, en un momento en el que escogió aislarse y desconectarse para crear, y “es surreal que no solo esta canción, sino todo el disco se sienta tan perfecto para este momento”, dice la productora Ela Minus desde Bogotá.
Pensó en no incluirla en el álbum, “sentía que mi experiencia de estar completamente aislada y concentrada en el trabajo era algo con lo que no todo el mundo se iba a identificar. Me equivoqué, evidentemente”, comenta esta colombiana con residencia en Brooklyn, Nueva York, después de estudiar en Berklee College of Music, en Boston, donde comenzó con el jazz improvisado y el techno.
Actuar en rebelión
El álbum es, además, una carta a muchas causas de las que ella ha querido abanderarse como el feminismo y las luchas contra el racismo y el cambio climático. Además lo hace desde sus letras y en plural: en Megapunk afirma: “You won’t make us stop” (No nos harán parar).
“Creo muy profundamente en que todo el cambio, todas las revoluciones y, en realidad, casi todo en la vida es mejor cuando se hace en equipo”, dice. De hecho, su trabajo no busca ser un manifiesto de su pensamiento, “no quiero que se trate de mí lo que yo hago, sino del resto de las personas y del mundo, que escuchen las canciones y sientan que se trata de ellos y sus luchas”. Todo ello a través de sus máquinas y su voz.
Otro de los temas They Told us it was hard, but they were wrong, (nos dijeron que era difícil, pero se equivocaron). Reflexiona sobre todo eso que vale la pena, todas las cosas buenas, “las que lo divierten a uno, las que traen felicidad, y para las que siempre hay alguien que dice ‘no’ o ‘eso es muy difícil’”.
Una opinión con la que se encuentra a cada rato. “He hecho música toda la vida, y entre más pasa el tiempo, una de las cosas que más me sorprende es cómo se van quedando cada vez menos personas en el camino. Cuando era chiquita éramos una escena muy grande de gente haciendo música y cada vez hay menos de mi generación”.
Con frecuencia, viejos amigos que hacían música, pero que por alguna razón desistieron en ese camino, se le acercan y le dicen: “Tú lo lograste pero es que es dificilísimo”, y ella les responde: “¿Logré qué? Simplemente lo sigo haciendo”. No paró. “Lo del éxito siempre viene comparado con: “es que es muy difícil, es muy jodido”. En realidad nunca he entendido ese pensamiento y no me identifico para nada con él”.
Con los ojos puestos en el techno colombiano a través de su propuesta, ha demostrado su teoría: “De eso habla la canción. Nada es difícil en realidad”.
Por el camino de Minus también han transitado otras mujeres como Lucrecia Dalt, radicada en Berlín, y firmada bajo el sello RVNG. “Una de las grandes figuras de la electrónica hoy en día, pero desde una vertiente mucho más experimental y académica”, afirma Bejarano.
Otro nombre clave, en Medellín, es Verraco, apunta el compositor y productor Alejandro Bernal, quien hace parte de Mr. Bleat, Danta y Goli: “Verraco tiene un colectivo que se llama Insurgente y está haciendo un trabajo con mucha relevancia en el exterior”.
Cita también la propuesta entre Bogotá y Palenque que ha sido dúo electrónico de la banda Mitú, con quienes colaboró precisamente Ela Minus el año pasado en el proyecto Tandem.