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El claustro de San Ignacio no tendrá secretos

La azotea y otras otras zonas hoy vedadas del claustro de San Ignacio se abrirán al público en 2018.

  • Foto: Juan Antonio Sánchez Ocampo
    Foto: Juan Antonio Sánchez Ocampo
En San Ignacio se podrá subir a la terraza
13 de julio de 2017
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Más de un millón de personas acude al claustro de San Ignacio a buscar subsidios de vivienda; a matricularse en cursos de carpintería, cocina o baile, o a estudiar un rato en la biblioteca.

Ellas serán las primeras que van a enterar cuando la terraza de ese edificio patrimonial de la esquina suroriental de la Plazuela de San Ignacio esté por fin abierta y con paso libre para que suban a ver el Centro de la ciudad.

Este es el proyecto de su director, Sergio Restrepo Jaramillo: que ese edificio, y hasta partes de los dos vecinos con los que conforma un conjunto, la Iglesia de San Ignacio y el Edificio de San Francisco donde está el Paraninfo de la Universidad de Antioquia, pueda destinarse al disfrute de la comunidad.

Está en fase de formulación. Es preciso superar una etapa de restauración de ciertos espacios y adecuación de otros, antes de que la idea sea realidad. Restrepo Jaramillo dice que estará abierto en el segundo semestre de 2018, aunque no sabe si todas las obras de adecuación estarán listas entonces. Tampoco sabe de cuánto será la inversión.

De estilo ecléctico, en el que predomina el neoclásico en el exterior y el gótico adentro, el claustro es propiedad de Comfama hace nueve años.

Fue erigido junto a sus dos hermanos en 1803, para que los antioqueños no tuvieran que ir hasta Bogotá a estudiar en colegios y universidades.

El parentesco de los edificios es notorio. No solo por la apariencia, sino porque fracciones de uno se meten en el otro, como si fueran siameses.

Las oficinas de la iglesia están dentro del claustro. En la entrada de este hay una pila de agua bendita, que permanece seca y resulta inútil y absurda; más bien parece una decoración surrealista.

Al subir a la terraza, el director menciona que tiene la mejor vista del Centro. Si bien está rodeada —y muy de cerca— por edificios, estos constituyen una buena panorámica y, además, por la mitad de algunos se consigue empujar la mirada más allá, al barrio El Salvador y en él, a la estatua del Cristo que “abraza la ciudad”, como dice Gonzalo Arango en Medellín a solas contigo. Aunque en el relato del nadaísta —de los años 60—, la escultura está en una “verde y desolada colina”; ahora, en una colina atiborrada de construcciones desiguales, que Sergio compara c’on un mural de Fredy Serna.

Por la iglesia se accede al reloj, el campanario y el osario. Estos sitios harán parte de visitas guiadas.

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